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lunes, 19 de agosto de 2013

El plan de Dios para mi vida

Un hombre acudió con un adivino, toco la puerta del vidente “toc, toc” y el adivino sin abrir pregunto “¿Quién es?”, aquel hombre respondió “haber, ¡adivine!”.
Muchos de nosotros hemos visto publicidad donde se ofrece el servicio para predecir tu futuro, brujos y videntes abundan en la ciudad, algunos se anuncian por la radio, otros por la televisión ò internet promoviendo su servicio como infalible. Acudir a este tipo de servicios es considerado pecado por parte de la Iglesia.
Como dato interesante, el sacerdote italiano Gabriele Amorth, mejor conocido como “el exorcista de Roma” sostiene que al menos el 90% de los exorcizados son mujeres, él lo atribuye a dos circunstancias, la primera: son más las mujeres que reconocen la necesidad de recibir ayuda espiritual y la segunda: son más las mujeres que acuden con los adivinos y cosas relacionadas con la magia o la brujería. Amorth afirma que la mayoría de los agoreros en realidad son solo charlatanes, vividores, pero asegura que hay una minoría que si está relacionada con el satanismo.   
Desde la antigüedad estas prácticas parecen ser muy atrayentes para los pueblos. Antes de la revelación entregada por Dios a Israel el mundo no tenia bien en claro estas cuestiones. Moisés establece prohibiciones para el pueblo de Israel, quedando reprobado consultar y recurrir con agoreros. Fue el Rey Saúl quien quebranto este mandamiento y acudió con la adivina de Endor, trayendo así la desgracia para sus descendientes. En el nuevo testamento encontramos el caso de una mujer que adivinaba el futuro por medio de un demonio, recibiendo ganancias, pero fue exorcizada por el apóstol San Pablo, perdiendo así esta atribución (Hechos 16:16-19).
Cuando venimos a la fe y atravesamos el proceso de conversión, por la enseñanza de la Iglesia estamos consientes que este tipo de prácticas son reprobadas por Dios. Sin embargo, curiosamente trasladamos esta inquietud a la fe, pues decimos ¿Qué tiene preparado Dios para mí?, y en ello deseamos conocer nuestro futuro. Sabemos que Dios lo sabe todo y que tiene un plan para nosotros, pero este plan a mi modo de ver no consiste tanto en saber “¿con quién me voy a casar? ò ¿cuántos hijos tendré?”, pues tenemos poder de decisión y libre albedrio para decidir, aun así Dios tiene un plan. El catecismo de la Iglesia enseña (2115): "Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto. Sin embargo, la imprevisión puede constituir una falta de responsabilidad".
Después de varios años de meditar y escuchar a tantos bautizados dentro y fuera de la Iglesia refiriéndose “al plan de Dios para mi vida”, y sabiendo que Dios ha entregado el libre albedrió, debo decir por conclusión que el plan de Dios para la vida es el siguiente: “amaras al Señor tu Dios sobre todas las cosas, no tomaras su nombre en vano, santificaras el día del Señor, honraras a tu padre y madre, no mataras, no cometerás actos impuros, no robaras, no dirás falso testimonio, no consentirás pensamientos ni deseos impuros, no codiciaras los bienes ajenos”, y sobre todo, “amaras a tu prójimo como a ti mismo”. En realidad, ese es el plan de Dios y respetando tales pautas tenemos libre albedrió. Pidamos la ayuda de Dios para tomar buenas decisiones y así construir un futuro mejor.