domingo, 31 de mayo de 2015

La santidad del cuerpo

El actor Eduardo Verastegui acaba de estrenar la película “little boy”, una producción con mensaje cristiano. En los medios de comunicación, Verastegui es cuestionado por llevar 13 anos de castidad. El actor argumenta que “el sexo es un regalo de Dios, que debe compartirse en el matrimonio”, “la castidad es posible por la oración y la gracia de Dios”, y que “ambas son herramientas para tener dominio propio sobre el cuerpo y no convertirse en un esclavo de nuestras pasiones”. Eduardo argumenta que con la castidad, siendo aun soltero, le es fiel a su futura esposa que aun no conoce; “desde antes de conocerte, te fui fiel” argumenta.
Es de esperarse que en medio de una sociedad sexualizada, los comunicadores cuestionen la abstinencia de Verastegui, dado que, es galán, fornido y famoso, podría tener a la mujer que le plazca, pero su actitud y su fe, son antítesis del estereotipo de galán.
El relata que su proceso de conversión inicio tras una plática con su maestra de ingles. Necesitado de aprender el idioma para incursionar en Hollywood, su maestra al ver el modo de vida que llevaba, lo cuestiono; “¿tienes hermanas?”, “si”, “¿deseas casarte algún día, formar una familia y tener hijos?”, “si”, “¿tienes hermanas?”, “si”, la maestra le dio una hoja y le pidió que escribirá la clase de hombre que desearía para sus hijas, Eduardo lo describió: “honesto, fiel, que la ame, la cuide y la respete, …” (pedía un santo), tras la descripción su profesora pregunta; “¿eres tu esa clase de hombre?”, Eduardo se dio cuenta que no lo era, que su modo de vida estaba en la dirección equivocada, se decepciono de el mismo y su maestra pregunto; “¿porque quieres un hombre así para tu futura hija cuando tú no eres ese hombre para la hija de alguien más?”. A partir de ese momento, el actor hizo una promesa a Dios, se comprometió a tratar a toda mujer con el respeto que pide para sus hermanas, madre y futuras hijas. Comprendió que si un hombre seduce a una de sus hermanas para tener relaciones y usarlas, eso no le gustaría.
El sexo sin compromisos lastima y crea círculos de sufrimiento; hace que los hombres mientan y pierdan su integridad, que las mujeres se sientan utilizadas y decepcionadas, que se produzcan abortos y que por depresión se multiplique el suicidio, que hijos nazcan de relaciones desechas, que experimenten el vacio afectivo para después llenarlo con vicios, droga o sexo.

La santidad del cuerpo consiste en darle honor al cuerpo, honrarlo, respetarlo. Termino citando la carta de San Pablo a los Efesios; “Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos. Vivan en el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios. En cuanto al pecado carnal y cualquier clase de impureza o avaricia, ni siquiera se los mencione entre ustedes, como conviene a los santos. Lo mismo digo acerca de las obscenidades, de las malas conversaciones y de las bromas groseras: todo esto está fuera de lugar. Lo que deben hacer es dar gracias a Dios. Y sépanlo bien: ni el hombre lujurioso, ni el impuro, ni el avaro —que es un idólatra— tendrán parte en la herencia del Reino de Cristo y de Dios” (cap. 5, v. 1-5). Pidamos a Dios el don de la pureza. 

