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domingo, 26 de septiembre de 2010

La emoción

En lo personal me gusta mucho el dibujo, desde niño siempre tuve la habilidad para dibujar, recuerdo que cuando veía manchas en las paredes ó en los pupitres y las formas de las manchas se asemejaban algún animal ó personaje, yo con el lápiz ó el crayón delineaba la figura y añadía elementos para que la mancha se pareciera aun mas a lo que yo imagine. ¿Quién no ha mirado las nubes y ha dicho?, “mira, parece un animal”, ó ¿Quién no ha visto las sombras en los cerros y expresado?, “mira, parece el perfil de una persona”, incluso decimos que la luna tiene un conejo, pero cuando una mancha se asemeja a un símbolo religioso muchos entran en emoción y dicen: “¿Será un milagro?”, “¡Es un milagro!”.

Se dice que en una población lejana, una humedad sobre una barda formo una imagen que se asemejaba a la del Cristo de la divina misericordia, entre los católicos unos creían y hacían mandas y otros no sabían que pensar, los protestantes se burlaban porque decían que eso no estaba en la Biblia, y el párroco a sus adentros pensaba: “No conviene tomar postura, no valla ser que me mal entiendan y confunda mas a la gente, mejor sigo anunciando la enseñanza de la Iglesia pues para eso fui ordenado y esa es la voluntad de Cristo”.

Narrare ahora una anécdota personal. Después de mi primera comunión paso muchísimo tiempo para que yo de nuevo volviera a comulgar, tal vez porque crecí y fui perdiendo la Fe, ó quizá porque lentamente me deje guiar por todas las enseñanzas distintas a la Iglesia. Pero cuando la Fe llego de nuevo, y de nuevo la confianza en la Iglesia, volví a comulgar después de muchísimo tiempo y sentí un baño espiritual, una renovación en mi mente y en mi espíritu. Hoy trato de comulgar frecuentemente, pero ya no siento en cada comunión aquel baño del Espíritu Santo descendiendo sobre mi, ¿Por qué?, ¿Por qué antes si sentía y ahora no?, ¿Será que Dios se olvido de mi?. Después entendí que mi actitud era muy egoísta, ¿Por qué me interesa solo lo que yo sienta?, ¿Porque no me pregunto, que siente Cristo cada vez que yo comulgo?, ¿Qué solo lo que yo sienta es lo que interesa y lo que sienta Cristo no interesa tanto?. Aunque en la tierra no sintamos gran cosa, el relato de la oveja perdida afirma; “Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido. Yo les digo que de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que vuelve a Dios que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse.” (Lucas 15; 6,7). Esto lo entendí muy bien, hay alegría en el cielo aunque en la tierra no sintamos nada.

Volviendo al relato de la humedad en forma del Señor de la divina misericordia. ¡La comunidad estaba emocionada!, el propietario de la barda se sentía escogido por Dios, se hacían grupos de oración entorno a la barda, flores, canciones, veladoras, fotos de familiares fallecidos a los pies de la barda, chamacos comiendo raspados y paletas, promesas de conversión, lagrimas, peticiones, etc. Entre mas fama ganaba la barda de la misericordia mas se polarizaba la comunidad, los protestantes insistían que eso no estaba escrito, y los devotos decían: “Dios nos visito”. Mientras tanto, el Párroco de aquella comunidad diariamente ofrecía a Cristo para todos en la Eucaristía, elevando el pan, pronunciando las palabras para consagrarlo citando las Sagradas Escrituras. Pero la gente de aquella comunidad no asistía a la comunión simplemente porque en aquel acto ¡no sentían nada!. Al tiempo la humedad se fue de la barda y también se fue la gente, pero la Iglesia siguió.

domingo, 19 de septiembre de 2010

La adoración a Dios


Israel era un pueblo formado por doce tribus extendidas a lo largo de Canaán, todas las tribus tenían como sede religiosa la ciudad de Jerusalén por su templo. El templo de los hebreos era de suma importancia porque en el habitaba la presencia de Dios, dentro del templo en el lugar llamado “El Santo de los Santos” estaba el arca de la Alianza, y dentro del arca estaban la vara de Aaron y las tablas de Moisés que contenían los diez mandamientos del monte Sinaí.

