domingo, 29 de septiembre de 2019

La importancia de la evangelización en los medios


            “De esta manera me esforcé en anunciar el evangelio, no donde Cristo ya era conocido, para no edificar sobre el fundamento de otro” (Romanos 15:20).
            He decidido iniciar esta reflexión sobre la importancia de la evangelización en los medios utilizando este verso de San Pablo. Parece que el texto de romanos va en oposición a la intensión que deseo manifestar. ¿Para qué evangelizar donde ya se evangelizó?, ¿Acaso San Pablo anunció lo que ya fue anunciado?. No, San Pablo no anuncio lo que ya fue anunciado y precisamente por esto necesitamos distinguir la diferencia entre la evangelización de San Pablo y la nueva evangelización que la Iglesia plantea para este siglo.
            La evangelización es compartir el anuncio de la obra redentora y salvífica de Jesucristo, sin embargo, en el contexto actual de la sociedad se entiende quién fue Cristo, que hizo y hasta que enseñó, pero se asimila como una “marca conocida” entre tantas y no como una experiencia vivida en la mística de la gracia que transforma y mas puntualmente dentro de la Iglesia Católica. En el contexto de San Pablo la marca “Jesús” era algo desconocido y por lo tanto nuevo, en nuestro entorno se conoce sin vivirse o se mal vive dentro de la catolicidad, este mal vivir de los católicos –por ignorancia, falta de fe o complicidad- es obstáculo para la nueva evangelización católica que pretende encontrar a Jesús en medio de una fe que parece asimilada y agotada, asemejándose la Iglesia Católica a un pozo aparentemente seco del cual intentamos sacar agua. Es posible lograrlo porque el principal motor que mueve a la Iglesia es el Espíritu y este soplará desde el ángulo menos previsto para impulsar la obra que ha iniciado desde la resurrección.
            Es necesario que los hombres católicos dispuestos retomen la humildad y reconozcan que las veredas nuevas no han sido caminadas y que si creen que algo conocen, no lo conocen del todo. Al referirnos a la nueva evangelización como una motivación del Espíritu, será necesario que nosotros mismos –los comunicadores- nos evangelicemos día con día, redescubriendo a Cristo y su Iglesia en nuestra conversión diaria, estudiando la obra teológica asociándola a nuestra vida en comunidad, trabajando para recibir la gracia siendo hombres de oración y sacramentos pues la nueva evangelización no es un prosélito que consista simplemente en convencer “a cuanta más gente podamos”, sino vivir la vida en Cristo y ser luz para los demás a razón de que otros tengan hambre de salir de su tiniebla, sus malas acciones y así mismo nosotros tener la preparación suficiente para dar motivos de nuestra fe. ¿Cómo creceremos en nuestra fe si no la estudiamos?, ¿Cómo creceremos en caridad sino la vivimos?, ¿Cómo estimaran otros la gracia sacramental si nosotros no la procuramos?.
            ¿Si la evangelización no es un prosélito entonces para que estar en los medios anunciándola?. Es necesario que la Iglesia Católica participe y se exprese por los medios posibles para educar en la fe y sobre todo manifestar el modo de vida que anhela el cristianismo; justo, virtuoso, prudente, solidario, lleno de esperanza y santo, pues si el bombardeo de la expresión secular en los medios actuales pervierte, la expresión católica convierte. ¡Amén!.                