domingo, 24 de mayo de 2015

Letra que no suena

En alguna ocasión le pregunte a una bailaría; ¿Para qué sirve el arte?, ¿Qué fin persigue?, aunque ella no supo responder de modo concreto, mis interrogantes fueron pretextos para compartirle mi opinión, comunicarle que las cosas que hacemos y emprendemos quedan enaltecidas si le damos un sentido ético. El arte sirve para expresar y sensibilizar a las personas, puede humanizarnos, elevar nuestro raciocinio por medio de la apreciación, también, el arte puede convertirse en un patrimonio cultural reflejo de una generación. Cuando la disciplina artística no aporta un bien expresa el ego del artista, su pequeñez en su deseo de adulación, irónicamente, al usar su talento para sensibilizar a otros será admirado por muchos. Cuando el artista es genuino da evidencias de que cada ser humano es único e irrepetible, creatura única del gran compositor de la creación: Dios.      
Recientemente acudí a una exposición; pintura, música y poesía. Una amiga, Ernestina Ramírez Escobar leyó un poema titulado “condenada al silencio”, una analogía ingeniosa que aborda la esclavitud del silencio y el significado de ser persona. Ernestina compartió;  
“Los que gobiernan el diccionario español arbitrariamente, como casi todos los gobiernos, tomaron la decisión: ella sola no sería escuchada jamás. Fue condenada al silencio, sentenciada a acompañar a otras sin que nadie pudiese escucharla. Le dejaron ser y estar, sin derecho a expresarse con sonido propio, como un bello maniquí dentro de la relatividad dialéctica que constantemente cambia las reglas, más a mí me gusta su nombre: “hache”, y lo repito mil veces: “hache, hache, hache, hache”, pronunciando la eufonía triste y muda, incluso, he cometido pequeños desvarios, como escribirla en algunas palabras que por regla gramatical no la llevan, hacer lleva “hache”, todo lo que hago lleva “hache” y hablo con “hache” cuando exclamo ¡ah!, cuando admiro ¡oh!, me deja con la boca abierta al pronunciarla. Al exhalar el sonido mudo que habita la palabra inhalo su esencia, la esencia de la “hache”, para resarcir un poco el daño que le han hecho porque ser una letra callada es la nada existencial, la más fútil absurdidad en el cruel alfabeto de la letra que no suena”.
¿Para qué sirve ser persona?, ¿para que fuimos creados?, ¿quiénes son los dictadores que sofocan nuestra vocación humana?, ¿Algún ser humano es como la absurda “hache”, creado en el sin sentido, una letra que no suena en medio de las letras?.
Sobre el sentido de la vida humana, el catecismo expresa: “De todas las criaturas visibles sólo el hombre es "capaz de conocer y amar a su Creador"; es la "única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma"; sólo él está llamado a participar, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Para este fin ha sido creado y ésta es la razón fundamental de su dignidad. Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser puede dar en su lugar”.

El ser humano fue creado para amar y recibir amor, afecto. Un corazón incapaz de dar afecto es un corazón atado al silencio, como una “hache”, una letra que no suena.    

domingo, 17 de mayo de 2015

Glorificado ò blasfemado

En la carta a los Romanos, San Pablo basándose en el pensamiento de los profetas expreso una verdad contundente; “Por culpa de ustedes, el nombre de Dios es blasfemado entre los no creyentes” (cap. 2, v. 24). El apóstol se refiere a que por culpa de la corrupción de los maestros de la fe vendrán los insultos de parte de los incrédulos. Un bautizado que usa la religión pero que juega con la doble moral entorpece la evangelización y provoca que la Iglesia sea denostada.
  Actualmente, nuestro país vive tiempos de campañas políticas. Algunos candidatos usan palabras distintivas de la religión dándole tintes políticos; un partido afirma ser “el camino” y “la esperanza”, otro sostiene ser “la salvación” de México, un presidente de partido llamo “anti Cristo” a un comunicador y en nuestra ciudad el pleito político ya incluye a Dios. Este tipo de lenguaje muestra la degradación de la política. Los creyentes debiéramos protestar por ello, se está persiguiendo el lucro político usando el lenguaje religioso.
La Constitución de nuestro país señala en el art. 130, E; “los ministros de culto no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna”. Está claro, los hombres encargados de presidir un centro religioso no pueden participar en política. Pero, muchos políticos aprovechándose de la letra violan el ideal de la Constitución al utilizar palabras ò frases religiosas en los preámbulos a la elección. Eso va en contra del ideal Constitucional, aunque la misma, por el contexto histórico en el que se escribió (1917) no lo prohibió literalmente.
El desorden político y el malestar social, obligan a que los bautizados, los laicos, estemos más comprometidos con nuestra fe y comunidad, compensar con buenas acciones y respeto a las leyes, la mala imagen que las instituciones tienen. Permitir que se usen símbolos y lenguaje religioso con tintes políticos nos dañara, se evade el pensamiento Constitucional y se usa el credo para otros fines.
San Pablo decía a los malos creyentes; “el nombre de Dios es blasfemado entre los incrédulos por causa de ustedes…”, pero Jesús también enseño; “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos” (San Mateo 5:16). Nosotros con nuestro ejemplo podemos hacer que otros crean en la religión, duden de ella ò se aparten. Así como los malos funcionarios y candidatos que recurren a campañas sucias han ocasionado que los ciudadanos anulen su voto ò se abstengan. Debemos participar en democracia, no permitir que injuriosos nos Gobiernen, no cansarnos de exigir justicia y respeto a las leyes.  
Podemos colaborar en el bien de nuestra sociedad sin necesidad de asociarnos a un partido político. Pero, si permanecemos pasivos, siendo bautizados fríos y distantes de la problemática social, seremos vistos como incongruentes de lo que creemos, aduladores y no servidores de Dios.