La historia de Israel relata que las tribus del norte de Canaán fueron desterradas a Babilonia, quedando en el sur de Canaán la sede religiosa en Jerusalén con solo dos tribus, Judá y Levi. Las diez tribus restantes estando en Babilonia se convirtieron en mestizos, siendo los samaritanos el fruto de la mezcla entre dos razas. Cuando los hebreos mestizos son liberados de Babilonia y retornan al norte de Canaán establecen su sede religiosa en la ciudad de Samaria, buscando retornar a sus raíces hebreas establecen un culto similar al de los hebreos de Jerusalén. Esta nueva sede traería un celo entre los samaritanos y los de la tribu de Judá. Para los Judíos, la sede era Jerusalén y ahí se debía adorar a Dios pues ahí estaba el templo y la promesa de Dios dada a Salomón (2da de Crónicas, Cap. 5-7).

Tiempo después el evangelista San Juan narrará la platica entre Jesús y la samaritana, siendo la ciudad de adoración una interrogante para esta mujer; “Los patriarcas adoraron en este monte, pero los Judíos dicen que en Jerusalén se debe adorar a Dios, ¿Dónde se debe adorar?” (San Juan 4:20). Jesús responderá a la samaritana que el Mesías viene al mundo por la descendencia de la tribu de Judá, y que en la Nueva Alianza se dará culto a Dios en Espíritu y en Verdad. De esta nueva adoración (de la cual participamos actualmente), otra cita del Evangelio nos dará otra señal, pues una platica entre Jesús y los fariseos, dice: “Destruyan este templo y yo lo reconstruiré en tres días” (San Mateo 27,40), los fariseos no entendieron las palabras de Jesús pues solo imaginaban el templo construido por el Rey Salomón en Jerusalén, pero Jesús se refería a su propio cuerpo como templo de Dios, señalando tres días para referirse a su resurrección.

Tras la resurrección de Cristo, los Apóstoles se refieren a nuestro cuerpo como “El templo del Espíritu Santo” (1º Carta a los Corintios 6,19), pues por los sacramentos hacemos presente a Dios dentro de nosotros. Como ya mencione, para los Israelitas el templo era de suma importancia pues en el habitaba la presencia de Dios y los elementos de la Antigua Alianza establecida con Moisés. Para nosotros en la Nueva Alianza, por el sacrificio de Cristo nos convertimos en templos ó sagrarios de Dios, pues por Jesús nos alimentamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo que son piezas centrales en el establecimiento de la Nueva Alianza (San Mateo 26,28).

Miremos a los samaritanos que por el destierro perdieron las nociones religiosas y establecieron una sede distinta con un culto similar pero incompleto. Jesús nos ha compartido su cuerpo y su sangre haciendo de nuestro cuerpo su sagrario, su casa de oración. No seamos movidos por la ignorancia religiosa, no establezcamos un culto distinto pero similar al instituido por Cristo, no nos hagamos mestizos con las creencias extrañas al Cristianismo de los Apóstoles. Malo es acostumbrarse a vivir en el destierro, lejos del templo de Dios, nuestro cuerpo es el templo del Espiritu de Dios porque somos su sagrario, un templo sin la presencia de Dios no es templo de nada, aunque exteriormente luzca similar.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Los valores y la utilidad

¿Cómo podemos valorar el costo de las cosas?, por lo general el costo de las cosas va asociado con la “renta” ó el “beneficio que estas otorgan”. Una definición sencilla para la palabra “renta” es la utilidad ó beneficio que nos rinde una cosa. A mayores beneficios mayor el costo del bien. Cuando recibimos de una inversión inicial un ingreso constante que cubre los gastos de operación decimos que un negocio es “rentable”. A mayor utilidad mas deseable es el negocio, a menor utilidad el negocio es menos deseado y vale menos.

En una ocasión, un hombre compro 5 hectáreas a $60 pesos por m2, sobre ellas desarrollo un proyecto, solicito permisos y compro los derechos para introducir servicios, hizo tercerías, construyo una barda perimetral, colo guarniciones y banquetas, e hizo una calle interior que conecto al Blvd. principal, y en el acceso puso con cartel que decía: “Venta de terrenos, lotes desde 150 m2 a solo $1,200 pesos por m2”. Podemos decir que este hombre recibirá una “renta” ó “utilidad” bruta de $1,200 pesos por cada m2. Este inversionista incremento el “valor” de su propiedad pues añadió “beneficios” (servicios, barda, calles, etc).

Aplicando esta parábola a la vida de las personas y fuera de las expresiones monetarias, debemos reconocer que las naciones necesitan ciudadanos que otorguen “beneficios” mas que perjuicios, esto significa que los individuo sean de “utilidad” a sus comunidades pues todos formamos parte de una comunidad y de esta forma todos damos y recibimos beneficios, así es como en base al “beneficio” viviremos en una mejor ó peor sociedad. Se dice que la sociedad ha tenido una gran perdida, cuando fallece una persona que por su vida y ejemplo otorgaba beneficios y era de utilidad para muchos. Podemos decir entonces, que una persona rinde mayor “utilidad” a su comunidad en razón a la practica y la convicción de los “valores”: “ética, fidelidad, respeto, compromiso, apego a la verdad, etc.”. Siendo los valores, aquellos conceptos que elevan la calidad de las personas y la comunidad. Una persona que desee ser valorada positivamente por su comunidad, deberá crecer en valores para aumentar su capacidad de otorgar beneficios a terceros y para si. Como ya mencione, la comunidad recibirá ó se privara de los beneficios emanados de los valores que practiquen ó dejen de practicar los miembros que integran tal sociedad.

