domingo, 7 de agosto de 2011

La segunda conversión




El fariseo Saulo de Tarso solicita a las autoridades hebreas la facultad para perseguir cristianos y encarcelarlos. Llendo camino a Damasco es abordado por una inmensa luz que se le presenta como Señor bajo el nombre de Jesús, al instante Saulo queda cegado y es Jesús quien le pide entrar a Damasco para encontrarse con un hombre de la fe cristiana llamado Ananias. Pasaron tres días y Saulo aun seguía ciego, pero tras ser bautizado por Ananias recobra la vista y en adelante los hombres lo llamaran Pablo. Esta historia aparece dentro del libro de los hechos de los Apóstoles y relata la conversión del Apóstol San Pablo.

Hace poco me toco platicar con una persona que cree solamente en Jesús, y se reune en una casa para leer las Sagradas Escrituras. Esta persona no asiste a ninguna Iglesia, ni es parte de ningún grupo religioso, su dogma es simplemente “creo en Jesús, no necesito mas”. Yo usaba el relato de la conversión de San Pablo para que reflexionara, pues quienes practican de este modo y se desligan de la Iglesia creen que no hacen daño alguno pero bajo mi entender si hay un peligro. Lo que deseaba compartir con aquella persona es que dentro todo el libro de los Hechos de los Apóstoles cada conversión obrada por el Espíritu Santo lleva consigo una reunión la Iglesia de los Apóstoles. La división y el sectarismo es reprobado en el Nuevo Testamento.

La conversión de San Pablo es gráfica “Cristo se muestra de un modo que produce ceguera”, así es la conversión de muchos que por una experiencia mística reconocen que Cristo es Dios pero necesitan recobrar la vista en lo que Jesus estableció, pues en la conversión de San Pablo es necesario la presencia de Ananías como representante de la Iglesia de los Apóstoles para que así reciba Saulo el bautismo y la enseñanza, pues la Iglesia fue establecida por Jesús para ir, bautizar y hacer discípulos.

La Iglesia a lo largo de la historia ha tenido que lidiar con muchos que mal interpretan las Escrituras, algunos por sus posturas han roto con la Iglesia mientras que otros se han reconciliado. El mundo moderno ha heredado todas estas malas interpretaciones en grupos y dominaciones que mas que discipular la vida del creyente lo confunden dejándolo ciego.

San Pablo al añadirse en comunión con los Apóstoles trajo muchos beneficios a la Iglesia naciente y no en vano es autor de la mayoría de las cartas del Nuevo Testamento. San Pablo por su antecedente fariseo era un erudito del judaísmo y la primer Alianza por esto pienso que entendió de un modo practico la Nueva Alianza.

Cuando me topo con personas que piensan que solo les basta Cristo y no la Iglesia, yo les hablo de los dicho por San Pedro “Tengan en cuenta que la paciencia del Señor es para nuestra salvación, como les ha escrito nuestro hermano Pablo, conforme a la sabiduría que le ha sido dada, y lo repite en todas las cartas donde trata este tema. En ellas hay pasajes difíciles de entender, que algunas personas ignorantes e inestables interpretan torcidamente como el resto de la Escritura para su propia perdición” (2da de San Pedro 3:15,16). Si San Pedro que estuvo en la transfiguración, en pentecostés y recibió las llaves del Reino de los Cielos afirma que las enseñanzas de San Pablo no son fáciles de comprender, tengamos la humildad para reconocer que la Iglesia debe educarnos, necesitamos como conversos de “un Anaias” para recobrar la vista, a esto los ex protestantes vueltos al catolicismo llaman “la segunda conversión” el añadirse a la Iglesia de los Apóstoles.