Sitios

lunes, 28 de diciembre de 2015

Dios y los paganos.

            Existe de parte de algunos bautizados, sectarios, cierta paranoia hacia todo aquello que provenga de origen pagano. Sus argumentos propagan la duda hacia fiestas celebradas por la Iglesia, esto divide a los creyentes. Cuando la Iglesia ha santificado algo, no debemos sentir temor. A continuación mostrare como Dios ha usado a los paganos para su proyecto.
            El pensamiento monoteísta es herencia de Abram, el fue llamado por Dios estando en Ur de los Caldeos. Los familiares de Abram eran paganos. La tradición judía afirma que el padre de Abram poseía una tienda donde vendía “ídolos” (figuras de barro que representaban deidades paganas), de ese modo se ganan la vida. Abram es descrito como hombre acaudalado, sin duda, esto provenía del negocio familiar.  
            Siglos después. Dios solicito a los hebreos salir de Egipto, pero también, fue Dios quien pidió a los hebreos entrar en Egipto (Génesis 46:1-7) en tiempo de la hambruna, y así, la familia de Jacob se convirtió en un pueblo en medio de paganos.
            Pasados los años, llego Moisés, el gran legislador de Israel, pero este también se crio entre paganos, cuando el faraón decreto asesinar a los niños hebreos. La historia narra que Moisés fue salvado por la hija del faraón. Se dice y se cree, con suma lógica, que la estructura organizacional de los egipcios fue influencia para que Moisés estructurara al pueblo de Israel.
            Tras el destierro a babilonia, Ciro el grande, Rey de Persia, restauro el culto en Israel (Esdras 1:1-5), poniendo fin al exilio judío en babilonia. La política de Ciro fue respetar el culto de los pueblos dominados.
            Dentro del vocablo hebreo, los judíos suelen llamar a Dios como “Elohim”, pero esta palabra es plural, no singular. Aunque los judíos no creen en la trinidad, por la influencia del paganismo utilizan un plural para referirse a Dios. Cuando dicen “Elohim es uno”, afirman “Dioses es uno”. Para mí, la palabra “Elohim” representa un anuncio escondido de la trinidad en el antiguo testamento.
            En el nuevo testamento, en los evangelios, encontramos la parábola del “buen samaritano”, en este pasaje, un hombre esta herido en un camino y es auxiliado por un samaritano, mientras que religiosos judíos no se compadecieron. Jesús pone de ejemplo al samaritano, pero los samaritanos surgieron del sincretismo y mestizaje entre hebreos del norte y babilonia. Parece que Jesús centra su enseñanza en la piedad, sin escandalizarse del culto de los samaritanos como lo hacían los judíos.
            Entre las lenguas usadas por los judíos, el arameo era común en el siglo I cuando Israel fue dominado por Roma, pero la lengua de los judíos es el hebreo, no el arameo, y el latín era usado por los romanos, ¿Por qué los judíos hablaban arameo?. Los judíos hablaban arameo porque esa lengua se aprendió cuando vivieron en babilonia.
            Otro detalle importante, en el nuevo testamento, cuando san Pablo cuando estuvo en el areópago griego cito la literatura de los paganos para evangelizar (Hechos 17:28,29), el apóstol no cito la Biblia.
Como conclusión, lo más importante de las celebraciones de la Iglesia es anunciar a Cristo y su doctrina, dando ejemplo de vida cristiana, en eso, no hay pecado.


domingo, 20 de diciembre de 2015

La exhortación de Malaquías.

            Hace algunos días reflexionaba en el libro del profeta Malaquías, último libro del antiguo testamento. En sus capítulos hace un reclamo a los israelitas que dejaron de sorprenderse del adulterio (M. 2:14,15) y se justificaban sintiéndose inocentes, el profeta exclama; “Vosotros cansáis a Dios con vuestras palabras. Decís; ¿En qué le cansamos? _ Cuando afirmáis; Dios aprueba al que hace el mal, lo acepta complacido; o también; ¿Dónde está el Dios justo?” (Malaquías 2:10).
            El libro de Malaquías promete la llegada del mensajero que “preparara el camino delante de Dios” (M. 3:1), este es San Juan Bautista, curiosamente, el bautista fue decapitado por denunciar el adulterio del Rey Herodes, pues su esposa, Herodías, fue mujer de hombres distintos (S. Marcos 6:14 al 29).
            Bajo la enseñanza traída por Jesús, el adulterio no es solo engañar a la esposa. Quien contrae matrimonio por segunda vez también vive en adulterio (S. Mateo 5:32, S. Lucas 16:18). Contraer un segundo matrimonio entorpece y pisotea el sacramento de un primer matrimonio, quebranta la alianza previa y juramento que se dio en el altar.      
            Malaquías denunciando el adulterio de su tiempo anuncio que en atención a los justos: “se escribió en presencia de Dios un libro en memoria de sus fieles, aquellos que honran su nombre…” (M. 3:16). A pesar de las traducciones, significados y contextos, recordé que la palabra “memoria” también es usada por Jesús al instaurar la Eucaristía; “hagan esto en memoria mía”. Quizá el “libro” señalado por Malaquías sea un símbolo referido a la Eucaristía (no lo sé). Pero bajo la enseñanza los adúlteros no tendrán parte en ese libro, ni en la Eucaristía. Para poder acceder es necesario retractarse de aquello que atenta contra los mandamientos de Dios, confesar el pecado y avanzar.    
            Ni la Iglesia, ni la biblia reprueban la separación de los cónyuges cuando estos no pueden vivir un matrimonio pleno. Dios desea matrimonios que vivan en paz, sin embargo, no se permite que los separados contraigan matrimonio por segunda ocasión, esa enseñanza es sumamente clara y firme. La Iglesia reconoce causas para anular el primer matrimonio, por ejemplo: cuando existió engaño, ausencia de la fe, o fue en contra de la voluntad de alguno de los dos, etc. Supongo que es difícil recabar evidencia necesaria para poder anular un matrimonio, pero también, siento que la modernidad hace que las parejas vean esto como un protocolo, un papéelo y se aprovechen de este recurso para su comodidad y no para su salvación, propiciando que la Iglesia caiga en la injusticia de anular algo que no puede, ni debe ser anulado.

            Los bautizados debemos reflexionar en nuestras obras a la luz de los textos de Malaquías; “Vosotros cansáis a Dios con vuestras palabras. Decís; ¿En qué le cansamos? _  Cuando afirmáis; Dios aprueba al que hace el mal, lo acepta complacido…”. A esa generación nos parecemos cuando queremos justificar la unión libre y el segundo matrimonio, queremos que Dios apruebe el mal y hasta decimos; “si dos se aman deben estar juntos, Dios es bueno, El es amor”. Meditemos en Dios, tomemos la cruz sin adulterar sus enseñanzas, guardar el mandamiento traerá su recompensa en esta vida y en la otra, seamos pacientes en oración para vencer las tentaciones. 