Cuando empezamos a ver la perdida de los valores en una sociedad, como miembros de ella dejamos de recibir beneficios, pues se multiplican las cosas que le restan valor: “corrupción, desintegración familiar, alcoholismo, etc”. Si habláramos de la sociedad en el sentido monetario lo entenderíamos claramente: “la sociedad ha perdido valor, se devalúo”, recibiremos menor “utilidad” de ella porque ha decrecido su valor. Es preferible emigrar.

Volviendo al aspecto individual, digo que estimamos a los demás en relación con sus valores: “decencia, compasión, compromiso, etc.”. Por esto deduzco que la practica de la vida Cristiana nos añade valor, pero para practicar primero hay que conocer, y para conocer primero hay que creer.

Jesús como el inversionista a lo que valía poco le añadió valor por medio de su enseñanza, y así la humanidad recibe beneficios por la vida de los hombres que han perseverado en la practica del Cristianismo. Esto añade valor también a la sociedad.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Por la santidad de uno


En la creencia antigua de los Israelitas toda circunstancia buena ó mala de la vida se le atribuía su origen en la voluntad de Dios. Si la comunidad era afortunada económicamente, la creencia antigua suponía que esto era una bendición de Dios, por el contrario si una desgracia caía sobre ellos, sea terremoto ó invasión, la interpretación de la época era que Dios había enviado un castigo.

Los primeros cinco libros de la biblia fueron escritos por Moisés y a esta colección se le llama Pentateuco. En tiempos de Moisés los hebreos aun no sabían que Dios es amor y percibían la religión de este modo, pero nosotros por Cristo sabemos que Dios es amor. De tal modo, debemos leer los textos antiguos estando concientes de la revelación que tenia el autor sobre Dios en su época, pues recordemos que Jesucristo completa la revelación muchos siglos después.

Aun así, Moisés escribe cosas de las cuales podemos aprender si las leemos desde la enseñanza dada por Jesús. Moisés escribe en Génesis la destrucción de Sodoma y Gomorra mencionando la intercesión de Abraham para la salvación de los justos. Génesis dice de esta forma: Dijo entonces Dios, “Las quejas contra Sodoma y Gomorra son enormes, y su pecado es en verdad muy grande. Voy a visitarlos, y comprobaré si han actuado según esas quejas que han llegado hasta mí. Si no es así, lo sabré”. Los hombres partieron y se dirigieron a Sodoma, mientras Dios se quedaba de pie delante de Abrahán. Se acercó entonces Abrahán y le dijo: “¿Es cierto que vas a exterminar al justo junto con el malvado? Tal vez haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿es cierto que vas a acabar con todos y no perdonar el lugar en atención a esos cincuenta justos?. ¡Tú no vas a hacer algo semejante, permitir que el bueno sea tratado igual que el malvado! ¿O es que el juez de toda la tierra no aceptará lo que es justo?”, Dios le dijo: “Si encuentro en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo el lugar en atención a ellos”. (Génesis 18:20-26).

El relato de Moisés indica que Abraham busco cincuenta justos y no los encontró, Abraham solicito a Dios el perdón de toda la comunidad en caso se encontrar solo treinta justos, Dios acepto pero Abraham no los encontró, y Abraham pidió de nuevo a Dios el perdón de toda la comunidad en caso de encontrar solo diez justos, Dios acepto perdonar a toda Sodoma en atención a esos diez justos, pero Abraham no encontró en Sodoma ningún justo.

La enseñanza que nosotros podemos retomar de esto, a mi modo personal de ver, es que si en Sodoma hubiera existido un solo justo, esta comunidad hubiera recibiría el perdón de Dios en atención a este solo justo. Por esta razón, miremos nuestras comunidades y entendamos que en ellas habita Jesucristo en el sagrario, y es por atención a Cristo que Dios ha decidido otorgar el perdonar a quien lo busque, a pesar de que nuestras acciones sean malas ó a pesar de que caigamos en los mismos errores.

Considerémonos afortunados por tener a Cristo, dado que por su resurrección y su vida, es posible la resurrección y el perdón de todos.