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sábado, 24 de marzo de 2012

La visita del Papa en números




En la reciente visita de Benedicto XVI a tierras mexicanas no pueden faltar las voces de protesta que se oponen al despilfarro de parte del Estado para eventos públicos. Es evidente que existe un descontento social por la administración de los recursos públicos y su uso en tiempos de la crisis internacional. Muchos españoles se opusieron a la visita de Benedicto XVI en las Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Madrid, España en 2011, pancartas de los manifestantes decían; “no de mis impuestos a eventos religiosos” ó “el impuesto de los ateos no es para eventos católicos”, es de entenderse este malestar, y en aquella ocasión Alejandro Bermúdez director de ACI prensa realizo un análisis financiero del evento que resultó bastante interesante del cual pocos ciudadanos Españoles conocen. Hoy, me he dado a la tarea de investigar y recopilar información financiera entorno a la gira de Benedicto XVI a México. Según Notimex, “El secretario de Obra Pública del estado de Guanajuato, Martín Malagón Ríos, indicó que se invirtió 75 millones de pesos en una serie de plataformas, en donde se concentraron los asistentes. También indicó que el gobierno del estado aportó dos millones de pesos para la iluminación de la Catedral Basílica de León, donde el Papa Benedicto XVI oficio un rezo de vísperas para los obispos de América Latina”. Según un comunicado de Excélsior al 21 de marzo se informó que: “el gobierno estatal aportó 110 millones de pesos, el municipio de León, 13 millones, la alcaldía de Silao, 5.5 millones, y el ayuntamiento de Guanajuato 7.7 millones. La inversión suma 136.2 millones de pesos, quedando aún por definir cuánto fue erogado para arreglar la Catedral leonesa. El gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva Ramírez, y los alcaldes Ricardo Sheffield, de León, Édgar Castro, de Guanajuato, y Juan Tovar, de Silao, coincidieron en que todos los trabajos de acondicionamiento, embellecimiento y restauración no han sido ex profeso para la venida del Pontífice, sino porque se requerían; la adecuación del Parque Expo Bicentenario, la restauración de la Catedral Metropolitana, de León, o los trabajos en la Casa del Conde Rul o en la de Cristo Rey, en el cerro del Cubilete”. La derrama económica provocada por el consumo de los turistas que esperan ver al Papa no se puede calcular aun con exactitud, Según el Universal lo estima “en 775 millones de pesos”, Notimex lo estima en “1,000 millones de pesos” porque considera “una derrama de 290 millones de pesos relacionada al transporte”, Según el Gobernador de Guanajuato el ingreso tan sólo en el sector hotelero ascenderá a 880 millones de pesos. Si tomamos el monto mayor de la inversión pública (136 millones) que incluye las obras necesarias ya citadas y consideramos tan solo el I.V.A. (impuesto al valor agregado) generado por hospedaje de turistas, la Federación recibirá 140 millones de pesos por  I.V.A. sin considerar otros impuestos. El gasto público regresa por medio de los impuestos generados por los turistas y los inmuebles mencionados quedan remodelados. Si consideramos la derrama económica menor (775 millones) sobre el gasto del Gobierno (136 millones) la comunidad Guanajuatense recibirá $5.50 pesos por cada $1 peso aportado por el Gobierno para el evento. No existe otro mecanismo en el cual el pueblo reciba tantos ingresos por cada peso invertido por el Estado, desde hoteleros hasta ambulantes están fascinados por recibir tal número de clientes, bien vale la pena decir; ¡Te esperamos, vuelve pronto Benedicto…!. 




domingo, 18 de marzo de 2012

La integridad


Reflexionaba sobre el sacrificio de Jesús, sobre todo cuando se dice de él; “como un cordero fue llevado al matadero…”. Los corderos para sacrificio de la pascua en Jerusalén no debían rebasar el año de edad, porque, hasta esa edad los corderitos no oponen resistencia a sus verdugos. Jesús no opuso resistencia en su captura, incluso, se negó a que otros respondieran con violencia, resistió una gran cantidad de azotes y no se rebeló en contra de su crucifixión.

