Un familiar cuestionaba por medio de las redes
sociales la frase que usamos los creyentes: “si Dios quiere…”. A continuación
cito textualmente su planteamiento: “¿Dónde queda la voluntad de uno?, Se
tienen manías muy mal arraigadas en la sociedad, para todo se encomiendan a
Dios, si uno dice ‘nos vemos mañana’ responden ‘si Dios quiere’ o ‘con el favor
de Dios’, si por los azares de la vida llega a pasar algo desafortunado afirman
‘es que Dios sabe porque hace las cosas’, también dicen ‘espero en Dios y me
vaya bien’, pero, no entiendo ¿dónde queda la voluntad de las personas para
hacer o dejar de hacer las cosas? ¿no tenemos voz ni voto para nada en esta
vida? ¿no tenemos elección de nada? ¿estamos supeditados siempre a un plan
divino que desconocemos?”.
Como menciona su hipótesis: “bajo la voluntad de
Dios pareciera que el hombre no tiene elección”, vale la pena hacer un paréntesis
y citar al lector que, una parte del protestantismo cree en la “predestinación”,
que es una creencia que afirma que el hombre no tiene elección pues todo
depende de Dios, equivocadamente se afirma: “hay hombres escogidos para
salvación y otros elegidos para condena” esto lo deducen por las
características de Dios “todo lo sabe, todo lo conoce y de él depende todo”, sustentando
su creencia en una mala interpretación de un verso de San Pablo: “por cuanto Dios
nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e
inmaculados en su presencia, en el amor; eligiéndonos de antemano para ser sus
hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad…”
(Efesios 1:4,5). Ningún hombre nace “predestinado para condena”, afirmar eso es
negar el libre albedrió e ir en contra de la enseñanza de Jesús anunciada por
San Pablo: “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento pleno de la verdad…” (1era de Timoteo 2:4). Cuando San Pablo
afirma que “Dios nos ha elegido” no significa que haya desechado alguno, Dios
elige porque en la evangelización ¡elige a todos! sin excluir a ninguno, cada
persona decidirá si acepta el llamado ó lo rechaza, somos libres para construir
nuestra vida con apego a la piedad ó destruirla en base a nuestro egoísmo.
Expresando la respuesta que di al familiar,
sobre: “si Dios quiere”, le comente sobre la carta de Santiago, donde el
apóstol enseña a usar la frase “si Dios quiere ó si Dios lo permite”, no en el
sentido de que Dios “nos haga las cosas”, sino, en el hecho de que no debemos
confiar del todo en esta vida porque ninguno de nosotros sabe la hora de su
muerte. La frase “si Dios quiere” tal vez se mal interprete por muchos ó sea
mal expresada por otros. El ser humano tiene voluntad, decisión, poder de hacer
y alternativas a elegir, “si Dios quiere” debe ser entendido como una actitud
humilde ante la vida. Nadie puede afirmar “mañana hare tal cosa” porque nadie
sabe si mañana morirá.
La carta de Santiago lo explica así: “Ahora
bien, vosotros los que decís: ‘Hoy o mañana iremos a tal ciudad, pasaremos allí
el año, negociaremos y ganaremos’; vosotros que no sabéis qué será de vuestra
vida el día de mañana... ¡Sois vapor que aparece un momento y después
desaparece!. En lugar de decir: ‘Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o
aquello’. Pero ahora os jactáis en vuestra fanfarronería. Toda jactancia de
este tipo es mala. Aquel, pues, que sabe hacer el bien y no lo hace, comete
pecado” (Santiago 4:13-17).