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martes, 26 de febrero de 2013

El lenguaje religioso


Un amigo que es ateo, en una ocasión me pregunto que si yo creía literalmente en lo que la religión afirmaba, el se refería a que si creía en la existencia de “ángeles con alas emplumadas, tocando armas doradas, en sandalias de cuero, vestidos blancos y cara de niño”, ese tipo de imágenes son conocidas dentro de la fe. Le respondí que esos eran lenguajes de la época, no necesariamente es así, sino que los símbolos afirma las cualidades; vestidos blancos porque son perfectos en justicia, alas porque pertenecen al mundo celestial, arpas porque alaban a Dios, cara de niños porque son puros, etc. Mi amigo ateo empezó hacer otros cuestionamientos sobre la religión, el tema de la salvación apareció y solo le conteste; “¿estás de acuerdo conmigo en que todos los hombres con credo ó sin él, tienen una vocación natural hacia la justicia?”, “si” contesto, respondí; “ojala los hombres se tomaran un tiempo para buscar lo que es justo y seguirlo…”.
El justo de los justos es Jesucristo.  
            Sobre el lenguaje del credo, existen muchos pasajes dentro de las sagradas escrituras que son referencias mencionadas por los autores bajo una óptica ó símbolos de la época. Por ejemplo, cuando Juan el Bautista se refiere a Jesús como “el cordero de Dios”, todos comprendemos que se refiere a una persona y no a un cordero, sin embargo, cuando Apocalipsis menciona “al cordero de Dios” entendemos que también se refiere a Cristo, pero, cuando Apocalipsis menciona; “el dragón, la serpiente, etc”, muchos toman literal “como si monstruos fuesen a salir desde los cielos ó desde la tierra” cuando no es así, sino que estos son símbolos que representa el mal contra la Iglesia.   
Supongamos que hago la siguiente afirmación; “en el país de los dos cuernos, el reino de las 115 millones de bocas, la mitad padecían de dolores porque no podían comer. Al norte del reino estaba el imperio de las estrellas, de barras azules y rojas que se enseñoreaba sobre el círculo de la tierra. En el reino de los dos cuernos había un gran animal que gobernaba a todos, este tenía tres largos cuellos con tres cabezas que nadie podía alcanzar, cada cuello tenía un color; amarillo, azul y rojo, la cabeza amarilla tenia rasgos latinos y nunca gobernó, la cabeza azul portaba cristales sobre sus ojos había reinado dos veces y la cabeza roja que triunfo tenía un rosto joven y agradable para las mujeres aunque tenía 70 años, estos, cada 36 y 72 meses disputaban y rugían para tener el poder de aquel reino, las millones de cabezas gritaban: ¡salven al reino, salven al país de los dos cuernos!”. Obviamente, estoy hablando de México, por nuestro contexto histórico podemos entender la afirmación, pero, ¿alguien podrá comprenderlo dentro de cien ó mil años?, no, podrá interpretarlo equivocadamente, pero, para conocer la realidad del texto necesitara conocer la historia.    
La religión tiene su propio lenguaje, desgraciadamente las personas que están alejadas de la fe y quienes tiene prejuicios contra la religión no pueden hacer la relación correcta para comprender las virtudes del credo. Algo muy común sucede con “pecado”, esta palabra pertenece a nuestro lenguaje religioso, la traducción de “pecado” es “injusticia”. El mundo incrédulo está de acuerdo en oponerse a la injusticia porque nos afecta a todos, injusticia es la mentira, el adulterio, la corrupción, el alcoholismo, el narcotráfico, el odio, la venganza, la mentira, etc. Como católicos debemos estudiar la profundidad de nuestro credo, pues, a mi si me incomoda que la gente crea que nuestra religión es una herencia que nadie entiende y que está llena de supersticiones, ¿a ti no?.      

miércoles, 13 de febrero de 2013

El duro oficio de ser Papa


Cito una parte del evangelio; “Cuando Jesús terminó de hablar, dijo a Simón: ‘Navega mar adentro, y echen las redes’. Simón le respondió: ‘Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes’. Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: ‘Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador’...”. Este fragmento corresponde a la lectura del evangelio de la misa del domingo 10 de febrero (San Lucas 5:1-11). En esa misa, meditaba sobre el duro oficio de Simón a quien Jesús llamo Cefas que significa “piedra” que conocemos por San Pedro ó el primer Papa. Del pasaje, llamaba mi atención la incredulidad de Simón ante la petición del Señor de echar las redes, también, su cansancio y su decepción: ‘hemos trabajo la noche entera y no hemos sacado nada’. El texto afirma que, tras una pesca prominente fue necesario la ayuda de otros, esa cooperación me hizo meditar sobre la cantidad de creyentes al interior de la Iglesia, en realidad somos muchos y los obreros pocos. Somos alrededor de 1, 118, 992,000 católicos en el mundo.
Tras aquella inspiración del texto dominical, me sentía motivado para escribir sobre el Papa y su dura labor religiosa, pero, precisamente al día siguiente, Benedicto XVI haría pública su renuncia. Sin duda, Dios nos haría meditar sobre el papel del Papa en el mundo. La noticia de la renuncia puede ser escandalosa para miles de católicos, a firmo que lo será para aquellos que no están firmes en la fe, para aquellos que son “como rocas donde la semilla cae y no produce raíces”, sin embargo, para los que son tierra fértil la noticia de Benedicto puede perturbarlos pero no serán movidos fácilmente de la Iglesia. Es de esperarse la postura de los hermanos protestantes y anti católicos que verán la renuncia de Benedicto como un halago hacia sus posturas religiosas e ideológicas, mirando la paja en el ojo ajeno sin distinguir la viga que cargan en sus ojos. De mis hermanos ortodoxos tal vez no escuchare pronunciamiento, y no dudo que miraran con piedad a Benedicto. Esta es una noticia sumamente importante. Pero, afirmamos que Benedicto ó el hermano Ratzinger no ha renunciado a Jesucristo, ni a la Iglesia, mas bien, ha decidido renunciar al oficio de ser Papa para dedicar su vejez a la oración. Para los que nunca lo supieron, Ratzinger quiso retirarse antes de ser Papa, pero, en su anécdota confeso que ver a Juan Pablo II siendo Papa con mal de Parkinson superándolo en edad lo inspiro a seguir adelante. Es muy duro para un hombre mayor de 80 años convivir con un mundo como el nuestro que cambia tan vertiginosamente. Esto me hace recordar las palabras del padre Humberto Ponce cuando se refirió a las transformaciones dentro de la Iglesia; "nuestra generación no está acostumbrada a tantos cambios, uno no termina de adaptarse cuando ya vienen cosas nuevas, la generación de ustedes vive en un cambio constante…".