domingo, 13 de diciembre de 2015

La luz vino al mundo

            En una posada entre unos amigos, veíamos una de tantas peleas en pago por evento, en la frente de un contendiente se leía “San Juan 3:16”, un amigo pregunto el significado del pasaje.
            Este versículo es quizá el resumen y conclusión de toda la biblia; “Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna”. En los versículos siguientes Jesús expresa el significado de la fe, las buenas obras y como las malas acciones pueden condenarnos; “Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él. Para quien cree en él no hay juicio. En cambio, el que no cree ya se ha condenado, por el hecho de no creer en el Nombre del Hijo único de Dios. Esto requiere un juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Pues el que obra el mal odia la luz y no va a la luz, no sea que sus obras malas sean descubiertas y condenadas. Pero el que hace la verdad va a la luz, para que se vea que sus obras han sido hechas en Dios” (San Juan 17-21).
            Sabemos que el ser humano fue creado a imagen de Dios, sin embargo, a mi modo de ver, somos un reflejo distorsionado del creador, una imagen deformada por nuestro pecado, esta peculiaridad nos incapacita para encontrar el correcto significado de la vida. Fuese imposible para la humanidad conocer lo que pecado es, de no ser por la revelación que nos ha llegado desde arriba. La palabra “pecado” se traduce como injusticia. La humanidad en su condición más primitiva entendió, de un modo grotesco, que existen acciones reprobables (pecados) y aplaudibles (virtudes), pero también de un modo primitivo y reprobable emitió castigos; lapidación, amputación, etc.
            Cristo llega a este mundo como modelo de virtud y piedad, empezando desde la elección por el pueblo de Israel; el pueblo más pequeño de todos los pueblos, ó su nacimiento en un pesebre siendo llamado Rey, ó la elección por la Virgen María que expone la crueldad de la ley de Moisés ante esta situación; esperar un hijo antes del matrimonio. Toda la vida de Jesús está encaminada a enriquecer la vida del ser humano en el orden espiritual, emocional y afectivo. Espiritual al mostrarnos que existe una Vida oculta que transciende más allá de esta muerte, y que podemos empezar a construirla desde hoy. Emocional al exponer que las adversidades pueden ser soportadas teniendo la fe como estandarte, no para librarnos de ellas de un modo milagroso sino para tener fortaleza y paciencia para esperar, la cruz es signo de ello. Afectivo al mostrar a la humanidad como una hermandad, y sobre todo, manifestar que existe un Dios que nos amo a pesar de nuestros insultos, errores e injusticias.    
            Jesús es la imagen visible del Dios invisible, es el hombre hecho a imagen de Dios sin las distorsiones causadas por el pecado. Jesús es el modelo a seguir para construir en nosotros el proyecto que Dios deseo para Adán; esa comunión entre la Paternidad del creador, la humanidad y la creación.
            Jesús en su sacrificio manifiesta que Dios está dispuesto a perdonarnos, sin crucifixión no tendríamos idea, ni noción para medir la magnitud de la misericordia de Dios para con el género humano. Sin crucifixión, la misericordia y el amor de Dios seria un mito, una palabra sin sustento, ni evidencia, en cambio; por amor a nosotros se entrego sin renegar de la cruz, por su misericordia perdono esta ofensa al género humano.   

            Cristo vino a este mundo y por ello celebramos la Navidad, un tiempo de reconciliación entre nosotros, un momento para emitir un juicio sobre nuestras vidas; que hicimos bien, que hicimos mal, y creo que no existe una maldad más infame que insultar al hijo de Dios, desnudarlo y matarlo clavándolo en una cruz, eso Dios ya lo perdono. Dios está dispuesto a perdonarnos porque su deseo por nosotros es mayor que nuestra ofensa.   

domingo, 6 de diciembre de 2015

La Ley y la Fe

La ley del antiguo testamento se compone de 613 mandamientos. Algunas sectas cristianas citan el antiguo testamento queriendo reavivar mandamientos antiguos, sin considerar que el antiguo testamento fue una alianza de Dios con Israel, no con bautizados. Algunos bautizados dicen: “el sábado es día de culto” porque la biblia menciona el “7timo día como día de reposo”, día de acudir a la Sinagoga. Sin embargo omiten dos detalles importantes; la Sinagoga no era un templo, y según la ley antigua, un sábado (Sabbat) era guardado cada séptimo día, pero también se exigía celebrar “el gran Sabbat” una vez al año, ese día de reposo podía caer cualquier día de la semana. Los bautizados que pretenden guardar el sábado omiten el resto de las leyes bíblicas asociadas al sábado, por ejemplo; “No encenderéis fuego en ninguna de vuestras moradas el día de reposo” (Éxodo 35:3). Los judíos que guardan el sábado cocinan sus alimentos desde el viernes para no encender el fuego de la estufa en sábado, en cambio, los bautizados que “creen guardar el día de reposo” encienden: la estufa, el boiler, el cigarro, etc.
La Iglesia en el siglo primero tuvo discusiones con los judíos que habían abrazado la fe en Jesucristo, argumentaban que las leyes del antiguo testamento eran necesarias para la salvación. Muchas sectas actualizan el discurso exigiendo mandamientos del antiguo testamento, citando versículos de modo aislado. El concilio de Jerusalén considero que el ser humano es santificado por medio del Espíritu Santo, los 613 mandamientos del antiguo testamento no son necesarios. El discurso que San Pedro dio a los fariseos que creyeron en Jesús, cuestiona; “¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres hebreos, ni nosotros hemos podido llevar?” (Hechos 15:10). San Pedro se refiere al yugo de los mandamientos del antiguo pacto.
Entonces, ¿para qué sirvieron los 613 mandamientos antiguos, si la gracia traía por Jesús es lo que nos purifica?. San Pablo expresa sobre la ley antigua y el papel del pueblo de Israel; “la Ley escrita sometió todo al pecado, para que la promesa se cumpla en aquellos que creen, gracias a la fe en Jesucristo. Antes que llegara la fe, estábamos cautivos bajo la custodia de la Ley, en espera de la fe que debía ser revelada. Así, la Ley nos sirvió de guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Y ahora que ha llegado la fe, no necesitamos más de un guía. Porque todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, ya que todos ustedes, que fueron bautizados en Cristo, han sido revestidos de Cristo” (Gálatas 3:22-27). Israel recibió la ley antigua como guía para recibir al Mesías y la gracia.
San Pablo, ex fariseo conocedor de las leyes del antiguo testamento, enseña que la gracia no está condicionada al hecho de que el individuo cumpla ó no la antigua ley. En lo personal, creo que la antigua ley sirvió para mostrar lo pecadores que podemos ser, manifestar la santidad de Dios y su amor hacia nosotros, pues Cristo murió en un mundo incapaz de cumplir la ley.  

Concluyo con una anécdota; una mujer dejo de acudir a misa, no lo hacía por vergüenza pues su vida no era ejemplar, le respondí; Cristo conoció este mundo, lo vivió y así estuvo dispuesto a morir, no se entregó porque somos capaces de cumplir sus enseñanzas, se entregó porque nos amó. No existe en el mundo alguien que pueda cumplir la totalidad de los mandamientos, si pudiésemos justificarnos ante Dios solo por cumplir mandatos la muerte de Cristo seria en vano.    

domingo, 29 de noviembre de 2015

Edificando la torre

En el evangelio de San Lucas, Jesús expresa las siguientes palabras; El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío. "Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: "Este comenzó a edificar y no pudo terminar." O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta antes y delibera si con 10.000 puede salir al paso del que viene contra él con 20.000?. Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz. Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío. (Lucas 14:27-33)
            Como arquitecto entiendo las fases para concretar una edificación. El proyecto es lo más importante antes de iniciar cualquier paso de la obra. Para que los arquitectos diseñen debe existir un terreno, para que los ingenieros calculen debe existir un diseño y para que la obra se edifique debe existir un proyecto ejecutivo.   
                En la parábola de la edificación de la Torre, Cristo se refiere a edificar en nosotros la gracia divina. San Pablo expreso a los gálatas; “¡hijos míos!, por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros” (Gálatas 4:19). Debe existir una preparación en los creyentes para recibir la gracia.
            Al mirar la historia de la salvación, Dios va “edificando esa torre” para mostrarnos y llevarnos hasta su reino; escoge a Abraham para formar un pueblo, Israel, los educa por medio Moisés y los profetas hasta llegar a Jesucristo. En lo individual, recibimos la gracia por medio del bautismo, se nos inculcan los mandamientos en el catecismo y se nos prepara para tener la primera comunión. Sin embargo, algunos nos alejamos de fe y “la construcción de la torre queda hasta ahí”. El propósito del proyecto divino es reproducir la vida de Jesús en cada uno de nosotros.
            Cuando los bautizados tomamos conciencia de la importancia de la fe, tras experimentar una conversión, y por voluntad propia caminamos hacia las cosas santas, ese proyecto divino que quedo inconcluso vuelve a ser retomado. El fin de la fe no es solo ir a misa por voluntad propia, sino también, cargar la cruz personal y la cruz universal que tiene la Iglesia, esto es una obligación que pide el evangelio.
            Es necesario que todo convertido participe en la Iglesia, pero antes, se forme para que conocer el proyecto del reino de Dios, vale la pena citar a Jesús; "¿Quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla?. No dudo que muchos sientan animo o emoción por emprender algo en sus parroquias, pero ¿han dedicado tiempo para enraizar en ustedes la fe? o ¿cualquier adversidad derribara sus intenciones?.
            Para terminar, cualquier albañil puede pegar ladrillos y no por eso todas las casas son bellas y funcionales. Cualquier creyente emocionado puede emprender una labor hoy, derribarla mañana o sumarse a la secta que lo motive.
            En la parábola de la edificación de la torre, Cristo pide que meditemos antes de emprender, ¿tenemos dinero para terminar la torre?, ¡si lo tenemos, es la gracia!. Sin duda, el primer paso para ser discípulo de Jesús es conocerlo a Él, y para estar en contacto con El hay que orar, entrar en gracia, meditar los textos sagrados.

