En estas últimas semanas he reflexionado
sobre pentecostés, la circuncisión y el bautismo. Considero necesario abundar
en este último, dado que existen muchas confusiones promovidas por las sectas.
Algunos argumentan que el bautismo de
menores no es válido, pues Jesús se bautizo en el rio Jordán teniendo uso de
razón. Es importante señalar que, aunque la Biblia no menciona literalmente que
los recién nacidos deben ser bautizados tampoco prohíbe bautizarlos. No existen
versículos bíblicos para prohibirle a la Iglesia bautizar a los niños, la
biblia no lo prohíbe. Incluso, puedo decir que Iglesia católica no bautiza a
los niños solo porque si, sino que, son los padres de familia católicos quienes
de su propia voluntad bautizan a sus hijos en la Iglesia, y bautizar a un
miembro de la familia bajo la fe de sus padres si esta expresado en la Biblia. El
bautismo de menores, es una práctica que también se da en el cristianismo
ortodoxo oriental, y en algunas ramas del protestantismo histórico. Fueron las
denominaciones “bautistas” surgidas en 1609, quienes introdujeron en el
protestantismo la idea de “el bautismo en el uso de razón”.
Jesús, siendo mayor de edad, fue
bautizado en el rio Jordán por Juan el bautista, pero esto no es el bautismo
trinitario de la nueva alianza, sino que era un bautismo que consistía en el
arrepentimiento, la confesión de pecados y espera del Mesías ò la llegada del
reino de los cielos a Jerusalén (San Mateo 3:2 – 16). En el judaísmo el bautismo
ó baño de purificación era y es una práctica común. Los judíos llaman mikve al
acto de purificar el cuerpo, introduciéndolo en agua. Algunas corrientes judías
celebran el mikve en las vísperas de Yom Kipur ò la fiesta del día del perdón. Los
rabinos afirman que “antes de construir una sinagoga, primero es necesario
construir la pileta para el mikve”. La práctica de Juan el bautista, no era una
novedad para los judíos.
Con respecto al bautismo de Jesús, nos
preguntamos; “¿Por qué se bautizo no tenia pecados?”, pensar de esa forma
minimiza el papel mesiánico, Cristo no necesitaba bautizarse, mas bien, es el
agua la que necesita ser purificada. Tras su bautismo, el Espíritu Santo
desciende en forma de paloma. El bautismo de Juan que consistía en la conversión
para recibir al Mesías, se cumplió.
Tras la resurrección de Jesucristo,
encontramos la gran comisión: llevar el evangelio a todos los pueblos. En este
acto, encontramos el bautismo de un modo trinitario: Padre, Hijo y Espíritu
Santo, que anuncia algo distinto a lo proclamado por el bautista en el Jordán.
Aunque en ambas prácticas aparezca el agua, estas tienen como contexto alianzas
distintas.
En las cartas apostólicas del nuevo
testamento, encontramos que el bautismo de los menores por la fe de sus padres
es una realidad. Por ejemplo, en la carta a la Iglesia de Corinto, el apóstol
San Pablo afirma “haber bautizado a la familia de Estefanas…” (1era de
Corintios 1:16). En la misma carta, escribe que los hijos “se santifican por la
fe de los padres” (1era de Corintios 7:14). También, en libro de los Hechos de
los Apóstoles, tras la conversión del carcelero de Filipo, San Pablo lo bautiza
a él y a todos los de su casa (Hechos 16:31,32).
Otra referencia de suma importancia, es
la analogía hecha por San Pablo cuando compara el Éxodo de Moisés con la nueva
alianza; “todo el pueblo de Israel fue bautizado al pasar el mar, beber el agua
de la misma roca y la roca era Cristo...” (1era de Corintios 10:1-4). Estos
eventos del antiguo testamento son muestras del deseo de Dios por una purificación
colectiva, siendo el bautismo trinitario el modo en el cual el pueblo de la
nueva alianza pasa de la esclavitud a la vida de Dios en la gracia otorgada por
el agua.