El valor humano de la integridad es dirigirse en esta vida con rectitud total, con plenitud, con una coherencia entre nuestras palabras y nuestras obras. Los evangelistas describen a un Jesús integro en su discurso y en sus actos, pues, en su tortura estaba también mostrando su integridad personal y la grandeza de su cátedra; “Si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra…”, “ama a tus enemigos y reza por tus perseguidores…”, esto es, integridad, no retractarse de la creencia, sino, poner la otra mejilla hasta el final, resistir las agresiones sin que dobleguemos nuestra fe por la presión violenta de los demás, la tentación es responder con violencia, pero, si caemos en el circulo de la violencia: “verbal ó física” quedaremos vencidos ante los antivalores que nos alejan del Reino de Dios. Muchos de nosotros con tal de no incomodar a nadie modificamos el cristianismo y lo adaptamos a la circunstancia, dejamos la integridad de lado, desproporcionamos el mensaje, preferimos un discurso de amor y fraternidad porque ahí no hay discusión, pero, cuando se trata de acoger el pensamiento de la Iglesia en asuntos de ética y moral, muchos ni siquiera prestan atención ó deseos de aprender.

Distingamos la prudencia de la integridad porque Jesús también fue acusado por los fariseos por convivir entre adúlteros, borrachos y prostitutas, pero, aun entre pecadores Jesús permanecía integro a su cátedra, su modo de vivir no cambiaba por el entorno, Jesús seguía siendo el mismo hombre amante de las cosas de Dios, de la oración, de la piedad, un hombre que no se enaltecía por su santidad en medio de pecadores, sino al contrario, Jesús amaba a los pecadores como se atiende a un familiar enfermo. Es importante la integridad y la prudencia, la integridad para no retractarse del acto fraterno y la prudencia para saber corregir de modo fraterno, ser corregidos y contarnos también como pecadores.  

Cuando Jesús enseña: “que tu hablar sea si, si es si y no si es no…” es una referencia a la integridad, a la coherencia entre el pensar, el decir y el actuar. Es oportuno referirnos al famoso verso; “de la abundancia del corazón, habla la boca…”, un corazón que oculta sus verdaderas intenciones por lo general lo hace para aprovecharse de la buena voluntad de los demás, es necesario referirnos al Salmo; “¿Quién subirá al monte de Dios?, ¿quién podrá estar en su recinto santo?, el de manos limpias y puro corazón, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura, el logrará la bendición de Dios, la justicia del Dios de su salvación” (Salmo 24:3-5).

Es necesario hablar íntegramente y poner la otra mejilla si es necesario para que nuestro hablar sea: “si cuando es si, y no cuando es no…”. 

domingo, 11 de marzo de 2012

Edificando el templo de Dios




La historia religiosa de Israel está marcada por ese deseo de edificar el templo del “Dios de los Judíos”. Desde el peregrinar del pueblo en el desierto en tiempos de Moisés se habla de las colectas para preparar un sitio para adorar Dios. También las diligencias emprendidas por el Rey David para construir un templo que concreto su hijo el Rey Salomón, que después de su muerte, sufrió profanaciones no sólo con las invasiones militares sino con la introducción de deidades siro fenicias en ciertos períodos, mas sin embargo, fue restaurado en los reinados de Ezequías y Josías. El templo de los judíos fue destruido por el rey babilónico Nabucodonosor II en 586 a. C., que además llevó cautiva a una gran parte de los habitantes del Reino de Judá hacia tierras caldeas. Tras el retorno del cautiverio, bajo el liderazgo de Zorobabel, los arreglos para reorganizar el desolado Reino de Judá fueron hechos casi inmediatamente. Con la invitación de Zorobabel, el gobernador, quien les mostró un notable ejemplo de liberalidad contribuyendo personalmente con 1.000 dáricos de oro, la gente entregó sus regalos al tesoro sagrado con gran entusiasmo. Primero levantaron y dedicaron el altar de Dios en el punto exacto donde se encontraba el antiguo. Finalmente, en el segundo mes del segundo año (535 a. C.), se pusieron los cimientos del segundo templo. Siete años después de este episodio, Ciro el Grande, ordenara y declarara la construcción del templo, murió y fue sucedido por su hijo Cambises. Tras su muerte le siguió Esmerdis, que ocupó el trono por cerca de siete u ocho meses, cuando ascendió Darío I (521 a. C.). En el segundo año de su reinado se retomaron los trabajos de reconstrucción del templo hasta su finalización, bajo el estímulo de los consejos y premoniciones de los profetas Hageo y Zacarías. En la primavera del 516 a. C. estaba listo para la consagración, más de veinte años después del retorno desde el cautiverio. El templo fue terminado el tercer día del mes de Adar, en el sexto año del reinado de Darío (Esdras 6:15). Alrededor del 19 a.C., Herodes el Grande comenzó una masiva renovación y expansión del templo. Éste fue demolido y se construyó uno nuevo en su lugar. La nueva estructura es referida algunas veces como el Templo de Herodes, pero también se le sigue llamando Segundo Templo ya que los rituales de sacrificios continuaban sin disminución durante todo el proceso de construcción. En el 66 d.C., la población judía se rebeló en contra del Imperio romano. Cuatro años después, el 70 d.C., las legiones romanas bajo las órdenes de Tito reconquistaron y luego destruyeron la mayor parte de Jerusalén y el Segundo Templo.