            Una vida espiritual sin el espíritu hace de la Iglesia un club social. 

lunes, 23 de noviembre de 2015

Dos hombres subieron al templo para orar

“Refirió también esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos, y despreciaban a los demás: Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de impuestos. El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano”. Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “Dios, ten piedad de mí, pecador”. Os digo que éste descendió a su casa justificado pero aquél no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado” (San Lucas 18:9-14).  
Esta parábola es conocida por muchos. El centro del pasaje es la humildad, sin embargo, algunos utilizan el texto para justificarse, creyendo tener la humildad del publicano. Cristo utilizo al fariseo como “mal ejemplo” para darnos una enseñanza, no significa que todo religioso sea fariseo ó que todo pecador sea humilde, si pensamos de esa forma estamos despreciando a los demás. Muchos afirmábamos; “no voy a la Iglesia porque está llena de hipócritas”, ¿esta actitud a quien nos recuerda; al publicano ó al fariseo?, incluso, si la Iglesia estuviese llena de hipócritas, ¿Cómo podría un hombre tener la amistad de Dios, si no busca el encuentro con el prójimo y vive acusando a los demás; “son hipócritas, no voy”?. Es fácil caer en la tentación y decir “no soy como ellos”, sentirnos superiores, no olvidemos la humildad. 
El pasaje también es usado por quienes se justifican; “soy pecador, me confieso con Dios”, pero si leemos detenidamente el pasaje, Jesús inicia afirmando: “dos hombres subieron al templo para orar”. Cristo ligo la piedad de Dios con la oración y el templo. En el contexto, los judíos entendían que el templo de Jerusalén era el sitio de la justificación, por la alianza que Dios estableció con David y Salomón (2da de Crónicas 14-16; “si mi pueblo, el pueblo que lleva mi nombre, se humilla, ora, me busca y deja su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y devolveré la prosperidad a su país. De ahora en adelante escucharé con atención las oraciones que se hagan en este lugar, porque he escogido y consagrado este templo como residencia perpetua de mi nombre. Siempre lo cuidaré y lo tendré presente”). Hasta el día de hoy, por este motivo, los judíos hacen oración en las ruinas del templo, este sitio se conoce como “el muro de los lamentos”. Entonces, a la luz de la Nueva Alianza, reinterpretar el texto: “dos hombres subieron al templo para orar”, es como decir: “dos hombres hicieron oración ante el sagrario”. Acudir ante el sagrario para pedir clemencia no es algo común en nuestros días, ni siquiera entre quienes se creen como el publicano.

Ahora reflexionemos y supongamos que dos hombres que cometieron pecados, ambos hacen oración para pedir piedad, uno lo hace frente al santísimo y otro en el lugar donde le plazca. Interioricemos ambos actos, todo arrepentimiento es buena señal pero se necesita más fe para acudir al sagrario y orar. No todos creen que la presencia de Cristo está ahí, y recordemos que la clemencia de Dios se manifestó al mundo en estas palabras; “Tomad, comed; esto es mi cuerpo,…bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para el perdón de los pecados” (San Mateo 26:26,28). Si usted se arrepiente de sus maldades y hace oración pidiendo piedad, hace bien, pero si se arrepiente ante el sagrario hace mejor. 

domingo, 15 de noviembre de 2015

El milagro del matrimonio e hijos

A principios de noviembre acudí a la ciudad de Tijuana para celebrar la boda de un primo. En la misa, la lectura del libro de Tobías y las bodas de Canaán comúnmente citada en las bodas. El matrimonio es el sacramento que antecede al bautismo de un tercero, la gracia que recibirán los hijos.  
Recuerdo que en el Instituto Bíblico estudiamos el libro de Tobías, que narra la historia de Sara, mujer que no podía concretar su matrimonio porque enviudaba (Tobías 3:8). El pasaje de las bodas de Canaán expresa como Jesús y sus discípulos son invitados a este festejo, donde Jesús convierte en vino el agua destinada para la purificación (San Juan 2:1-12). Vienen a mi memoria otros pasajes relacionados con la ilusión del matrimonio y los hijos, por ejemplo; la biblia expresa que Isaac, hijo de Abraham, contrajo matrimonio a la edad de cuarenta años (Génesis 25:20), él debía casarse con una mujer digna para perpetuar la alianza que Dios había hecho con su padre: Abraham. El mismo nacimiento de Isaac fue un milagro, dado que, Abraham y Sara no podían tener hijos en su juventud, sino en su vejez (Gen. 18:10-15). También, el nacimiento de Moisés, personaje separado de sus padres desde su nacimiento, cuando el Faraón mando matar a los recién nacidos. La relación entre San José y la Virgen María, el nacimiento de Jesús y la persecución de Herodes, debieron marcar a la sagrada familia en su deseo por salir adelante como familia.
En la biblia encontramos episodios donde “el enemigo de la santidad” se opone a la unión marital entre creyentes y a la descendencia. En cambio, la negación de la santidad promueve el nacimiento desordenado de personas por la sexualidad irresponsable, muchos vienen al mundo por el libertinaje de sus progenitores, que actuaron solo por deleite y ego de presumirse progresistas en “la libertad del cuerpo”, sin visión de familiar, ni afecto. Estos seres inocentes que nacen deberán soportar el conflicto y la carencia afectiva de la irresponsabilidad de sus padres, pero Dios es poderoso para sanar las heridas y dar afecto a quien lo solicite.  
Para los que tienen fe es doloroso enamorarse de quien no la posee, dado que, los creyentes desean formar hogares conforme al propósito de Dios, y no solo eso, algunos están conscientes; al crear una familia están creado una Iglesia, la Iglesia doméstica. Nuevas almas vendrán habitar este mundo, recibirán la gracia y la Palabra de Dios, sus primeros encuentros con la fe serán en casa. Por esta causa, el enemigo de Dios pretende acabar con la familia, en especial con la familia cristiana, atormentando a los individuos desmembrándoles su cimiento afectivo: el hogar.   

Que las personas de fe no claudiquen en su propósito de formar una familia, que guarden la esperanza de que Dios proveerá, que sepan esperar el tiempo, que no contraigan matrimonio solo por el engaño de los ojos. San Pablo en sus cartas hacia la recomendación a los primeros cristianos; “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué comunión tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” (2da de Corintios 6:14). Podría ser una exigencia necia renunciar a la ilusión de un noviazgo donde no hay fe, pero creo que un amor donde ambos aman a Dios en forma plena, no tiene comparación, madurara, se volverá indivisible, esto es un milagro dado desde lo alto. Tengamos fe.      

