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domingo, 17 de mayo de 2015

Glorificado ò blasfemado

En la carta a los Romanos, San Pablo basándose en el pensamiento de los profetas expreso una verdad contundente; “Por culpa de ustedes, el nombre de Dios es blasfemado entre los no creyentes” (cap. 2, v. 24). El apóstol se refiere a que por culpa de la corrupción de los maestros de la fe vendrán los insultos de parte de los incrédulos. Un bautizado que usa la religión pero que juega con la doble moral entorpece la evangelización y provoca que la Iglesia sea denostada.
  Actualmente, nuestro país vive tiempos de campañas políticas. Algunos candidatos usan palabras distintivas de la religión dándole tintes políticos; un partido afirma ser “el camino” y “la esperanza”, otro sostiene ser “la salvación” de México, un presidente de partido llamo “anti Cristo” a un comunicador y en nuestra ciudad el pleito político ya incluye a Dios. Este tipo de lenguaje muestra la degradación de la política. Los creyentes debiéramos protestar por ello, se está persiguiendo el lucro político usando el lenguaje religioso.
La Constitución de nuestro país señala en el art. 130, E; “los ministros de culto no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna”. Está claro, los hombres encargados de presidir un centro religioso no pueden participar en política. Pero, muchos políticos aprovechándose de la letra violan el ideal de la Constitución al utilizar palabras ò frases religiosas en los preámbulos a la elección. Eso va en contra del ideal Constitucional, aunque la misma, por el contexto histórico en el que se escribió (1917) no lo prohibió literalmente.
El desorden político y el malestar social, obligan a que los bautizados, los laicos, estemos más comprometidos con nuestra fe y comunidad, compensar con buenas acciones y respeto a las leyes, la mala imagen que las instituciones tienen. Permitir que se usen símbolos y lenguaje religioso con tintes políticos nos dañara, se evade el pensamiento Constitucional y se usa el credo para otros fines.
San Pablo decía a los malos creyentes; “el nombre de Dios es blasfemado entre los incrédulos por causa de ustedes…”, pero Jesús también enseño; “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos” (San Mateo 5:16). Nosotros con nuestro ejemplo podemos hacer que otros crean en la religión, duden de ella ò se aparten. Así como los malos funcionarios y candidatos que recurren a campañas sucias han ocasionado que los ciudadanos anulen su voto ò se abstengan. Debemos participar en democracia, no permitir que injuriosos nos Gobiernen, no cansarnos de exigir justicia y respeto a las leyes.  
Podemos colaborar en el bien de nuestra sociedad sin necesidad de asociarnos a un partido político. Pero, si permanecemos pasivos, siendo bautizados fríos y distantes de la problemática social, seremos vistos como incongruentes de lo que creemos, aduladores y no servidores de Dios.

Dios será glorificado por nuestras buenas acciones ò será blasfemado por nuestra mala conducta ò indiferencia.