Platicando con un amigo católico sobre los hermanos
separados, él se refirió a ellos como “iglesias” pero le respondí “no lo son”, él
se sorprendió por mi respuesta y recalque, “no lo son”. Sin embargo, cometí un
error al no explicarle el porqué.
A continuación daré una breve explicación, sin ser
teólogo la explicación es muy simple; ¿Qué es la Iglesia?, bíblicamente la
Iglesia es el cuerpo de Cristo y ¿Qué es el cuerpo de Cristo?, bíblicamente es ¡la
Eucaristía!. El asunto es de una simpleza bárbara. Aclaro, no niego que dentro
de otras corrientes cristianas existan personas que puedan darnos buen ejemplo,
también en otras religiones las habrá, tampoco niego que el Espíritu Santo
pueda alumbrarlos, de hecho, la luz de Dios ilumina a todo hombre (S. Juan 1:9)
y eso no significa que todos sean cristianos, también creo que puedo llamarlos
hermanos e hijos de Dios. Desconozco el papel que juegan dentro de los misterios
y el tiempo de Dios, no estoy aquí para juzgar, pero debo decir que la unidad de
los bautizados es un principio bíblico claro y básico.
Los hermanos separados comparten muchas cosas
con los católicos; el bautismo, la fe, la Escritura, pero de ahí, a que cada
bautizado interprete la biblia a su sentir y forme su propio grupo proclamándose
“iglesia”, no es algo correcto. Como señalé, la Iglesia es el cuerpo de Cristo
y el cuerpo de Cristo es la Eucaristía. No somos Iglesia porque nos reunimos en
un lugar con una buena intención, somos Iglesia porque recibimos el cuerpo de Jesús,
el cuerpo de Cristo esta en nosotros porque lo masticamos, lo comemos. ¿Quién puede
ser Iglesia sin tener la Eucaristía, sin tener el cuerpo del Señor?, ¿Puedo
decir que soy “parte del cuerpo del Señor” y a la vez afirmar que la Eucaristía
no es el cuerpo de Cristo, cuando Él dijo “esto es mi cuerpo”?., decir eso es
de ignorantes.
Desgraciadamente
creemos hacer un bien al ser “democráticos” y decir “ellos, estos y aquellos, también
son ó pueden ser iglesia”, lo único que hacemos con eso es privar a los demás del
cuerpo de Cristo, privarlos de la verdad y la gracia que se recibe en la Eucaristía.
El apóstol san Pablo lo expone muy claro en la carta a los Corintios, una
comunidad que se distinguía por su ignorancia, desorden y división, él enseño; “La
copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso la comunión con la sangre de
Cristo?, Y el pan que partimos ¿no es la comunión con el cuerpo de Cristo?.
Porque aun siendo muchos, un sólo pan y un sólo cuerpo somos, pues todos
participamos de un sólo pan” (1era de Corintios 1:10).
La unidad cristiana debe buscarse en el pan
porque un solo cuerpo somos, el Señor sólo estableció una Iglesia y un pan de
la Alianza, no dos ó tres ó cinco. Comprendo que muchos hermanos de otras
corrientes cristianas no pueden entenderlo ó aceptarlo, no deseo imponerles la
Verdad, mas bien, me parece que la actitud católica debe ser la siguiente;
vivir la Eucaristía y dar razón de nuestra fe, porque este asunto no se reduce
a una discusión de palabrerías, sino a una experiencia del espíritu humano con el
resucitado en un sólo y mismo pan.