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domingo, 25 de enero de 2015

Un amor, una libertad, mal entendidas

En una ocasión visite la ciudad de Paris, entre la multitud alguien noto que hablábamos español, se me acerco y pregunto: “¿es usted mexicano?”, conteste: “si, ¿usted también?”, “no, soy de Afganistán, viví mucho tiempo en Guanajuato, por eso hablo muy bien el español, tengo muy buenos recuerdos de México”, pregunte “entonces, ¿es usted musulmán?”, el hombre inclino la cabeza y sintiendo vergüenza contesto “si”, le dije, “hay una Sura del Corán que me gusta; los creyentes, los judíos, los cristianos, los sabios, quienes creen en Dios y en el último día y obran bien, ésos tienen su recompensa junto a su Señor. No tienen que temer y no estarán tristes (2:62)”. El afgano se sorprendió porque cite el Corán, quizá esperaba la critica que los occidentales hacemos a los musulmanes acusándolos de fanáticos fundamentalistas. El respondió “la mayoría de las personas desconoce lo que es el Islam, incluso los mismos musulmanes, medio oriente está siendo gobernado por una clase de musulmanes muy ignorantes”.
La religión musulmana a diferencia del catolicismo, carece de una estructura religiosa que norme a nivel mundial la interpretación de sus escrituras, el islam es parecido a las sectas cristianas donde cada grupo interpreta de un modo distinto según la región, son como etnias distintas en torno al Corán. Los católicos debemos apreciar el orden de cátedra que existe en nuestro credo, que imparte la misma enseñanza a todos los fieles a lo largo del mundo y de los siglos bajo una misma interpretación.
Tras los atentados al periódico francés “Charlie Hebdo”, recordé el testimonio de un musulmán convertido a la fe cristiana, que escapo cuando su padre intentaba degollarlo por renunciar al Islam y abrazar otra fe. Este converso perdono a su padre usando los pasajes de las Escrituras; “Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac cuando Dios lo pidió, Abraham es grande en la fe. Mi padre estuvo dispuesto a degollarme en obediencia a su fe, el no lo hace por odio, sino por amor a su fe”.
El terrorista más joven implicado en el atentado a Charlie Hebdo tiene 18 años, sus cómplices fueron asesinados a tiros por la policía. Impresiona el grado de convicción que puede llegar a tener una persona en sus ideales al grado de acabar con la vida de terceros dañando su propia vida. No debemos olvidar que uno de los autores de la mayoría de las cartas del nuevo testamento, San Pablo, también fue un fanático, aunque fariseo, antes de su conversión al cristianismo, que estuvo dispuesto a encarcelar, dar pena de muerte a los cristianos, pero que al tener un encuentro con Jesucristo paso de ser verdugo a ser mártir  de la fe cristiana, convirtiéndose en uno de los grandes maestros que dejo una gran herencia teológica. Una fe bien encaminada puede dar excelentes frutos. ¿Qué podríamos aprender de los fanáticos fundamentalistas?, su valentía, su arrojo, su fuego, su decisión, ¿Qué podríamos reprobarles?, su ceguera, su falta de piedad.

Para terminar, occidente presume la tolerancia, la libre expresión, el respeto, pero curiosamente los medios de comunicación se han vuelto sensacionalistas para vender noticias, se entrometen en la vida de los personajes públicos, les inventan mentiras, también se burlan del papa, la Virgen, etc., los católicos lo toleramos al poner la otra mejilla. Es reprobable cualquier acto violento en nombre de quien sea, cuando los medios promueven la mentira y las burlas, también cometen actos de violencia en nombre de la “libertad de expresión”.