Dios será glorificado por nuestras buenas acciones ò será blasfemado por nuestra mala conducta ò indiferencia. 

domingo, 10 de mayo de 2015

El caso de Ángela Conesa

Ángela Conesa es una mujer católica, tras una controversia en su parroquia publicó su indignación por redes sociales. Conesa, mujer divorciada vuelta a casar, cuestionaba a la Iglesia por no dejarla comulgar en la primera comunión de su hijo, mientras que, la Iglesia le pidió un donativo. Su crítica se volvió viral en redes sociales. Esto significa que fue leída y compartida por millones de personas alrededor del mundo. En dos días, 100 mil personas habían compartido su crítica.
Ella se negó a dar el donativo contestando de la siguiente forma; "Como buena católica (desde hoy simple cristiana), "acato" las normas y no contribuiré con donativo alguno, siendo consciente de que mi dinero como mi persona no entramos dentro de lo que la Iglesia considera "normal".
Es una tristeza que Ángela se sienta lastimada, pero consideró que la parroquia intenta hacerle un bien en todos los sentidos. Le hace un bien en permitir que su hijo comulgué por primera vez, le hace un bien en negarle a ella la comunión por tener un segundo matrimonio y le hace un bien al pedirle su apoyo monetario. Quizá muchos de nosotros no podemos entender porque la Iglesia le hace un bien al negarle la comunión y pedirle un donativo a la vez, es obvio que Ángela no lo comprende y que su formación en la fe es limitada.
En primer lugar, el apoyo monetario es una contribución para sufragar los gastos que se generan en la formación religiosa de su hijo, no es un donativo para garantizar  Eucarísticas. La catequesis es sin fines de lucro, pero el uso de las instalaciones tiene un costo para la parroquia (luz, agua, mantenimiento del inmueble, etc). Incluso, los sacerdotes necesitan recursos para sostenerse. San Pablo desde sus cartas ya lo anunciaba a los primeros bautizados; "Así también ordenó el Señor que los que proclaman el evangelio, vivan del evangelio" (1era de Corintios 9:14).
En segundo lugar, negarle la comunión por su condición le hace un bien. Su situación es conyugal es difícil, ella debe tener paciencia, solicitar la anulación y resolver este punto en su vida de fe. La enseñanza sobre el matrimonio y el divorcio fue dada por el mismo Jesucristo desde los evangelios, es clara e inamovible; "Todo el que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la que está divorciada del marido, comete adulterio" (San Lucas 6:18, San Mateo 5:32). San Pablo lo reitera en una de sus cartas; "A los casados instruyo, no yo, sino el Señor: que la mujer no debe dejar al marido (pero si lo deja, quédese sin casar, o de lo contrario que se reconcilie con su marido), y que el marido no abandone a su mujer.…" (1era de Corintios 7:10,11).
Aunque la situación es incierta para muchos divorciados, casados por segunda vez, es natural que experimenten el hambre por la Eucaristía, es un llamado de Dios a la plenitud de su Reino, sin embargo, nadie debe comer de la Eucaristía si está en una situación como esta (1era de Corintios 11:26-29). Esto no significa que Dios retire su bondad, al contrario, Dios muestra su bondad y su paciencia al llamarnos a la corrección. Dios amonesta a quien ama y lo educa con firmeza como un Padre que educa a sus hijos. En esto debemos ser menos egoístas, en vez de pedir que la Iglesia cambie para nosotros, cambiemos nosotros para la Iglesia.