domingo, 8 de noviembre de 2015

Reflexiones sobre el cannabis

A principios de noviembre, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ofreció cuatro amparos para el uso y producción personal del cannabis. Significa que solo estas cuatro personas están facultadas para hacerlo.  
Esta reflexión no va sobre estar a favor ó en contra de la legalización. Me gustaría que los ciudadanos optaran por una vida sana sin depender de estupefacientes para estar “contentos”.
Este artículo pretende poner en duda los argumentos de quienes están a favor. A mi juicio, el tema no es de “blanco ó negro” y debiese ser tratado con seriedad a partir de la opción de expertos en salud mental y adicciones.
Muchos afirman que “la legalización es conveniente para reducir la violencia”. Señalan; “la legalización mermaría los ingresos operativos de los carteles, debilitándolos…”, pero ¿no será al revés?. Si un cartel deja de recibir ingresos la lógica será cubrir los faltantes con ingresos generados por otros delitos; extorsión, secuestro, robo, tráfico de armas, personas, etc. ¿Qué seguridad existe de que la delincuencia y la violencia decline?. No hay seguridad, incluso podría incrementarse.   
Se afirma; “el Estado no debe prohibir el uso de drogas, los ciudadanos deben ser libres para meterse lo que les plazca”. Este pensamiento considera el asunto como un “gocé personal” y no como algo de injerencia en la salud pública, el daño colectivo. Esto significa que el Estado deberá invertir millones de pesos para tratar a los adictos, entonces, “si el individuo es libre para meterse lo que le plazca”, ¿Por qué las secuelas deben ser atendidas en el Seguro Social?, ese monto lo pagamos todos. La ley civil tiene una función pedagógica, las cosas buenas no están prohibidas, se prohíbe lo que daña a la sociedad.  
También se menciona que la ley actual es injusta, el uso de drogas no está penalizado, salvo se demuestre la porción legal permitida para consumo personal, lo que está penalizado es la venta y distribución. Se argumenta; “es fácil incriminar falsamente a un consumidor acusándolo de distribuidor”. Sin embargo, ese problema es de corrupción y mala impartición de justicia por parte de las autoridades. Como ejemplo; la venta, distribución y consumo de alcohol, droga legal, centros nocturnos aun con licencia de alcohol son acosados por las autoridades y los “aguajes” operan ilegalmente a sabiendas de las autoridades, todo por “mordidas”. Una regulación sobre la producción y consumo del cannabis también podría generar un mercado negro entorno a él.    
Otro argumento apela a la educación para la prevención del uso drogas en programas que deben impartirse desde la educación básica. Suena coherente y es algo que debe hacerse, pero ¿Qué efectividad tendría?, por ejemplo; el Estado ha invertido en programas de educación sexual y los embarazos en adolescentes no decrecen, se multiplican. El consumo de alcohol en adolescentes también es un grave problema y esta droga es legal. Entonces, ¿por qué creer que la educación para la prevención puede ser efectiva, cuando en otros temas no lo ha sido, ni siquiera en Estados  Unidos?.   
Para terminar, Benedicto XVI afirmaba que el uso de las drogas otorgaba una falacia temporal a las personas, haciéndolas evadir la realidad, llevándolas a un falso “Edén” de alegrías. No es sano para el individuo evadir la realidad.   

Si reflexionamos sobre el uso de drogas ilegales, sin considerar los daños a la salud y los chicles conocidos, nos daremos cuenta que las drogas dañan la integridad de la persona, pues un consumidor de cannabis, aun estando en perfectas condiciones salud, se acostumbra a tener tratos con delincuentes para adquirirla, a mentir y esconderse para consumirla. ¿Habrá alguna virtud en ello?. 

lunes, 2 de noviembre de 2015

31 de octubre

Esta reflexión la escribí una noche 31 de octubre, día de Halloween. Mientras miraba por redes sociales las fotos de algunos amigos disfrazados, recordé un comentario de Frank Morera; "31 de octubre, día de Halloween pero también día de la reforma protestante. Un día como hoy se inició una gran división en el cuerpo de Cristo, la Iglesia".
Algunos amigos evangélicos consideran la reforma como un progreso, una depuración del cristianismo, alegando que la Biblia fue llevada al pueblo, a la libre interpretación, pero irónicamente, estos mismo, cuando no están de acuerdo con su grupo cambian de congregación, de pastores o incursionan iniciando su propia congregación al no sentirse cómodos en ninguna, defendiendo "la sana doctrina" (eso dicen todos).
El mismo Martin Lutero, padre la reforma protestante, tuvo que construir dos catecismos para que los protestantes no mal interpretaran la Biblia, por desgracia, Lutero no pudo detener el sectarismo dentro del protestantismo. La diferencia entre ser protestante y ser evangélico reside que los grupos protestantes son aquellos que se formaron tras romper con la Iglesia Católica; Luteranos, Calvinistas, Anglicanos, y los evangélicos surgieron dentro de grupos protestantes; Metodistas, Pentecostales, etc.  
El mundo evangélico es distinto al mundo católico aunque ambos son cristianos. Para ellos una discusión teológica puede ser asunto de "vida o muerte", "cielo o infierno". Bajo su creencia la salvación esta solo en lo que creen, si lo que cree está mal podrían estar condenados y bajo su doctrina no hay purgatorio; o es cielo o es infierno. El mundo evangélico carece de una unidad pastoral que interprete y enseñe el cristianismo de un mismo modo y una misma forma a lo largo de todo el mundo en una misma Iglesia. El pensamiento entre un evangélico pentecostal es sumamente distinto al de un bautista o un protestante anglicano, los cultos no son iguales. Se estima que existen 25 mil denominaciones cristianas diferentes.
El mismo Ratzinger antes de ser nombrado Papa, afirmaba que el protestantismo trajo una revolución del pensamiento, y es verdad, hoy mucha gente sin ser protestante o evangélico cree en un Dios personal con horarios exclusivos para el individuo, y duda o no cree en un Dios que se expresa por medio de una liturgia o una acción colectiva como lo cree el catolicismo, el cristianismo ortodoxo de oriente o el judaísmo más antiguo.
¿Que podríamos hacer como católicos para evitar el sectarismo y descansar en la doctrina católica?. Debemos formarnos, nadie puede defender algo que desconoce o no entiende. Si todas las denominaciones cristianas "fuesen como países", la Iglesia Católica seria como una potencia teológica, un mar basto de conocimiento capaz de responder las inquietudes del espíritu humano. Muchos católicos permanecemos ignorantes, equivocadamente pensamos que nuestra Iglesia solo es un cúmulo de supersticiones y tradiciones inútiles que nadie entiende, esto no es así.

Termino con un comentario que lei en redes sociales; "invitas a los católicos a la lectio divina y no van (esto es, reflexionar en torno a la lectura de la Biblia), se van de la Iglesia, se congregan en un grupo evangélico y dicen: ¡cuando era católico no leíamos la Biblia!". La ignorancia y soberbia genera sectarismo, la humildad y amor a la Verdad nos llevara a la unidad. Cristo instituyó solo una Iglesia.

domingo, 25 de octubre de 2015

El perdón y la vida eterna

            Hace poco en una reunión entre amigos leíamos salmos, oraciones y algunos capítulos de las Escrituras, entre ellos, el primer capítulo de Efesios. Aunque todos participaban dando gracias, mi atención se centro en el versículo siete del tal capítulo. San Pablo refiriéndose a Cristo menciona; “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia…” (Efesios 1:7).
            Referirnos al perdón de pecados asociado a la sangre de Cristo es sabido como una cuestión dogmatica, pero ¿Cómo fue que la primer generación de creyentes, en su mayoría judíos convertidos, asociaron el sacrificio de Jesús al perdón de pecados?, ¿Por qué llegar a esa conclusión y no simplemente decir que su sacrificio fue un acto de amor o su resurrección un manifiesto de que Dios existe?. Para los judíos las leyes de Moisés son claras entorno a los sacrificios por los pecados, entonces, ¿Por qué asociar la crucifixión de Jesús al perdón si Moisés explica que ofrendas son?
            En el libro del génesis, en los relatos del huerto del Edén encontramos; “Y mandó Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gen. 2:16,17). Sabemos que Adán y Eva pecaron. Los autores del nuevo testamento asocian la caída del huerto de Edén como la entrada de la muerte al mundo, ¿esto es una afirmación científica o simbólica?, es una afirmación religiosa, lo importante es que Jesús resucito, venció a la muerte y Cristo no es un símbolo sino una realidad histórica.      
            Tras la caída de Adán y Eva, el texto del Génesis expresa; “Y dijo Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, coma, y viva para siempre” (Gen. 3:22). No debemos olvidar, ¡antes de la caída estaba permitido comer de todos los arboles del huerto! (v. 16), por el pecado de Adán y Eva no solo heredamos la muerte y la expulsión de Edén, sino también se nos negó la satisfacción de conocer y disfrutar del resto de arboles del huerto, entre ellos el árbol de la vida, pero ¿Qué otros árboles había ahí?, ¿sabiduría, consejo, fortaleza, ciencia, piedad?, no lo sabemos y es inútil indagar.
            En los evangelios, sobre todo en el de San Juan, se hace mención de que Jesús nos da acceso a la vida eterna, ¿esto está relacionado con el relato del Génesis?, ¡por supuesto que si!. En el evangelio de San Juan encontramos el discurso de Jesús; “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (San Juan 6:38-40).

