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martes, 10 de septiembre de 2013

Una fe superficial

            Creo que si la Virgen María es nuestra madre los judíos son nuestros abuelos. Jesús, la Virgen y los Apóstoles fueron educados en la cultura judía y esas creencias son la antesala del cristianismo. 
            El pasado 3 de septiembre los judíos iniciaron su año nuevo (5774) con la fiesta del Rosh Hashanna, que es la celebración del “día del juicio”. Para ellos esto es motivo de fiesta y no de temor. En el inicio de cada año convocan a todos los judíos para que reflexionen sobre sus obras y entren en un periodo de penitencia que durara 10 días hasta Yom Kipur (14 de septiembre). Es interesante que el judío inicie su año litúrgico con un juicio, argumentan que en el principio Dios dio la vida y la juzgo pues dijo “que era buena”, también creo al ser humano que ese día se corrompió pero ahí es donde inicia el intento de Dios por rescatar al hombre. Para el judío la vida humana inicia con un juicio, esto se asemeja al pensamiento cristiano pues la vida después de la muerte inicia también con un juicio.
            El presidente Barack Obama por medio de la Casa Blanca dio un mensaje a la comunidad judía de Estados Unidos por motivo del año nuevo hebreo. El discurso de Obama inicia con la felicitación judía de ¡Shana Tova!, afirmando que “el inicio de cada año es una oportunidad para hacer las cosas mejor y reafirmar los mandamientos”, citando parte del discurso de un rabino de renombre: “cuando Dios dio la vida a Adán, dio vida a toda nuestra raza, al judío y al extranjero, extranjero no es un término geográfico sino un concepto que tiene implicaciones morales”. Irónicamente, en esos días Obama ponía a discusión en el senado de E.U. la aprobación para intervenir militarmente a Siria.
            Esa misma semana, el papa Francisco I desde el Vaticano convoco a una jornada de ayuno y oración por la paz en Siria, gesto que fue bien recibido por la comunidad Islámica de Siria, pues el líder musulmán Ahmad Badreddin Hassou deseo sumar su presencia en la plaza de San Pedro.
            Muchos dirán que los rezos “no sirven de nada”, pero vale la pena citar el pensamiento del Rabino Brener: “si leo un libro y no aprendo nada, perdí mi tiempo, si leo y aprendo me convierto en algo mejor, los hombres que rezan y no aprenden nada rezan de forma superficial, quienes rezan y aprenden se transforman”. Dios está en la oración, poner por obra sus mandamientos es una decisión humana.  
            Es una pérdida para la religión cuando vivimos una fe superficial porque la caridad de Dios no la hacemos presentes, echamos en saco roto los mandamientos. Los Presidentes de E.U. toman protesta jurando sobre la Biblia y en ella las tres religiones: “judaísmo, cristianismo e islam” podemos encontrar más coincidencias que diferencias. Los tres credos afirmamos: “hay un juez y existe un juicio”. No mataras es un mandamiento. Es tiempo que aquellos que nos llamamos “amantes de Dios” pongamos por estandarte la hermandad ante todo.  

            El discurso de Francisco I, el sábado 7 de septiembre en la Plaza de San Pedro me pareció eficaz. El Santo Padre afirmo: “en cada conflicto militar renovamos a Caín con tecnologías más sofisticadas y un lenguaje sutil, pero el fin de Caín sigue siendo el mismo”. Al citar el caso de Caín tácitamente se convoca a un punto en común entre los tres credos: reprobar el asesinato del hermano. Todos somos descendientes de Adán. Creo que el papa Francisco I con sus acciones está abriendo puentes y sensibilizando al resto de los credos. Podemos tener la paz como unidad por encima de las diferencias entre países, razas, credos, ideologías políticas, amigos y familiares, pero si nuestra fe es superficial la paz será sin fruto.