domingo, 2 de julio de 2017

Confiar en Dios

En una reunión con amigos, alguien comento “creo que no confío en Dios lo suficiente…”, conteste: “¿Cómo lo sabes?”. Muchos nos hemos realizado la pregunta partiendo desde el prejuicio pensando que no nos fiamos de Dios lo suficiente, creo que Dios tampoco exigirá más de lo que podamos ofrecerle, aunque siempre nos invitara a dar algo más cuando podemos darlo.
Pero, ¿Cómo sabemos que no confiamos en Dios?. En primer lugar, hacerse la pregunta tiene en si un valor, una virtud, no cualquiera se pregunta tal cosa, quien se cuestiona, lo hace en un intento de confiar en Dios de modo correcto. Entonces, más que sufrir por la interrogante debemos alegrarnos porque nuestro interés está en agradar a Dios, y eso, será bien recibido por Él. Creer que no confiamos en Dios puede ser también una tentación de Satán para no disfrutar y lamentarnos por nuestra incapacidad humana. Confiamos en Dios porque tenemos fe. No debemos sufrir creyendo que vendrán pruebas que no podremos superar, ya lo dijo Jesús;  “no se preocupen por el día de mañana, el día de mañana traerá su propio afán…” (S. Mateo 6:34).    
¿Cómo sabemos que no confiamos en Dios cuando Él nos regalo la vida, nos dio casa, trabajo y alimento?, ¿estaremos mortificados creyendo que no confiamos en Dios lo suficiente para no disfrutar lo que Dios nos dio?. Debemos entender que Dios llama al hombre para disfrutar porque Dios nos invita al Edén eterno. Cuando un hombre se arrepiente de su mala vida esta confiando en Dios, está admitiendo que Dios ofrece una mejor vida para disfrutar y el arrepentimiento es el primer paso de esa confianza.   
Desde el canon ético, confía en Dios aquel que se fía de sus mandamientos –aunque no tenga religión- desde el punto de vista religioso, confía en Dios aquel que cree que Jesús es el mesías –aunque no participe de la Iglesia- desde el punto dogmatico, confía en Dios aquel que se fía de las promesas de Jesús entregadas a sus apóstoles –aunque no logre entenderlas ó las entienda- Desde la generalidad, confía en Dios aquel que cree, aquel que entiende que la creación esta mas allá de lo que vemos y tocamos. Confía en Dios el que puede hacer daño y no lo hace, aquel que opta por hacer el bien.
La vida de fe es parecida a la vida humana; de niños nuestros padres están al cuidado de nosotros, se manifiestan en cualquier momento e instante, en la edad adulta pasamos más tiempo en las obligaciones, vemos poco a nuestros padres pero sabemos que están ahí. Cuando experimentamos la conversión, en el despertar a la vida de fe, Dios parece evidente, se manifiesta en experiencias de vida que se vuelven inolvidables, conforme pasa el tiempo aquellas manifestaciones son esporádicas ó nulas. Esta ausencia es la invitación que Dios nos hace para confiar más allá de lo vivido. Somos sus hijos.
De esto puedo contar una historia, había dos hombres, uno hacia oración y quería sentir la presencia de Dios en cada oración, otro, cuando hacia oración no prestaba importancia si sentía ó no, el lo hacía. ¿Cuál de los dos confiaba más?, creo que el segundo porque se necesita más fe para orar y no sentir nada. El argumento es que Dios sigue ahí sin importar si lo sentimos ó no. Dios está con nosotros.  
Espero que quienes experimentaron una conversión no alimenten su fe solo por emociones. Es bueno buscar las cosas que nos hacen sentir cerca de Dios, solo debemos entender que cuando no sintamos nada, debemos seguir ahí porque Dios sigue ahí.