            Concluimos, pues, Dios restringió el acceso a la vida eterna, pero si por los evangelios sabemos que en Cristo desea otorgarnos esa vida atravesando por una resurrección, lo hace porque sin duda está dispuesto a perdonar. El perdón tiene un objetivo, compartir la vida eterna.     

domingo, 18 de octubre de 2015

La experiencia con Dios

Desde pequeños se nos inculca por el catecismo los principios más básicos de nuestra fe, se nos habla del llamado de Abraham y la historia de Isaac, se nos enseñan los diez mandamientos, el padre nuestro, el sacrificio de Jesús y su resurrección, etc. En aquellas clases aprendimos a memorizar dogmas y se nos avalo como creyentes para recibir la primera comunión.
            Cuando asistí al Instituto Bíblico sucedió algo similar; aprender, memorizar y ser evaluado con exámenes. Era muchísima información para procesar, desde historia de profetas mayores y menores, hasta la geografía e hidrografía de Israel. En ocasiones no había ni tiempo “para estar con Dios”. Estando en la papelería, fotocopiando el material del Instituto, pensé: “Dios no es un juego de fotocopias”, ¡y es verdad, Dios es persona!.
            Aclaro que vale la pena estudiar nuestra fe desde la academia, no deseo que se mal interprete mi reflexión, ni deseo que los creyentes que saben poco estimen en menos los consejos de aquellos que saben un poquito más de cristianismo. Es muy bueno estudiar, es excelente, sin embargo, el pensamiento católico surgió de un encuentro con Jesús, no pudo surgir de otra forma. La memorización de textos y dogmas dan herramientas para identificar nuestra fe, pero también, la fe católica puede entenderse por medio de experiencias de oración y contemplación, eso marca la vida del creyente y resucita en él la convicción y afecto hacia su Iglesia.
            Por el día a día, podemos enfrascamos en las formas eclesiales y la memorización de dogmas al grado de ser hasta incrédulos de cosas que tienen antecedente bíblico. Como ejemplo; un ex seminarista comento que a ellos les enseñaban que las conversiones al modo de San Pablo, hoy no son posibles. San Pablo recibió “un destello de luz y una voz lo llamo desde el cielo”, ¿será cierto que eso ya no sucede?, creo que ese tipo de situaciones son impredecibles, ¿A cuántos creyentes escuchamos hoy afirmando que “Dios les hablo” o que incluso conocieron “el infierno” y por esa situación han abrazado la fe?. Por lo general, la misma parroquia ¡no se los cree!.
            Dios no tiene límites, Dios no son solo textos y dogmas para memorizar, Dios es persona y puede ser experimentado de muchas maneras y formas. No debemos olvidar que la guía pastoral es muy importante para el crecimiento de aquellos que han tenido una experiencia inexplicable, no podemos dejar todo a la libre imaginación de cada creyente, de ser así, la Iglesia seria un manicomio. La conversión de San Pablo no puede ser entendida sin la presencia de Ananías en Damasco, su bautismo y la guía de los Apóstoles en la Iglesia.

            Para concluir, podemos ser católicos por muchas circunstancias; por la herencia Española, por tradición nacional “Guadalupanos”, por herencia y costumbre familiar, pero ninguna de las anteriores podrá superar la experiencia de haber vivido a Dios.

domingo, 11 de octubre de 2015

Ustedes son la luz del mundo

            En el evangelio de San Mateo encontramos; “Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿cómo podrá ser salada de nuevo? Ya no sirve para nada, por lo que se tira afuera y es pisoteada por la gente. Ustedes son la luz del mundo: ¿cómo se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte?. Nadie enciende una lámpara para taparla con un cajón; la ponen más bien sobre un candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre de ustedes que está en los Cielos” (Cap. 5, V. 13-16).
            Los pasajes mencionados son conocidos por la mayoría de los devotos cristianos. El Mesías en medio de su predicación se refirió a la audiencia como “la sal de la tierra”, “la luz del mundo”. No olvidemos que en ese entonces la predicación fue solo entre judíos.
            Al leer dicho evangelio en orden secuencial, capitulo por capitulo, en el capitulo tres encontraremos la predicación de San Juan Bautista; “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (v. 2), “el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego” (v. 10). En el capitulo cuatro, Jesús tras su bautismo y las tentaciones en el desierto, al iniciar su predicación afirma; “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”, sin embargo, en el siguiente aparece refiriéndose a la multitud como “sal de la tierra” y “luz del mundo”.
            Ubicados en el contexto parece incongruente llamar “sal de la tierra” y “luz del mundo” a la generación que consentía el castigo por lapidación, y que, capítulos atrás, se les llamo al arrepentimiento y la conversión. ¿Por qué Jesús llamaría “luz del mundo” a una generación de Israelitas “salvajes”?, ¿Por qué les decía “arrepiéntanse” para después llamarlos “la luz del mundo”?, ¿Por qué “luz del mundo” a la generación que lo crucifico?. Suena incoherente.
             Al leer las duras predicaciones de San Juan Bautista; “el hacha ya está puesta a los pies de los arboles…”, pareciera que se anuncia el terror y la amenaza hacia aquel que viva en pecado. Cuando se lee el mensaje de Jesús, pareciera que todo hombre pecador es como una lámpara apagada, a la cual, basta una chispa de fe para hacerla encender y que alumbre a otros por su conversión.
            Aquellos israelitas fueron llamados “sal de la tierra”, “luz del mundo” sin vivir como religiosos consagrados, sino como gente del montón. Los pasajes manifiestan el modo en que Jesús veía a su audiencia; la multitud poseía pecado, ignorancia, los llamo al arrepentimiento. Al presentarse para instruirlos, el nuevo mensaje los convierte en conocedores y portadores de esa luz. Es la Palabra lo que alumbra.  

            Mi ex párroco, Huberto Ponce, se refería a los pecadores como “tierra fértil para depositar de nuevo la gracia”. A veces uno cree que un pecador tiene poco que dar, pero la verdad es que todos poseemos pecados. Es la cátedra cristiana, sumada a nuestra conversión, lo que nos hace ser la sal de este mundo. No sacrifiques nunca la Palabra de Dios. 

