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domingo, 18 de junio de 2017

Moisés y Pentecostés

¿Tendrá relación Moisés con la fiesta de Pentecostés?. Hace algunas semanas compartí varias reflexiones sobre la vida de Moisés; su juventud, su exilio, su matrimonio, su labor profética, pero por algún motivo olvide hablar de su obra más importante, los diez mandamientos.
La vida de Moisés es importante en el pueblo de Israel, él y sus leyes –la tora- son el eje central de la religión judía, incluso, los rabinos consideran “falso profeta” a todo aquel iluminado que no esté en concordancia con Moisés. Pero lo más importante dentro de la vida de Moisés no fueron las plagas que desato en Egipto ó que pudo abrir el mar en dos, lo más trascendente de su obra son los diez mandamientos y en relación a ello se instauro la fiesta judía llamada Pentecostés, evento que celebra la llegada del pueblo hebreo al monte Sinaí cuando recibió la ley.
Entre los judíos la celebración de Pentecostés es conocida como “Shavuot”, que significa “semanas”, es una fiesta que se celebra un periodo y no un fecha, cada semana los judíos ofrecen algo según lo manda su ley. La fiesta aparece en el libro de levítico; “A partir del día que sigue al sábado en que habrán traído la gavilla para ser mecida ante Yavé, ustedes contarán siete semanas completas. Al día siguiente del séptimo sábado serán cincuenta días y entonces ofrecerán una nueva ofrenda a Yavé” (cap. 23, v. 14,15). Al margen de esta reflexión y conociendo el pasaje del antiguo testamento, puedo decir, la resurrección de Cristo abre el inicio del nuevo Pentecostés cristiano pues el conteo de las semanas inicia –como dice la ley- “a partir del día que sigue al sábado…”, ósea, domingo hasta llegar a los cincuenta días.               
Como pueblo cristiano debemos hacer un paralelo entre la fiesta hebrea y la fiesta cristiana del mismo nombre, ellos celebran el fin del peregrinar en el desierto y la llegada al Sinaí para encontrarse con Dios y recibir la ley, mientras, la Iglesia celebra la llegada del Espíritu Santo y la ascensión del Señor para iniciar el peregrinar, la evangelización de los pueblos. Esto no es casualidad, existe una pedagogía que Dios desea ofrecernos por medio de la historia del pueblo judío.
Llevando estas fiestas y símbolos a nuestro diario vivir, puedo afirmar, los hebreos fueron liberados de la opresión en Egipto, esto es símbolo de la esclavitud del pecado, pero ¿para qué fueron libres?, ¿fueron libres para no llegar al Sinaí?, no, esta obra debía ser completada, debían peregrinar por el desierto hasta llegar al Sinaí y recibir la ley antes de entrar a la tierra prometida en Canaán., ellos debían completar el proyecto. En un lenguaje neotestamentario, ¿recibir el don de la fe nos cambia la vida para qué?, ¿nos cambia la vida simplemente para ser prudentes y sobrios y no unos descarriados por el pecado?, la fe nos cambia, si, nos ayuda, pero el proyecto no termina ahí, el proyecto es mas allá del “yo”, el proyecto se avoca al “nosotros”, la Iglesia, que es el pueblo dirigido y encaminado para llegar a la tierra prometida y llevar a otros., la meta está arriba y no en este mundo. Ser liberados del pecado es una libertad que no se limita solo a “mi libertad”, pues nadie es ser verdaderamente libre si alguno de sus hermanos aun es esclavo.

No basta ser liberados de nuestras tentaciones, hay que trabajar para llegar y para que también otros lleguen al último encuentro con Dios, así como Jesús subió llegado el día cincuenta de Pentecostés, es necesario que en nosotros se cumplan los días necesarios para llegar al Padre.