domingo, 22 de septiembre de 2019

El valor de la vida


            En el segundo libro de Samuel, casi al finalizar, encontramos un salmo atribuido a David que expresa un agradecimiento a Dios por las victorias militares, el autor hace una descripción sanguinaria de sus hechos consumados, el texto afirma:  
            “Tú, Dios, me das tu escudo victorioso, multiplicas tus cuidados conmigo; al andar ensanchas mis pasos, mis tobillos no se tuercen. Persigo a mis enemigos, los deshago, no vuelvo hasta que acabo con ellos; los machaco, no pueden levantarse, sucumben debajo de mis pies. Me ciñes de valor para el combate, sometes bajo mi pie a mis agresores, pones en fuga a mis enemigos, exterminas a los que me odian. Piden auxilio y nadie los salva, a Dios, y no les responde. Los reduzco como polvo de la tierra, los piso como barro de las calles” (2do libro de Samuel 22:36-43).
            ¿Cómo interpretar estas palabras de David?, ¿Cómo es que alguien puede dar gracias a Dios por “machacar a sus enemigos”?. David fue un líder militar que se volvió en un hito en el pueblo de Israel por vencer a Goliat, él lo decapitó usando la espada de su oponente. Por lo tanto, la descripción que David hace es literal; asesinó, machacó y pisó como el barro a sus enemigos. ¿Acaso Dios está a favor de todo esto?, no, no lo está.
            A lo largo de la historia de la humanidad y por medio de la revelación, Dios va manifestando su voluntad en la medida en que esta pueda ser recibida y entendida por los hombres. La recepción de la revelación concluye con La Palabra que se encarnó; Jesús, y por la revelación que entregó entendemos que David está muy alejado de la Verdad pues la revelación dice: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (S. Mateo 5:9). Dios reveló por boca de Cristo que los hombres que se esmeran en construir la paz recibirán esta parte en su Reino.
            ¿Podemos encontrar algún propósito en el agradecimiento de David a pesar de que fue un asesino?. Claro que si, podemos entender que Dios también se manifestó a los asesinos, y, aunque David ofreció un agradecimiento que hoy nos parece torcido en realidad está dando gracias por ser librado de la muerte en un momento histórico donde la ley del más fuerte se imponía por medio de la espada. Por lo tanto, tales textos deben ser considerados como el agradecimiento de un hombre vulnerable que temió por su vida en medio de muchas batallas y agradece ser librado de la muerte venciendo a sus enemigos.
            Dios no desea los actos violentos, ni está a favor de la muerte de nadie, tales textos fueron escritos en un tiempo histórico donde la victoria se atribuía a la providencia de Dios y la derrota se interpretaba como el fruto de una rebeldía social ante el creador. Pero, en medio de aquella visión arcaica en los tiempos de la brutalidad Dios fue abriendo caminos para enseñarnos su paz, incluso, en medio del salvajismo de la crucifixión Dios se manifestó con poder para salvar a la humanidad y llevarla a construir algo mejor.
            ¿Hoy seremos capaces de entender el valor de la vida ajena?, David tuvo sus limitantes para comprender el valor de la vida de sus enemigos, pero nosotros, esta generación, ¿es capaz de entender la diferencia entre estar a favor de la vida o estar en su contra?, ¿en la boca de que profetas esta el don de anunciar la voluntad de Dios?.      