domingo, 4 de octubre de 2015

La felicidad

            Si desde el nacimiento hasta la muerte, pudiésemos estar en un constante estado de felicidad, no podríamos notar la existencia de la felicidad.
            Es común que por redes sociales, amigos y familiares compartan imágenes sobre la felicidad, desde consejos, afirmaciones, definiciones o reglas para ser feliz. Hace poco leí una; “se feliz a tu manera, la felicidad no es lo que dicen los demás, sino lo que te hace feliz a ti”, en parte es correcto, sin descartar el consejo que recibimos de los demás, por ejemplo; “el borracho es feliz a su modo, tomando, y es infeliz cuando no toma”, la borrachera lo hace feliz, y esta es la tristeza de su familia. En primera, la felicidad de unos no debe ser la tristeza de otros, daré más ejemplos; el patrón es feliz cuando recibe mayor utilidad, esto significa pagar sueldos bajos y estará la tristeza de sus empleados. Los hijos son felices cuando no se les exige, la tristeza de los padres estará al ver que sus hijos son incumplidos. La felicidad del tal mujer estará con algún hombre que por desgracia es casado, y esa relación será la tristeza de ambas familias, etc.. La felicidad plena no debe entristecer o lastimar a un tercero. De la felicidad no puede provenir el perjuicio hacia otros. De la felicidad debe emanar la alegría.
            Podemos establecer también, que la felicidad aunque sea un concepto comúnmente asociado solo al individuo, es un error, el individuo no puede ser feliz de modo individual, la felicidad no debe descartar lo colectivo. Si tuviésemos todo aquello que nos hace felices y estuviésemos solos, no seriamos felices. En la soledad no existe felicidad sino tristeza por la ausencia. No habrá individuo que pueda ser feliz estando solo, entonces, ¿por qué buscar la felicidad guiado solo por lo que me hace feliz a mi?. El mundo se empeña por encontrar la felicidad bajo expectativas individuales, en automático se crean sueños, metas para alcanzar, y parece que nadie ha planteado, si quiera la hipótesis, de que la felicidad puede estar en hacer feliz a los demás y la infelicidad este en buscar mi felicidad.      
            En resumen, la felicidad de unos no debe ser tristeza de otros, la felicidad autentica no lastima a nadie. Por la interacción entre individuos, la felicidad no debe estimarse solo en lo individual sino en lo individuo y en el grupo.   
            Termino con un pequeño cuento; Una mujer planto dos árboles, uno en su patio trasero y otro en el jardín al frente de su casa. Cuando ambos crecieron, la sombra del árbol, al frente de casa, servía para que los transeúntes soportaran el calor. Cada mañana, los jóvenes esperaban el autobús a la sombra de ese árbol, de ahí nacieron amistades. En el patio trasero, la dueña planto flores a los costados del segundo árbol, todos los días atendía a las flores, su patio lucia hermoso, con un aroma esplendido y su perro se alegraba. En las tardes, sus amigas la visitaban para tomar café y platicar en ese lugar. En las mañanas, aparecían las aves y colibrís que ella alimentaba, las aves cantaban ahí todos los días. Sucedió que la mujer enfermo y murió, el patio y el jardín se llenaron de maleza, no hubo quien limpiara las heces del perro, los olores agradables se volvieron fétidos e insoportables, las flores y los arboles secaron, las amigas al no tener un lugar de reunión, difícilmente podían coincidir para reunirse, los jóvenes que esperaban el autobús ya no platicaban por la incomodidad del sol, y las gentes recordaban y decían; “antes este árbol nos daba mucha sombra, aquí había un jardín hermoso y cada mañana los pájaros cantaban”. La felicidad suele ser así, la notamos distante cuando estamos tristes.   

                           

domingo, 27 de septiembre de 2015

La Iglesia lo abarca todo

Con la reciente visita del Papa Francisco a Norteamérica, escuchando fragmentos de sus discursos, entendí que la Iglesia lo abarca todo. Comunicadores como Eduardo Ruiz Healy o René Franco se refirieron de modo excelente a las palabras del Papa Francisco en los temas de inmigración.
            El sucesor de San Pedro exhortando a la nación más poderosa del mundo desde el Congreso, trae a la memoria esos fragmentos del libro de los Hechos de los Apóstoles, donde los discípulos daban testimonio de la fe ante tribunales Romanos, obviamente la intolerancia y censura es distintas aunque los demonios sean los mimos; el amor al dinero, la explotación del hombre, el clasismo, la degradación, entre tantos.
            La visita del Papa puede ser vista como una predicación cristiana o como la intención de un jefe de Estado. Cuando Francisco habla de la inmigración en Estados Unidos, su mensaje indudablemente abraza la agenda política en tiempos electorales. Cuando se refirió al “salario injusto como un pecado grave”, toca la relación obrero – patronal que existe en los continentes, que atañe a leyes laborales (no necesariamente justas) que regulan el trabajo. Al hablar de “el derecho a la vida”, refiriéndose a la pena de muerte, en automático se asocia el aborto, ambos conllevan el afán para ordenar la muerte de un tercero.
            La Iglesia en su discurso lo abarca todo porque Dios lo abarca todo. No existe espacio en la vida del ser humano que no pueda o no deba ser abarcado por la Iglesia y Dios. Desde la relación entre familiares, el nacimiento de un hijo, su muerte, la sexualidad, el deseo de formar una familia, el modo de convivir en comunidad, la forma de emplear a otros o ser empleado, la agenda política y su enfoque, la función pública y el modo de ejercerla, el sentido y la dirección de la ciencia, las artes, la educación, la vocación personal, incluso, el deporte y su disciplina, el sano entretenimiento y esparcimiento, el cuidado del medio ambiente, el amor a la creación, hasta el desarrollo del pensamiento; el fin de la filosofía, la teología, el conocimiento. En resumen, la enseñanza de Jesús mueve a una mejor forma de vivir y usar las cosas, sin importar quienes somos.
            Termino con un pequeño cuento; el Circo llego al pequeño poblado. La gente se abarrotaba para entrar a la función, los payasos eran extraordinarios, arrancaban la risa de los asistentes. Un día, el Circo ardió en llamas, los payasos salieron hacia el poblado a pedir auxilio pero los pobladores al mirarlos se doblaban de la risa, los payasos exclamaban; “¿acaso no escuchan lo que les decimos?, ¡el Circo esta en llamas!, ¡necesitamos extinguir el fuego de inmediato pues se extenderá por el bosque, llegara al pueblo y sus casas arderán!”. Los moradores pensaban que aquello era una broma, ninguno de ellos se dio tiempo para confirmar lo dicho. Los payasos se paseaban por las calles y la plaza gritando; “¡Se quema el Circo!, ¡se quemara el bosque y también el pueblo!, ¡ayuda!, ¡ayuda!”. Los pobladores pensaron que era publicidad del Circo, no prestaron atención a los gritos de los payasos, el bosque ardió, el pueblo también y muchos perecieron.

                En el mundo moderno, la sotana del sacerdote y la cruz parecen ser esa vestimenta de payaso que impide a los pobladores entender el mensaje para recibir beneficios. No es necesario quitarle el hábito a nadie, ni negar la cruz, más bien, es útil despojarnos del prejuicio para oír y construir una vida y un mundo más justo. No hay tema que no pueda ligarse al evangelio, pues en cada intención del hombre habrá un bien o un mal. La Iglesia lo abarca todo porque Dios todo lo abarca. 

