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domingo, 26 de abril de 2015

El arquitecto Besalel

Una de las cosas que más llama mi atención del libro del Éxodo es lo meticuloso que resulta la descripción de los elementos que componen el tabernáculo de Dios (cap. 25 al 28, 30). Sin lugar a dudas, el detalle significa la importancia del culto, el inmueble y sus accesorios. El templo de Dios es el inmueble y es nuestro cuerpo.  
La obra del tabernáculo de Moisés, se construyo con colectas del pueblo de Israel. Sin embargo, antes de iniciar cualquier obra, Dios designa a Besalel como arquitecto y jefe del proyecto, el texto dice: “Moisés dijo entonces a los israelitas: "Mirad, Dios ha designado a Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá, y le ha llenado del espíritu de Dios, confiriéndole habilidad, pericia y experiencia en toda clase de trabajos, para concebir y realizar proyectos en oro, plata y bronce, para labrar piedras de engaste, tallar la madera y ejecutar cualquier otra labor de artesanía; a él y Oholiab, hijo de Ajisamak de la tribu de Dan, les ha puesto en el corazón el don de enseñar. Les ha llenado de habilidad para toda clase de labores en talla y bordado, en recamado de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino, y en labores de tejidos. Son capaces de ejecutar toda clase de trabajos y de idear proyectos." (Éxodo 35:30-35) Dios no permitió construir una obra al azar.
Recuerdo cuando el Padre Huberto Ponce me encargo como arquitecto organizar el proyecto para la parroquia. Había un desorden constructivo, colores y elementos estéticos, las personas opinaban sin tener conocimiento de arquitectura, cada párroco construía según sus necesidades. Antes de diseñar, Ponce me hizo estudiar la liturgia católica para conocer el significado de cada uno de los elementos; altar, ambón, sede, la vestimenta, etc. En ese entonces el reto apremiante era diseñar el altar para consagrarlo. El diseño final estaba inspirado en la silueta del arca de la alianza con una cruz al centro.
En arquitectura existen elementos que distinguen la fe, por ejemplo, las Iglesias Católicas de nuestro país, edificadas por la corona Española en tiempos de la colonia son emblemáticas, su distribución es una cruz, por lo general, su techumbre utilizan bóveda de cañón corrido, poseen campanario y su fachada suele estar dividida en tres secciones. Hay una herencia arquitectónica de peso que nos da identidad. Podemos apreciarlo en otras religiones; las mezquitas que profesan el Islam usan arcos tipo herradura, la silueta de sus cúpulas es distinta. Los templos Mormones hacen uso del arcángel dorado, no utilizan cúpulas, la piel de sus edificios es el blanco, sea cantera, mármol ò pintura.
El sitio de adoración y celebración de la misa es importante, no me refiero a construir templos acaudalados, sino que, la edificación expresa la capacidad de la comunidad para trabajar en equipo bajo una meta común: el templo, pero también expresara lo contrario. Octavio Paz afirma; “la arquitectura es el testigo menos sobornable de la historia”.

Es necesario que los arquitectos católicos formen equipo en sus comunidades y retribuyan a Dios ese talento que El ha puesto. La construcción de una parroquia no debe ser algo ideado al azar por gente improvisada. Si en tu parroquia no existe la figura de “Besalel”, es necesario encontrarla antes de iniciar cualquier edificación, respetar su investidura. El trabajo del arquitecto es una respuesta a la necesidad y superficie, que demanda también una pregunta: cómo transformarlo.