domingo, 15 de septiembre de 2019

La rebelión de Absalón


            Absalón, hijo del rey David, orquestó una conspiración y se reveló contra su padre buscando convertirse en rey. Antes de entrar al tema central debó citar algunos elementos de la vida del rey David para observar el evento con una perspectiva más amplia. David cayó en adulterio con Betsabé y fue asesino intelectual de su esposo, Urías. Por este acto, el profeta Natán le advierte “haré que de tu propia casa se alce el mal contra ti…” (2do libro de Samuel 12:11). La historia de la salvación asocia ambas circunstancias –el adulterio del rey y la rebelión de sus hijos- como si el primer evento provocara el segundo.
            Haciendo un paralelo entre la enemistad de Absalón contra el rey David y la enemistad del rey Saúl contra David, menciono que ambos reyes fueron ungidos por solicitud de Dios. David como sucesor del rey Saúl jamás se levantó contra él, tuvo oportunidad de matarlo y no lo hizo, cortó la punta del manto de Saúl y exclamó “Dios me libre de hacer tal cosa contra mi señor, al ungido de Dios, y de alzar mi mano contra él, porque es el ungido de Dios” (1er libro de Samuel 24:6). En la actitud de David vemos algo digno de imitar y es el respeto a lo que Dios instituyó a pesar de que los hombres que ocupan el cargo no sean ejemplares (Dios los juzgara). En el caso de Absalón no sucedió así, ni por respeto a su padre, ni por respeto al ungido de Dios, nada lo limitó para intentar acabar con el rey David, hasta logró exiliar a su padre. ¿Absalón se creía mas puro que su padre David?.       
            La conspiración de Absalón se basó en hacer la justicia y el bien pero buscando su propio beneficio. Su táctica se narra en el capitulo quince del segundo libro de Samuel (v. 1-10).
            "Después de esto se hizo Absalón con un carro, caballos y cincuenta hombres que corrían delante de él. Se levantaba Absalón temprano y se colocaba a la vera del camino de la puerta, y a los que tenían algún pleito y venían donde el rey para el juicio, les llamaba Absalón y les decía: “¿No eres tú de...?” El respondía: “Tu siervo es de tal tribu de Israel”. Absalón le decía: “Mira, tu causa es justa y buena, pero nadie te escuchará de parte del rey”. Y añadía Absalón: “¡Quién me pusiera por juez de esta tierra! Podrían venir a mí todos los que tienen pleitos o juicios y yo les haría justicia”. Cuando alguno se acercaba a él y se postraba, le tendía la mano, le retenía y le besaba. Así hacía Absalón, con todos los israelitas que iban al tribunal del rey. Absalón robaba así el corazón de los hombres de Israel. Al cabo de cuatro años dijo Absalón al rey: “Permíteme que vaya a Hebrón a cumplir el voto que hice a Dios. Porque tu siervo hizo voto cuando estaba en Guesur de Aram diciendo: Si Dios me permite volver a Jerusalén, daré culto a Dios en Hebrón”. El rey le dijo “Vete en paz”. El se levantó y se fue a Hebrón. Envió Absalón mensajeros a todas las tribus de Israel diciendo: “Cuando oigáis sonar el cuerno decid: ¡Absalón se ha proclamado rey en Hebrón!".
            Es interesante encontrar en la Sagradas Escrituras esta estrategia de conspiración, pues hasta nuestros días también hay muchísima gente que intenta hacer la justicia y el bien pero a su vez conspiran contra lo que Dios ha instituido. Si Absalón hizo el bien en Israel y se gano el afecto del pueblo, ¿Cómo podrá Absalón oponerse a lo que Dios ungió, a lo que Dios escogió?. Cuidémonos para no caer en el acto de hacer el bien y murmurar, quien murmura a las espaldas no corrige a nadie, quien hace el bien y murmura contra alguien para quitarle el lugar no ha sabido sanar su alma. Haz el bien y corrígete a ti y a otros como pide el evangelio; de modo fraterno, de frente y a solas (S. Mateo 18:15). Aunque hagamos todo el bien posible siendo inalcanzables y amados por el pueblo, ¿Cómo estar en contra del ungido de Dios, y vencer, si es Dios quien lo sostiene?, así mismo y en paralelo, ¿Cómo estar en contra de la promesa que recibió la Iglesia en el apóstol San Pedro, y vencer, si fue el mismo Jesús quien lo escogió y juro sobre él?.

domingo, 8 de septiembre de 2019

La debacle familiar de David


            “A la vuelta del año, en la época en que los reyes salen a campaña, envió David a Joab con sus veteranos y todo Israel. Derrotaron a los amonitas y pusieron sitio a Rabá, mientras que David se quedó en Jerusalén. Un atardecer se levantó David de su lecho y se paseaba por el terrado de la casa real cuando vio desde lo alto del terrado a una mujer que se estaba bañando. Era una mujer muy hermosa. Mandó David para informarse sobre la mujer y le dijeron; “Es Betsabé, hija de Elián, esposa de Urías el hitita”. David envió gente que la trajese; llegó donde David y él se acostó con ella, cuando acababa de purificarse de sus reglas. Y ella se volvió a su casa. La mujer quedó embarazada y le hizo saber a David: “Estoy encinta” (2do libro de Samuel 11:1-5).
            El texto del adulterio del rey David presenta algo interesante de entrada; en el pensamiento antiguo la victoria militar se interpretaba como una providencia de Dios. El texto inicia presentando a un David que ya no lucha al frente de su pueblo, en ese contexto parece que David lo tiene todo; un pueblo que lo ama como rey, una promesa de Dios para poseer un reinado que durará eternamente –por el Mesías- así mismo victorias militares, sin embargo, sentirse tan seguro lo hace olvidarse de los mandamientos divinos entregándose a los placeres, abusando de su poder como rey para terminar convertido en un adultero, asesino intelectual de Urías esposo de Betsabé (cap. 11:14,15). ¿Cómo pudo tornarse la vida de un hombre brillante y convertirse en un ser tan obscuro?. Claramente, David no supo ser humilde en su abundancia y terminó convertido en un déspota, gobernado por sí mismo, no por Dios.
            El profeta Natán predicó a David la corrección necesaria; “haré que de tu propia casa se alce el mal contra ti…” (cap. 12:11)., después del adulterio, la historia de los hijos de David se tornó trágica; Amnón comete incesto abusando de Tamar, Absalón vengó a Tamar asesinando a Amnón y quedó prófugo para después pelear contra su padre, David.
            La predicación de Natán no debe ser traducida a nuestros días como “una maldición divina” porque la corrección no puede estar sustentada en una superstición religiosa. Más bien, la predicación de Natán debe ser entendida como los frutos del mal que sembró David en su propia casa, el padre de familia es el pilar moral de los hijos. David se entregó a sus deseos al adueñarse de Betsabé, estimó en nada la vida de Uríaz, por lo tanto, sus hijos quedan desprovistos del buen ejemplo de su padre, y más débilmente se entregan a sus propias pasiones y arrebatos, sin respetar nada.
            En esta etapa de David vemos la decadencia de un hombre portador de una promesa; de la casa de David vendrá el mesías, el eterno rey, pero esta promesa no lo exime de su debilidad humana. Haciendo un paralelo con David, nosotros también poseemos una promesa que nos fue entregada en el bautismo y es ratificada en cada eucaristía celebrada, pero tal regalo no nos exime de nuestra condición humana, pongamos atención para administrar la abundancia de la gracia y el perdón divino para no hacer mal uso de estos bienes. Somos hijos de Dios, merecedores del cielo o el infierno.  
            Aunque el corazón de Dios es más grande que el pecado de David, y por su arrepentimiento se escribió el salmo 51 “devuélveme el gozo de tu salvación…” (v. 14), superar la debacle familiar fue sin dudas un proceso doloroso que los marcó de por vida. Sea pues cada esposo pastor prudente de su propia casa.  