domingo, 20 de septiembre de 2015

Reunidos para Dios

                Fue a principios de la década pasada cuando empecé a experimentar una gran hambre de Dios, un deseo por saber y profundizar. Aunque provengo de un hogar católico, en aquel entonces solo poseía una fe inculcada en el catecismo para niños, y a mi edad adulta mi convicción católica no era fuerte. Confesaba ser católico pero no entendía nada de la Iglesia, tampoco creía en las palabras del Papa y para mí la moral era la de la calle, no la del evangelio. Poco a poco y a tientas, por la palabra de otros, fue como empecé a experimentar esa necesidad y hambre de Dios. Al principio solo decía; “con que deje de tomar estará bien, ya estuvo bueno de tantas borracheras…”, jamás me imagine egresando de un Instituto Bíblico y escribiendo para un periódico católico. Ahora entiendo que Dios se va expandiendo poco a poco en las vidas de las personas, ocupando un lugar cada vez más grande hasta llenarlo todo, y a su vez, su presencia es agradable.   
            Tiempo después, ya como miembro activo de un grupo en la Iglesia, en una ocasión una amiga comento; “es fácil ser santo entre los santos…”. Su comentario no se refería a los Santos canonizados por la Iglesia, sino a nosotros, creyentes que deseamos llevar una vida justa y tener algún apostolado.
            Sobre la santidad vale la pena aclarar; Santo no es aquel que no peca, sino aquel que peca y se arrepiente buscando la gracia. Ninguno de nosotros será santo por sí mismo sino por aquello que nos santifica; la gracia de Dios. Obviamente, un canonizado por la Iglesia, llamado “Santo”, recibe este merito por haber sido ejemplo para otros en el evangelio, también por testimonios comprobados de quienes recibieron un milagro por su intercesión.
            Todo bautizado puede ejercitarse en la santidad y convertirse en santo, no importa a que se dedique o que profesión ejerza, lo que importa es el cumplimiento del evangelio en su vida.
            “Es fácil ser santo entre los santos…” si permanecemos unidos a un grupo que se ejercita en los hábitos de santidad, ósea, es fácil practicar la piedad si nos reunimos con quienes la practican, sería como una inercia lógica de conducta, o a la inversa, es fácil caer en los vicios si nuestro círculo de amigos está en vicios. Para dejar los vicios o la mala vida tenemos que romper con quienes nos llevan ahí.    
            Para poder permanecer en el evangelio y disfrutar tesoros celestiales como la paz del alma, es importante reunirnos con quienes desean lo que viene de Dios, aprender de ellos e ir creando en nosotros los hábitos asociados al evangelio; la oración individual o en  grupo, la reflexión bíblica, la piedad, etc. Esto es un proceso de formación a lo largo de la vida donde cada creyente procura su salvación.
            Actualmente la Iglesia Católica ha puesto mucho énfasis en la participación de los laicos, pareciera que el futuro de la Iglesia está confiado a la fuerza y apoyo de los laicos. Es necesario que no permanezcamos dormidos a esta vocación de nuestra fe, sino que emprendamos y rompamos el mal hábito de la indiferencia, pasar de ser receptores a ser portadores, ser Iglesia, reuniéndonos con los hermanos que desean emprender o han emprendido, y no perder el tiempo con quienes solo nos alejan de la fe.
            Entiendo que muchos de nosotros están en ese proceso de dar el primer paso, otros en formación y algunos ya siendo guías para otros. Pidámosle a Dios seguir adelante, no quitar el dedo del renglón aunque nos sintamos limitados, reunirnos con quienes tienen fe y ganas de Dios. No existe otra vida mejor fuera de Dios.     


domingo, 13 de septiembre de 2015

La valentía de no darse por vencido.

            “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan” (San Mateo 11:12).
            Hace días reflexionaba sobre este versículo, en algunas versiones de biblia la palabra “violencia” es sustituida por “valentía” o “decisión”, y con esto podemos entender que decidirse por el Reino de Dios es una decisión abrupta para cualquiera porque implica dejar comodidades, hacer sacrificio.
            El gran ejemplo de valentía es la crucifixión de Jesús, contraria a la valentía del mundo que conocemos. En su pasión, el Mesías no intenta conquistar su tranquilidad terrena levantándose con violencia contra sus verdugos, sino que, posee la valentía para ser fiel a los mandatos del Reino de los Cielos y enfrentar su mayor temor; el dolor del sacrificio, así, con esta valentía conquista la Resurrección.  
            El pasaje de San Marcos 11:12, se opone claramente a la creencia de muchos hermanos que afirman; “la salvación es solo por la fe sin necesidad de obra alguna”, mal interpretando la enseñanza de San Pablo que sostiene; “Por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios” (Efesios 2:8). Como leemos, el apóstol no afirma que la salvación es solo por fe, sino que “por gracia hemos sido salvados”. La gracia es la cualidad sobrenatural, nos hace partícipes de la vida divina. Es un don, una disposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con Dios, de obrar por su amor, en la disposición permanente para vivir y obrar según la vocación divina. La gracia nos hace capaz de creer en Dios, de esperar en él, de amarlo mediante sus virtudes y nos permite crecer en el bien. La gracia es el don que recibimos en los sacramentos y la única forma de acercarnos a ellos es por medio de la fe. El hombre sin fe no posee interés.
            “Los valientes arrebatan el Reino de los Cielos”, eso está claro, el cristianismo no es un acto de conformismo, ni comodidad en la declamación de dogmas para ser salvado. Hay que añadir valentía a nuestra lucha interior para el combate contra las tentaciones. Hay que tener la valentía para permanecer en gracia o volver a ella.
            ¿Quién es valiente, aquel que perdió el temor o aquel que teme, aquel que vence o no se da por vencido?. Es valiente aquel que tiene el valor para hacer sacrificios y afrontar la situación a pesar de sus temores. Es valiente quien no se da por vencido, quien posee el don de la fe para esperar en Dios.
            La valentía se asocia al valor y esta puede interpretarse de dos formas; el valor como un acto de fuerza y decisión, y el valor que se asocia al precio de las cosas, al valor sentimental de un bien. Es valiente quien lucha y es valiente quien entrega aquello que estima como bien valuado. Los creyentes ordinarios se armaban de valor para luchar y cumplir aquello que los mandamientos solicitan, a diferencia de los Santos que se arman de valor para entregar aquello que estimamos de mayor valor; el tiempo, la vida.
            Como conclusión podemos afirmar que somos peregrinos aun, si desfallecemos en la fe, el combate no ha concluido. Pidamos a Dios la gracia y el afecto para volver al camino, y la valentía para no darnos por vencidos.   

domingo, 30 de agosto de 2015

Los dos pilares: familia y religion

            La última semana de agosto visite el campo no. 26 en Cuauhtémoc, Chihuahua. Este campo agrícola es característico por la presencia de menonitas. ¿Quiénes son los menonitas?, su raíz es alemana, se podría decir que es un grupo “étnico - religioso”, que surgió tras la disidencia del mongue católico Menno Simons en el siglo XVI. Los menonitas sufrieron la intolerancia religiosa y esto provoco que se dispersaran por el mundo. Se dedican principalmente a las actividades agrícolas, sus creencias les impiden el uso de ciertas tecnologías. Su educación escolar se basa solo en la biblia, por lo tanto, sus escuelas no están incorporadas a la SEP. Los menonitas no participan de la educación pública.
            En 1922 se inició la inmigración con la llegada de 3.000 personas (que se establecieron en Chihuahua), luego de ser invitados a México por el gobierno de Álvaro Obregón que cubrió los gastos de traslado. Hoy en día hay menonitas en casi todos los estados mexicanos e inclusive en el Distrito Federal, pero las comunidades más arraigadas se han establecido en Chihuahua, Durango, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Zacatecas, Campeche, Quintana Roo y Tamaulipas, recientemente se han ido desplazando a otros estados donde no había comunidades como Baja California, Oaxaca, Tabasco y Yucatán; y se estiman unos 100.000 menonitas en todo el territorio nacional.
            ¿Y qué tiene que ver los menonitas con el mundo católico y la realidad mexicana?. En aquella visita a Chihuahua entendí que son una comunidad organizada, jamás he visto menonitas mendigando en las calles, o tomando carreteras de modo violento para pedir recursos al Gobierno haciéndose “las víctimas del campo”, o siendo acarreados por líderes agrarios, o peor aún, cultivando y traficando cannabis escudándose en la miseria e ignorancia, o abordando un tren de modo clandestino para infiltrarse a Estados Unidos en busca de una vida mejor.
            Los menonitas no poseen títulos Universitarios, ni siquiera van a la escuela pública, viven del campo y del campo mexicano, no son ricos pero tampoco son pobres, no poseen la gran tecnología pero tampoco se ven rezagados o en la extrema pobreza, ¡irónico!, uno pensaría que un campesino mexicano sin acceso a la educación pública está condenado a vivir en la miseria, pero parece que los menonitas gozan de una vida digna aunque austera, siendo que, también son Gobernados por la misma Federación y el mismo sistema político mexicano. Los menonitas no pierden el sentido de unidad y estructura social de la familia, por ejemplo, cada campo menonita posee un gobernador que recibe un salario de $10,000 pesos anuales y es electo mediante el voto. Los varones se dedican al campo y las mujeres a las labores del hogar, al interior de la familia se vive un matriarcado, pero en el ámbito público la cara de la familia es el varón.    
            La vida del campesino mexicano suele ser una eterna desgracia; salarios injustos, pobreza, líderes corruptos, un Gobierno que constantemente los rescata, pero parece que a los menonitas les va un poco mejor y en el mismo México. ¿Por qué será?, ¿será por el respeto que se guardan entre sí?, ¿será su nivel ético?, ¿será su moral bíblica?, ¿será la unidad familiar?
            Podemos discrepar de la interpretación que los menonitas tienen sobre la biblia, el cristianismo y la Iglesia. Pero existen dos grandes pilares que debemos reconocerles; “la religión y la familia”, cosa curiosa, los judíos tienen esos dos pilares y en el mismo México tampoco les va tan mal.

