Desde pequeños se nos inculca por el
catecismo los principios más básicos de nuestra fe, se nos habla del llamado de
Abraham y la historia de Isaac, se nos enseñan los diez mandamientos, el padre
nuestro, el sacrificio de Jesús y su resurrección, etc. En aquellas clases
aprendimos a memorizar dogmas y se nos avalo como creyentes para recibir la
primera comunión.
Cuando
asistí al Instituto Bíblico sucedió algo similar; aprender, memorizar y ser
evaluado con exámenes. Era muchísima información para procesar, desde historia
de profetas mayores y menores, hasta la geografía e hidrografía de Israel. En
ocasiones no había ni tiempo “para estar con Dios”. Estando en la papelería,
fotocopiando el material del Instituto, pensé: “Dios no es un juego de
fotocopias”, ¡y es verdad, Dios es persona!.
Aclaro
que vale la pena estudiar nuestra fe desde la academia, no deseo que se mal
interprete mi reflexión, ni deseo que los creyentes que saben poco estimen en
menos los consejos de aquellos que saben un poquito más de cristianismo. Es muy
bueno estudiar, es excelente, sin embargo, el pensamiento católico surgió de un
encuentro con Jesús, no pudo surgir de otra forma. La memorización de textos y
dogmas dan herramientas para identificar nuestra fe, pero también, la fe católica
puede entenderse por medio de experiencias de oración y contemplación, eso
marca la vida del creyente y resucita en él la convicción y afecto hacia su
Iglesia.
Por
el día a día, podemos enfrascamos en las formas eclesiales y la memorización de
dogmas al grado de ser hasta incrédulos de cosas que tienen antecedente bíblico.
Como ejemplo; un ex seminarista comento que a ellos les enseñaban que las conversiones
al modo de San Pablo, hoy no son posibles. San Pablo recibió “un destello de
luz y una voz lo llamo desde el cielo”, ¿será cierto que eso ya no sucede?, creo
que ese tipo de situaciones son impredecibles, ¿A cuántos creyentes escuchamos
hoy afirmando que “Dios les hablo” o que incluso conocieron “el infierno” y por
esa situación han abrazado la fe?. Por lo general, la misma parroquia ¡no se
los cree!.
Dios
no tiene límites, Dios no son solo textos y dogmas para memorizar, Dios es
persona y puede ser experimentado de muchas maneras y formas. No debemos
olvidar que la guía pastoral es muy importante para el crecimiento de aquellos
que han tenido una experiencia inexplicable, no podemos dejar todo a la libre
imaginación de cada creyente, de ser así, la Iglesia seria un manicomio. La
conversión de San Pablo no puede ser entendida sin la presencia de Ananías en
Damasco, su bautismo y la guía de los Apóstoles en la Iglesia.
Para
concluir, podemos ser católicos por muchas circunstancias; por la herencia
Española, por tradición nacional “Guadalupanos”, por herencia y costumbre
familiar, pero ninguna de las anteriores podrá superar la experiencia de haber
vivido a Dios.