Hace muchos años vi una foto por
Internet donde al fondo de una Iglesia estaba un Cristo de madera, de lado
izquierdo la bandera de Estados Unidos y de lado derecho un busto de Hitler y
una bandera suástica Nazi. Obviamente, esta Iglesia no era católica, pero la
interrogante para mi fue, ¿cómo es que en un mismo culto convergen dos
creencias tan discrepantes?. Todo radica en la interpretación de las Sagradas Escrituras.
Sobre la libre interpretación de
los textos Sagrados, debemos remontarnos al cisma religioso que vivió Europa
provocado por la radicalización de Lutero y el nacimiento del protestantismo
que fue posterior al descubrimiento de América. Países como Inglaterra,
Alemania, Noruega, Suecia abrazaron el protestantismo, mientras que España,
Francia, Italia y Portugal el catolicismo. De esta forma, el nuevo continente
seria colonizado bajo distintas perspectivas de interpretación. Por un lado,
Norteamérica heredaría de la Europa protestante sus credos: Anglicanos,
Calvinistas, Metodistas, Bautistas en su mayoría, que defendían el libre examen
y la libre interpretación de la Biblia, mientras que el resto del continente
recibirá los credos de los países católicos de Europa: España, Francia y
Portugal.
Dentro de las Sagradas Escrituras
existe un texto escrito por San Pablo que mal interpretado podría justificar el
racismo, por lo tanto cito y explico: “No os unáis en yugo desigual con los
incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y
qué comunión la luz con las tinieblas?¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O
qué parte el creyente con el incrédulo? (2da de Corintios 6:14,15). Esta unión
entre creyentes e incrédulos podría considerarse como la unión conyugal y de
culto, obviamente, en tiempos de la conquista de América los incrédulos paganos
son los indígenas nativos y los europeos los creyentes de Cristo, pero, como ya
mencioné, el texto de San Pablo no debe interpretarse equivocadamente, pues, el
Apóstol escribe en el siglo I, donde la Iglesia es una minoría de distintas
etnias nacida en la fiesta de Pentecostés, inmersa en un contexto oriental de
mayorías politeístas. San Pablo no llama “incrédulo” a una raza sino a un modo
de vida y en su carta recomienda a los creyentes de Corinto no unirse a los
ritos de las culturas paganas de la época, a los cultos griegos y romanos
politeístas. En la primera carta a los Corintios dentro del capitulo siete se
mencionan las relaciones conyugales entre creyentes e incrédulos, pero, bajo el
contexto de la carta debemos reconocer que “el incrédulo” es una persona que
procede de familias paganas y no un incrédulo moderno nacido en un contexto
evangelizado.
Las trece colonias Inglesas en
Norteamérica una vez que lograron su independencia del dominio británico
definirían de modo distinto la libertad humana, por un lado, la costa norte
impondrá la abolición de la esclavitud, mientras que la costa sur luchara por
el "derecho blanco" de poseer esclavos negros. Aunque Abraham Lincon
abolió la esclavitud, la conducta racista continúa. Mientras que, en las
regiones donde imperó el dominio español y francés el pueblo era mestizo y la
esclavitud estaba abolida por no discrepar en la interpretación del deseo
divino. De esta forma, la sociedad de la América de mediados del siglo XIX se
conformaría de modo distinto, Norteamérica por grupos raciales: blancos,
negros, e indios. Centro y sur América con mayoría de indios, mestizos,
criollos y una minoría de mulatos.
En lo personal creo que todas las
creencias pueden aportar algo en beneficio de la construcción de la paz, pero,
ojala que como creyentes aprendamos de la historia y conozcamos la
interpretación de la Iglesia en los temas que nos competen en la construcción
de la sociedad de hoy, pues, la interpretación de lo que es “justo” es una raíz
sembrada hoy que heredaran las próximas generaciones de esta Nación.