domingo, 1 de septiembre de 2019

David y Jonatán


            Imaginemos el mundo antiguo con sus soberanos monarcas, en un tiempo donde la igualdad entre las personas era un concepto desconocido. Las monarquías se heredaban y los reinos pertenecían a las familias, sin embargo, la sagrada revelación presentó para su tiempo algo novedoso con la disputa del rey Saúl contra su sucesor, David.
            Saúl y David no pertenecían a una misma familia, el rey Saúl provenía de la tribu de Benjamín mientras que David venia de la tribu de Judá, pero ambas fueron tribus de Israel, y, aunque la primera esposa de David fue una hija de Saúl, bajo la visión de la ambición humana la sucesión del rey debió estar en su primogénito y no en su yerno.   
            El rey Saúl fue enemigo de David, deseo su muerte y aunque David tuvo oportunidad de acabar con Saúl, no lo hizo, hasta lo perdonó.     
            Un personaje importante en la disputas entre Saúl y David fue Jonatán, el primogénito del rey Saúl. Pocas veces se pone atención al personaje de Jonatán, y es que este personaje como hijo mayor del rey Saúl pudo reclamar la corona de su padre como sucede en todas las monarquías, pero no lo hizo, Jonatán declino a favor de David volviéndose en su mejor amigo, ganándose el enojo de su padre, Saúl.
            En la relación Saúl – David - Jonatán, la historia de la salvación nos muestra un Dios que escogió a Saúl para ser rey pero se arrepintió de haberlo escogido, y que después, opta por escoger a David. Es Jonatán, primogénito del rey Saúl, quien acepta el designio sin objeción, hasta colabora para que David huya de la furia de Saúl y se vuelve en el mejor amigo de David.   
            En esta historia narrada en los libros del profeta Samuel, pareciera que Dios “cometió el error de escoger a Saúl”, ¿en realidad lo cometió?. Lo dudo, creo que la revelación deseó mostrar algo mucho más grande que un “error de selección”, pues en el personaje Jonatán y en su desapego por la corona de su padre vemos un individuo que reconoce que el poder no le pertenece a su familia, ni a los individuos, el poder proviene de un ser mucho más grande, el poder proviene de Dios y él lo otorga a quien le plazca; en este caso, la sucesión no fue para el primogénito Jonatán sino para David.             ¿Podremos ser capaces de entender la humildad de Jonatán para ceder nuestro lugar a otro entendiendo que ya no es nuestro?. Si logramos identificar en nuestra vida esa corona que no nos corresponde y aprendemos a soltarla, seremos individuos más libres, podremos construir una mejor comunidad y hasta una Iglesia con menos disputas internas, con gente de menos afán protagónico.
            La relación de David y Jonatán concluye con el favor de David (2do libro de Samuel, cap. 9). Después de la muerte de Saúl y Jonatán, David como rey de Israel buscó algún descendiente del Saúl y Jonatán para retribuirle. El hijo de Jonatán era Mefiboset, un hombre tullido de pies que vivió en Jerusalén y fue recibido en la mesa del rey David pues todos los días comía con él.