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lunes, 19 de agosto de 2013

Puntos de unión

          Recuerdo que asistí a la exposición del “plan pastoral”, el expositor argumentaba que las nuevas generaciones estaban rodeadas de sensaciones auditivas y visuales: televisión, internet, cine, etc. El ponente afirmaba que para poder sensibilizar a las nuevas generaciones era necesario que estas tuvieran contacto con las necesidades humanas, que se encontraran con el prójimo, los más necesitados, los marginados, incluso, que durmieran en pisos de tierra.
Del libro “El Papa Francisco, Conversaciones con Jorge Bergoglio” de Sergio Rubín, cito algunos pensamientos relacionados con la cultura del encuentro.
El papa Francisco da énfasis a ello, refiriéndose a salir y conocer al otro, escucharlo, mirarlo, tocarlo. Describe a su país de origen, Argentina, como una nación donde no existe aun esa cultura del encuentro, desde las relaciones entre personas hasta grupos políticos, no existen diálogos para llegar a los acuerdos necesarios, existen los mecanismos que propician el dialogo pero esto queda inútil si las partes se niegan a escuchar.
Bergoglio señala que Latinoamérica está viviendo “la privatización de la fe”, refiriéndose a que por siglos la Iglesia católica tuvo el monopolio de la misma y esto nos otorgo “fieles cautivos” y comodidad, mas en los tiempos de la competitividad emergen en la sociedad otros grupos religiosos, activistas y es necesario que los fieles católicos también entren en ese requisito de los tiempos. Es necesario romper con nuestras comodidades y salir al encuentro, Bergoglio pone de ejemplo la enseñanza de Jesús donde un hombre deja las noventa y nueve ovejas para ir al encuentro de una, sin embargo, el Papa lo señala al revés, por nuestra comodidad nos hemos quedado con una oveja y es necesario salir al encuentro de noventa y nueve. Irónicamente, la sociedad tiene una gran necesidad de Dios, pues abundan las teorías, las supersticiones, las creencias espirituales de la nueva era y el canto de muchos es “creo en Dios, pero no en la religión, ni en los curas”. Al menos esa necesidad de Dios es un punto de encuentro. Bergoglio rompe el “cliché religioso” para lograr ese dialogo, pues sostiene que mucha gente no cree en la religión ò en la Iglesia porque tiene motivos suficientes para no creer ò que muchos no creen en los sacerdotes porque también hay sacerdotes que no merecen que alguien les crea. Bergoglio no enfatiza los errores de los alejados de la fe, porque está consciente que el encuentro no puede ser logrado de tal forma.
Cuando el cardenal Bergoglio fue nombrado Papa rodaron por internet las anécdotas de dos argentinos: un ministro evangélico y una activista pro aborto, el primero menciono que deseaba emprender una cruzada por la biblia incluso establecer en argentina “el día nacional de la biblia”, así que acudió con el cardenal para convocar a los grupos religiosos, el ministro salió impactado por la actitud del obispo: “pensé que se negaría, creí que me daría un sermón, pero me ofreció todo su apoyo, jamás negó su catolicidad, incluso hizo oración por mí, esa actitud me hizo reflexionar sobre el cristianismo”. La activista pro aborto comento: “hacíamos protesta en las calles, cuando el obispo nos visito pensé que nos condenaría al infierno, pero nos menciono que él estaba a favor de los derechos de las mujeres embarazadas, nos dijo que por su fe se oponía al aborto pero no a los beneficios que el Estado debe dar a una mujer encinta, cuando vi que el obispo fue nombrado Papa no lo podía creer, mi percepción de la Iglesia y el Papa cambio”.               
La clave para Bergoglio está en salir al encuentro e identificar esos puntos en común en vez de centrarnos en aquello que nos divide.