domingo, 14 de diciembre de 2014

La navidad y el janucá

No se sabe exactamente que día nació Jesucristo. La Iglesia lo celebra el 24 de diciembre pero no significa que ese día sea su nacimiento. La Iglesia celebra eventos y no fechas. En los tiempos del paganismo, los romanos celebraban al sol como deidad llamándolo “sol invictus” desde el 22 hasta el 25 de diciembre. Cuando el cristianismo se despenalizo en el imperio romano, tras el edicto de Milán del año 313 d.C., los cristianos no tenían una referencia concreta para saber la fecha exacta del nacimiento de Jesús. Por lo tanto, se reconoció a Jesucristo como el sol invicto.   
Hace algunos días leí una reflexión sobre la fiesta judía del janucá dada por un rabino. La fiesta judía de janucá conmemora la derrota de los helenos y la recuperación de la independencia judía a manos de los macabeos sobre los griegos, y la posterior purificación del Templo de Jerusalén de los iconos paganos, en el siglo II a. C. Como católico cada diciembre aprecio la llegada de la navidad, mientras los judíos celebran en las vísperas el janucá, pero ¿Qué tiene que ver una fiesta con la otra, un credo con el otro?. 
Una de las leyes y costumbres de la iluminación de janucá es colocar la menorá (lámpara de siete brazos) en la ventana de las casas judías para que los transeúntes la puedan ver. ¿Por qué los rabinos querían promover la difusión de esta tradición?. Tal vez la respuesta se puede encontrar en las lecturas que los judíos leen en sus sinagogas en sábado al iniciar janucá. El rito inicia citado a Zacarías; "Grita de alegría hija de Sión! Porque he aquí, yo vengo, y habitaré en medio de vosotros - oráculo del Señor-. En ese día muchas naciones se unirán al Señor y convertirse en su pueblo, y habitaré en medio de ti. Entonces sabrán que yo era enviado por el Señor de los ejércitos” (2:14-15). El rabino Emmanuel Viñas expresa sobre este texto en la fiesta del januca; “La profecía es clara. La presencia de Dios habitara en medio de los judíos. El resto de las naciones sentirán la presencia de Dios, se sentirán atraídos y muchos se unirán. Quienes se añadan a Dios llegaran a ser tan judíos como el resto de los judíos (“para convertirse en su pueblo”). Esto es profetizado en la declaración "y habitaré en medio de ti" después de haber dicho que se unirán a Dios y serán su pueblo. Por último, la bendición más alta será conferida al pueblo judío - los Judíos se sentirán ciertos que Dios es el Dios verdadero y que sus profetas son verdaderos”.
Lo interesante es meditar en diciembre sobre aquello que señalan ambos pueblos; los judíos celebrando janucá, citando a Zacarías, anunciando que la presencia de Dios habitara en medio de Israel y que muchas naciones se añadirán al Dios de Abraham, por otro, el mundo cristiano celebrando en la navidad el nacimiento de Jesucristo, Dios habito entre nosotros y nosotros sin ser judíos nos sentimos parte del pueblo de Dios. Es verdad que la bendición más alta la han recibido los judíos, Jesús y la Virgen María son judíos. La gran incógnita es, ¿Cómo es que judíos y romanos concordaron en que diciembre seria el mes para proclamar que “Dios habitaría en medio de nosotros”, unos con el januca y otros con la navidad?. Esas son “Dioscidencias”.