lunes, 6 de julio de 2009

La arrogancia de los letrados


Recuerdo en una ocasión soñar que para entrar al cielo era requisito aprobar un examen de admisión, para describir aquella sensación puedo decir que aquel examen tenía más de ciento cincuenta preguntas abiertas siendo un requisito contestarlo en el límite de tiempo permitido, quien lo reprobaba tenía su lugar preparado en el infierno, debo decir que el seis no era aceptado como mínimo aprobatorio y que teniendo a un ángel de Dios enfrente del pupitre es imposible copiar.


Existe una lectura llamada “quince minutos de oración ante Jesús sacramentado”, esta comienza con este texto; “Hijo mío, no es necesario saber mucho para agradarme…”, realmente debemos estar agradecidos con Dios por el modo en que ha deseado darnos salvación. Hoy dirijo mis letras a las personas que tienen estudios, unos están preparados y no creen y otros están preparados y confían en Dios. Para los primeros debo decir que Dios nos ha dado entendimiento y es justo que desarrollemos todo lo que Dios nos ha dado pues como dije El no se conforma con un seis. Quien se niega en darle una oportunidad a Dios por qué no lo puede asimilar por su entendimiento, ha hecho de su razonamiento su verdugo y debe aceptar que dentro del mundo moderno existen muchas cosas que no podemos asimilar y aun así confiamos, por ejemplo; los avances tecnológicos y de medicina, la nanotecnología, para tomar un avión todos confiamos en el piloto ó nos fiamos del médico y tomamos pasillas ó inyecciones (aunque no entendamos, creemos el diagnostico), por esto los que creemos en Dios confiamos en Cristo por la señal de la resurrección.


Ahora voy a escribir para quienes están preparados y creen en Dios, si por su conocimiento pecan de arrogantes no comprendo su Fe, y más aun si son; ministros eucarísticos, catequistas, maestros y aun así son arrogantes por servir ó saber religión, para esto daré como ejemplo al apóstol Pablo quien antes de su conversión era conocido como Saulo de Tarso tremendo defensor de la religión Judía, el cumplía con todos los requisitos necesarios para ser un ejemplo entre sus compatriotas hebreos; linaje Israelita de la tribu de Benjamín, circuncidado al octavo día como mandaba la ley de Moisés, fariseo de fariseos. No dudo que Saulo aprobara fácilmente un examen de Tora con más de ciento cincuenta preguntas y se llevara las ovaciones en su sinagoga, pero simplemente a Saulo le faltaba “humildad, amor y misericordia” y estas tres palabras por más que se estudien si no se practican no se conocen.


¿A que me refiero cuando digo? “La arrogancia de los letrados”, me refiero a quienes estudian ó estudiamos sobre el reino de Dios y nos quedamos solo con eso (conocemos las recetas pero no trabajamos en la cocina) ¿qué podemos enseñar? ó ¿de qué podemos servir? podemos servir de mal ejemplo eso sí; “como conocemos de religión pero que poco nos interesa el bien de los demás”, si nos interesa el bien de los demás, nos interesa nuestra salvación pues al cielo no se llega contestando un examen.

“Hijo mío, no es necesario saber mucho para agradarme…”