El templo judío tuvo la función pedagógica que mostraba al pueblo un hito sagrado de gran valor. El cristianismo que es de raíz judía, trae una perspectiva nueva sobre el culto; “el cuerpo es el templo del Espíritu Santo…”, “destruyan el templo y lo reconstruiré en tres días…” (Jesús hablando de su cuerpo), de aquí que nuestra religión haga tanto énfasis en la evangelización, la caridad, y la santidad, rendimos culto en nuestro cuerpo. Hay una analogía entre la vida religiosa judía y la cristiana, pues, la judía hasta el día de hoy tiene deseos de reedificar ese templo en Jerusalén, mientras que, la vida cristiana desde sus inicios persiste en su lucha para edificar al género humano, pues, para nosotros, Dios ha elevado la dignidad humana invitando a la especie a pasar de ser un cuerpo a ser sagrario. 


domingo, 4 de marzo de 2012

El dolor de Jesús




“Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron. Llegado al lugar les dijo: “Pedid que no caigáis en tentación”. Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: “Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.      Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra”. (San Lucas 22:39-44)

En este relato Jesús está por ser aprendido por las autoridades Judías para ser juzgado usando testigos falsos, culparlo de blasfemo, entregarlo a las autoridades romanas, acusarlo de atentar contra el reinado del Cesar y pedir su crucifixión. Jesús esta consciente de todas estas cosas que vienen sobre él, “para esto ha venido…” afirma insistentemente en los relatos de los evangelistas. Jesús espera recibir un dolor físico, pero, su agonía ya es interior, en el sentido humano es normal que Jesús se sienta decepcionado de la injusticia de las autoridades, de su corrupción, de la facilidad con la que éstas se libran de la presión del pueblo y lo toman como hoy decimos: “chivo expiatorio”. Pero, aun así, Jesús se somete al juicio injusto de las autoridades de la época, Jesús no se revela con violencia ante la corrupción de las instituciones, pero, si las denuncia verbalmente con sus predicas, de ahí el deseo de los fariseos de matarlo, pues, Jesús es un reto al intelecto de su época, verbalmente y con argumentos no hay modo de vencerlo, por eso, es necesario recurrir a la mentira en un juicio para matarlo, y así venderle la idea al pueblo de que la justicia, el apego a la verdad y la impartición de la ley por parte del Estado se cumple. Aun con todas estas corruptelas, Jesús no da un paso atrás, sigue firme en su postura; afirma ser el hijo de Dios y ejercer un reinado que no es de este mundo. Jesús espera resucitar el tercer día, está empeñada la Palabra del Padre en la profecía mesiánica entregada en los Salmos; “no desamparare al justo y lo librare de la muerte”.

Jesús muere y es librado de la muerte en su resurrección. En su labor dentro de Jerusalén el Mesías sufrió, lloro, aguanto, se desgasto como humano, fue consolado por los ángeles sin librarse del dolor, todos estos sufrimientos tienen como meta una sola cosa; entregar la Gracia de Dios al género humano. Jesús paga un precio en su sufrimiento como hombre para entregar esta Gracia a los hombres, mientras que, por nuestra parte muchos de nosotros a excepción de los mártires ni siquiera hemos derramado una sola lagrima para recibir esta Gracia, aunque reconozco que algunos por su condición de pecado se entristecen en sus adentros por no poder recibirla, mas no se deciden firmemente por prepararse y recibirla. Es meritorio parafrasear aquello dicho por el Apóstol San Pablo; “he crucificado mis deseos con tal de vivir en el Espíritu”, es prudente entender que la entrega de esta Gracia a nosotros tiene un antecedente de dolor que incluye la historia de los Santos Mártires, alegrémonos y estimémosla porque la hemos recibido sin merecerla y sin entregar ni una sola lagrima. Preferible es, prepararse para disfrutarla hoy y alegrarse, que llorarla eternamente por haberla perdido.