La renuncia de Ratzinger es un ejemplo claro para afirmar que el Reino de Dios no es una dictadura, Dios es amor que libera para que las personas decidan.  
Elevemos una oración para dar gracias por el servicio del hermano Ratzigner, reconozcamos en él la valentía de su honestidad y aprendámosle la enseñanza tacita de su acto; dentro de la Iglesia también hay labores menos apreciadas que pueden lucir ante los ojos de cualquiera como menos trascendentes, pero, estas pueden llegar a satisfacer el corazón de los hombres más humildes. 

miércoles, 6 de febrero de 2013

Un cuerpo completo



Hace algunas semanas dentro de las lecturas de la misa se leyó el siguiente pasaje de San Pablo; Así también el cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos. Si dijera el pie: “Puesto que no soy mano, yo no soy del cuerpo” ¿dejaría de ser parte del cuerpo por eso? y si el oído dijera: “Puesto que no soy ojo, no soy del cuerpo” ¿dejaría de ser parte del cuerpo por eso?. Si todo el cuerpo fuera ojo ¿dónde quedaría el oído? y si fuera todo oído ¿donde el olfato?. Ahora bien, Dios puso cada uno de los miembros en el cuerpo según su voluntad. Si todo fuera un solo miembro ¿dónde quedaría el cuerpo? ahora bien, muchos son los miembros, mas uno el cuerpo. Y no puede el ojo decir a la mano: “¡no te necesito!” ni la cabeza a los pies: “¡no os necesito!” más bien los miembros del cuerpo que tenemos por más débiles, son indispensables (1 de Corintios 12; 14-22).
Primero que nada se debe entender que la Iglesia de Corinto sufría divisiones ideológicas entorno a la fe y la autoridad apostólica. Desde el inicio de la carta se mencionan estas discordias, el mismo apóstol afirma que no pudo hablarles como gente movida por el Espíritu; piadosa y pacífica, sino como a personas “carnales” que de religión viven muy poco y no comprenden nada por ser necios. El apóstol afirmo que Cristo no está dividido y que de un solo bautismo participamos del mismo Espíritu todos los que hemos sido bautizados. Incluso, el sucesor de San Pedro, Clemente Romano escribe una carta a los Corintios donde sigue exhortando a la comunidad para que deje atrás la división; Recordad las palabras de Jesús nuestro Señor; porque Él dijo: ¡Ay de este hombre; mejor sería para él que no hubiera nacido, que el que escandalice a uno de mis elegidos! Sería mejor que le ataran del cuello una piedra de molino y le echaran en el mar que no que trastornara a uno de mis elegidos. Vuestra división ha trastornado a muchos; ha sido causa de abatimiento para muchos, de duda para muchos y de aflicción para todos. Y vuestra sedición sigue todavía.  (XLVI, Epístola a los Corintios de San Clemente).
Cuando la carta de San Pablo fue leída en aquella Misa, describiendo las partes de un cuerpo; mano, ojos, pie, vino a mi mente la cantidad de personas que militan en las filas creencias Cristo céntricas, protestantes y evangélicos. Como antecedente, debo mencionar al ex pastor Marcos Grodi conductor del programa “The Journey Home” (“El Regreso a Casa”, trasmitido por EWTN) que afirmaba que el protestantismo es parecido a “un cuerpo sin cabeza que corre en todas direcciones”, esto, la infinidad de grupos que existen donde cada grupo maneja su propia interpretación. Existen diferencias entre cada grupo aunque las bienaventuranzas y los diez mandamientos sean los mismos, las diferencias vienen entorno a los temas; fin del mundo, anticristo, salvación ó aquellos que por la modernidad no son abordados en las Escrituras como tecnología ó democracia. En asuntos de moral al menos los credos Cristo céntricos manejan cierta similitud; se oponen al adulterio aunque no necesariamente a divorciarse para volverse a casar, se reprueban las relaciones sexuales fuera del matrimonio, la gran mayoría exige el diezmo asociándolo a la obediencia e irónicamente no es bien visto el sectarismo. Cuando se rompe con la congregación tácitamente se suelen romper los lazos personales.
Como católicos debemos entender que cuando una creencia Cristo céntrica expresa las enseñanzas de Jesucristo en parte tienen razón, ¿quién puede oponerse a el amor hacia los enemigos ó a sacar la viga de nuestro ojo?, nadie. Sin embargo, debemos entender que esa parte que ellos exponen no es la totalidad de la enseñanza de los apóstoles sino una parte que llego a ellos “desmembrada”, como analogía; un grupo tiene un ojo, otro grupo tiene un dedo, pero, no es un todo. Pensemos en lo dicho por San Pablo y Clemente Romano. La trinidad es una sola y en ella no hay división, ni contradicción, la Iglesia al ser una con Cristo no está dividida sino que está completa.