Tanto para Ángela y para quienes se encuentren en esta situación, no queda otro camino que confiar en la piedad de Dios, reconocer la instrucción que nos dejo en la Iglesia. Si por nuestros errores de vida no podemos comer del pan, mostremos esa conversión de corazón respetando su designio y que el bautismo, sacramento que recibimos, sea portado con honor y gratitud al Dios que nos llamo de las tinieblas a su luz. Amén. 

sábado, 2 de mayo de 2015

¿Porque me llamas bueno?

En los evangelios se narra la plática entre Jesús y el joven rico, aquel que no pudo seguirlo porque tenía muchas posesiones. El centro de la enseñanza es la vida eterna, pero antes de esto, se presenta una pequeña retorica de Jesús hacia el joven. El texto señala; “Cuando se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?" Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno” (S. Mr. 10:17,18). Este fragmento es citado también por San Lucas (cap. 18:18,19), es una enseñanza pequeña e importante: “Solo Dios es bueno”.   
            La pregunta puede resultar escandalosa: “¿Por qué me llamas bueno?”. Pareciera que Jesús pone en duda su propia reputación, ¿Quién haría algo así?, ¿Quién cuestionaría un halago?. Es común que los seres humanos cuestionemos cuando nos señalan lo malo, no lo bueno. Sin embargo, por los halagos podemos caer en la tentación de “sentirnos más que los demás”, sin olvidar que la adulación ha sido la herramienta más efectiva de la manipulación.   
En algunos textos, Jesús es llamado “rabí” (S. Mr. 10:51 y S. Jn. 20:16), titulo usado para referirse a los grandes maestros, distinguidos conocedores de la leyes de Moisés. Quizá el joven rico se refirió a Jesús como bueno por considerarlo “rabí”. Una de las enseñanzas más representativas de Jesús sobre la humildad es aquella que señala; “En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos” (S. Mt. 23:8). De esta instrucción, Benedicto XVI expreso; “en Jerusalén, el titulo más alto que un israelita podía alcanzar era el de maestro de la ley, ya no era discípulo de nadie, con el cristianismo eso cambio, todos somos discípulos”.  
En los evangelios se expresa que la fama de Jesús se extendió por Jerusalén y mucho más allá, Siria, Galilea, Transjordania (S. Mt. 4:24), los enfermos eran traídos para ser sanados. La fama es otro motivo para llamar bueno a Jesús. Tampoco olvidemos la pregunta que realizo a sus discípulos; “¿Quién dicen ustedes que soy yo?” (S. Mt. 16:15). Esto nos hace pensar que Jesús es frontal; “¿Por qué me llamas bueno?, ¿Quién dicen ustedes que soy yo?”. El cuestiona nuestras afirmaciones para saber si conectamos la boca con la razón, si nuestro juicio posee verdad ò está basado en un prejuicio.
Es muy malo ser guiados por las habladurías del gentío, etiquetar a las personas sin usar la razón. Los judíos le gritaban a Jesús un domingo de ramos: “hosanna al hijo de David”, pero otro día despertaron gritando: “crucifíquenlo por blasfemo”.
Guiarse por etiquetas nos limita, coloca una venda en nuestros ojos que nos impide encontrarnos con la persona, lo llamamos “malo” si cree ò piensa tal cosa ò lo llamamos “bueno” porque habla de tal forma. La etiqueta suele invalidar la razón, nos puede hacer caer en el desquicio como fanáticos.  La enseñanza concreta para concluir esta reflexión es: “por sus frutos los conocerán”, no por su investidura, tampoco por lo que digan los demás, ni por su partido, ni su localidad, ni su vestimenta, ni su credo, ni su raza, sino por sus obras.