Es común que la mayoría de los
católicos sepa muy poco de Sagradas Escrituras. Aunque pueden entender con
claridad el mensaje del evangelio en cada misa, los pasajes del Antiguo
Testamento son más difíciles de entender para muchos.
Algunos no encuentran una asociación
clara entre: Biblia e Iglesia Católica, y seducidos por la propaganda de las
sectas proselitistas acuden a sus cultos. Cabe señalar, fuera de la Iglesia
Católica, el 85% de las Iglesias evangélicas están dirigidas por personas sin
estudios teológicos. El 75% se ubica en África, Asia y América del Sur. “The
Gospel Coalition” (TGC) es un movimiento cristiano, no católico, que desea
poner fin a esta denominada “desnutrición teológica” del hemisferio sur. El
sectarismo es un reto, no solo para católicos, sino también para protestantes y
evangélicos.
En nuestra fe, cada sacerdote
católico cuenta con estudios de teología, a diferencia de otras creencias,
nuestro principal reto es formar laicos para que estos se unan algún apostolado
usando sus talentos. Pero, ¿Cómo invitarlos a formar parte, si muchos no
encuentran esa asociación clara entre “Biblia e Iglesia Católica”?. Muchos
católicos no encuentran en la Biblia; la misa, los sacramentos, algunas
creencias y costumbres católicas ò una estructura religiosa definida, solo
entienden a Jesús dando sus enseñanzas al aire libre rodeado de sus discípulos
y los transeúntes.
Me atrevo a decir que, para entender
la Iglesia Católica hay que recurrir obviamente al Nuevo Testamento, pero
también al Antiguo Testamento, al judaísmo, que es donde nació el cristianismo.
Por ejemplo, el Apóstol San Pedro en su primera carta afirma; “Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (Cap. 2, v.9, 10). El apóstol en
realidad esta citando el libro del Éxodo (cap. 19, v.6) a los bautizados. Este
antecedente es de suma importancia, es necesario conocer algo de judaísmo, porque
la religión de los hebreos no era algo sin estructura, disperso ò abstracto,
sino algo concreto, en su estructura compuesto de; el sumosacerdote, que poseía
el rango más alto, era cabeza de los sacerdotes y ofrecía el cordero en el
propiciatorio, incluso era juez. También, los sacerdotes que inculcaban las
leyes, ofrecían sacrificios, comían de estos y según la fiesta hebrea
compartían estas comidas sagradas con el pueblo. En la carta a los hebreos
(cap. 4, v. 14,15), Jesús es comparado con el sumosacerdote del judaísmo. Esa
es la estructura que posee la Iglesia católica, muy similar a la que aparece en
el antiguo testamento; Jesús como sumosacerdote, sacerdotes y el pueblo.
Llendo más allá de las Escrituras, podremos
encontrar muchas similitudes entre la fe judía de la antigua alianza y la fe
católica del nuevo testamento, por ejemplo, la tradición del luto en el
judaísmo se llama “avelut”, que incluye rezos por varios días para el descanso
del difuntos. El rezo judío se llama “tefila”, el “minyan” implica un rezo colectivo.
El “tefilin” es un instrumento que los judíos colocan en su brazo y frente para
rezar. El rito de “Benei mitzva” es el acto de la confirmación, cuando los
niños judíos alcanzan la edad de 13 años por este acto declaran que abrazan la
fe judía por su propia voluntad. En el judaísmo existe el concepto de
“purgatorio”. La confesión de pecados se llama “vidui”. Aunque los judíos no
tienen santos, los “tzadik” son los judíos honorables, vivos ò difuntos como
patriarcas que interceden por ellos ante Dios. Los judíos también poseen un
calendario litúrgico. En la cena pascual judía, el pan sagrado se llama
“matza”, este fue el pan que Jesús uso para establecer la Eucaristía.
En fin, aunque el judaísmo no es un
catolicismo, el paralelismo es impresionante y como antecedente histórico nos
es muy útil para permanecer en la única Iglesia que Jesús estableció.