            Un hombre que no es instruido el significado de la vida, cosa que se inculca en la religión, y que a su vez carece del apoyo, afecto y ejemplo de su familia, queda a la deriva, a merced de sus tentaciones. Para construir una mejor comunidad tenemos que construirnos nosotros mismos, no en el ego del protagonismo pues las personas no vienen de la nada, requieren la raíz, el afecto del núcleo familiar, no ocupan una superstición, requieren la esperanza de una fe que los enseñe a vivir de un modo justo. La familia y la religión son dos pilares importantísimos. 

domingo, 23 de agosto de 2015

La confesión y el inventario de pecados

            En algún tiempo de mi vida, cuando solo me guiaba por los textos de los evangelios y no participaba del sacramento de la confesión por incredulidad, tenía cierta frustración al verme incapaz de modificar mis hábitos contrarios al evangelio, sin embargo, de algún modo alcance a vislumbrar los cambios que Dios había hecho en mí, y eso era más grande que todos mis pecados, por eso me alegre.
            Hoy creo en la confesión, es un acto totalmente ligado a las Sagradas Escrituras, a la historia de Israel y la Iglesia. Algunos cuestionaran los modos y las formas, pero el acto es totalmente coherente. Sin abundar, basta citar dos pasajes del antiguo y nuevo testamento; proverbios 28:13.- “El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y los abandona hallará misericordia” (proverbios 28:13) y Hechos 19:18.- “muchos de los que habían creído continuaban viniendo, confesando y declarando las cosas que practicaban”. La traducción de la palabra “pecado” es “injusticia”.
            Me he confesado con sacerdotes de todo tipo; en otras ciudades, de órdenes distintas, sacerdotes jóvenes, adultos o ancianos, conocidos y desconocidos. Cada uno de ellos imprime parte de su carácter, nos reprenden de modo severo o de modo suave como si nada hubiese sucedido. Ellos deben prepararse para recibir a los fieles, nosotros debemos prepararnos para presentarnos ante ellos, no olvidemos que son representantes del juez. En la confesión es absuelto quien se declara culpable. Creo que toda buena confesión debiese iniciar así; “confieso no amar a Dios sobre todas mis cosas y no haber hecho el bien que puedo”.          
            Para preparar una buena confesión es necesario hacer un examen de conciencia, tomarse un tiempo para reflexionar y hacer memoria. En internet existen guías gratuitas para preparar una confesión. La guía que utilizo es un documento de cincuenta preguntas ligadas a los diez mandamientos; se inicia con una oración, un análisis personal y se cierra con una oración. Cuando lo hago, acostumbro anotar mis pecados en una lista para leerlos en la confesión ante el sacerdote.
            Curiosamente, los judíos para confesarse usan una forma parecida. Los rabinos elaboraron una lista de todos los pecados que un Israelita puede cometer según las leyes de Moisés, y en el rezo colectivo de Vidui, los recitan de modo publico en sus sinagogas pidiendo piedad. Esto lo celebran solo una vez al año.    
            Este fin de semana prepare mi confesión, utilice la guía, elabore mi lista y al terminar, entre papeles apareció la lista de mi penúltima confesión. Leí aquella hoja y me di cuenta que aparecían los mismos pecados, pero cotejando ambas listas, había menos pecados en la última lista que en la penúltima, ósea, pude apreciar el avance entre un periodo y otro, me sentí menos avergonzado.

            He guardado la lista de mi última y penúltima confesión, aunque Dios ha borrado los pecados, este modo personal e ingenioso de inventariar mis pecados me hizo apreciar de modo más profundo y claro este sacramento. Les recomiendo utilizar guías para preparar sus confesiones, porque en ocasiones uno es incapaz de apreciar los propios errores, aunque la conciencia no nos acusa, quien juzga es Dios y no la conciencia. 

domingo, 16 de agosto de 2015

La Iglesia Catolica y sus pecados

            Estoy leyendo el libro: “100 mitos de la historia de México” de Francisco Martin Moreno, famoso escritor mexicano de novela histórica, algunos de sus títulos: “México secreto, Arrebatos carnales, México mutilado, México ante Dios…”. En 100 mitos, sin ser novela, desarrolla una crítica justificada de los eventos que marcaron la historia del país. El autor parece no descansar en su crítica y juicio hacia la Iglesia Católica, incluso, acusándola de “propiciar el atraso del país”. Martin Moreno es ateo descendiente de judíos, quizá no tiene el mas mínimo afecto por nuestra Iglesia. Es verdad, que en la historia de cualquier país, habrá individuos que aprovechándose de un cargo religioso, sean católicos, protestantes, judíos o de cualquier otra fe, con tal de defender sus intereses, atentaran contra la estabilidad de los individuos, el Estados o su credo.
            Martin Moreno es certero al juzgar a la Iglesia, citando nombres y fuentes bibliográficas, por ejemplo; en la guerra cristera (1926-29) el cura José Reyes Vega apodado “Pacho Villa con sotana”, afiliado al ejército cristero, aprovechándose de ello, asalto un tren y consintió el asesinato de inocentes. Los sacerdotes Aristeo Pedroza, Jesús Angulo, Miguel Pérez Aldape, Leopoldo Gálvez promovían la lucha armada, justificaban el asesinato, con limosnas y donaciones compraban armas y las bendecían. En otro pasaje de la historia, en la guerra de reforma (1857-1861), la jerarquía eclesiástica apoyaba política y económicamente a los conservadores y Maximiliano de Habsburgo, prefiriendo un imperio a una república, pues las ideas liberales, encabezadas por Benito Juárez, desean la república y la separación entre Iglesia y Estado.
            Como católico creo que es importante leer la historia de México sin miedo, para hacer una apología de nuestra fe, y no una justificación de los delitos cometidos por los hombres que usaron la fe de modo erróneo, contradiciendo el evangelio. Al leer la historia no debe olvidarse el contexto histórico. Las generaciones que nos antecedieron, entendían el rol y la estructura del mundo de una forma distinta a la de hoy. Para ejemplo; hace cien años era inimaginable que una mujer entrara a un templo sin cubrir su cabeza, hoy es común. Siglos atrás, en la guerra de reforma, la separación de Iglesia y Estado era inadmisible para esa generación, ser Gobernado por un Estado que no contempla a Dios era dejar al país a la deriva y mermar el poder de la Iglesia para su obra evangelizadora. En la guerra cristera, despojar a la Iglesia de sus templos e inmuebles para que estos fuesen propiedad del Estado por decreto, sería interpretado por los devotos de la época, como una medida de presión del régimen post-revolucionario para arrodillar los pulpitos y las predicas a beneficio del nuevo régimen. Muchas creyentes dieron su vida por sus ideales, recurrieron a las armas ignorando los principios del evangelio. Esto solo nos demuestra que la sociedad debe aprender a convivir y negociar, que la violencia convierte a los humanos en seres irracionales. Cada capítulo de la historia se entiende, no bajo la óptica de nuestro tiempo, sino en el contexto de lo sucedido.   

            Sin duda, es tormentoso encontrar en la historia de México pasajes donde “los hombres de Dios” se comportan de modo contrario al evangelio, pero al menos, si nos duele y nos avergüenza es señal de que ¡el pecado duele y avergüenza! (malo fuese que no nos avergonzara). Como bautizados, es bueno reprobar toda conducta contraria al evangelio y no cargar con pecados ajenos, de generaciones pasadas. Aunque nos acusen como si fuésemos culpables; somos la misma Iglesia pero no somos la misma gente. Benedicto XVI expresa; “cada generación está obligada a conquistar la moral en su tiempo”. Como Iglesia estamos obligados hoy a renovar nuestra conversión, y mirar los principios del evangelio; la fe, la pureza y la caridad. Podemos escribir la historia para bien o para mal.