domingo, 2 de febrero de 2020

El lenguaje del apocalipsis


El libro del apocalipsis se caracteriza por utilizar un lenguaje que expresa su mensaje utilizando símbolos e imágenes entendibles para su generación. Por esta razón el libro puede ser confuso para nuestra generación y limitado para transmitir el mensaje: la sociedad moderna no comprende la lectura, el texto no le aporta nada.
            La propia lectura de la biblia puede aportarnos luces para identificar los signos que posee el libro del apocalipsis. La Escritura va mostrando desde sus primeros libros, los signos y las figuras, que se asocian con el bien y con el mal. A continuación hare un paralelo entre el siguiente texto de apocalipsis y algunas citas del antiguo testamento para comprender signos de la lectura:  
            “(…) La plaza de la ciudad está pavimentada con oro refinado, transparente como cristal. No vi templo alguno en la ciudad, porque su templo es el Señor Dios, el Todopoderoso, y el Cordero. La ciudad no necesita luz del sol ni de la luna, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero. A su luz caminarán las naciones, y los reyes de la tierra llevarán a ella sus riquezas. No habrá que cerrar sus puertas al fin del día, ya que allí no habrá noche. Traerán a ella las riquezas y el esplendor de las naciones. Nada manchado entrará en ella, ni los que cometen maldad y mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero”. (Ap. 21, 21-27)
            Una práctica común del pueblo de Israel era atesorar las riquezas dentro del templo y consagrarlas  para Dios, pero también, venido el ataque de un pueblo ajeno tales tesoros eran robados. Tal es el caso de lo sucedido entre el rey de Babilonia y el rey de Judá, Ezequías. Cuando Ezequías se vio sanado de su enfermedad, el rey de Babilonia envío mensajeros para felicitarlo, fue tal la confianza de Ezequías que les mostró todos sus tesoros hasta los mejor resguardados. Por esta situación, el profeta Isaías lanzó una profecía sobre el rey, advirtiéndole que el pueblo de Babilonia se apoderará de todas sus riquezas y sus descendientes serán siervos eunucos de aquel pueblo. (2do libro de los reyes 20, 12-19). El texto citado de apocalipsis describe un hecho contrario a la lógica del mundo antiguo: “los reyes de la tierra llevaran a ella sus riquezas”. Apocalipsis muestra la visión para una sociedad nueva, compuesta por individuos que actúan de modo distinto a lo conocido en el mundo antiguo.
            Otro caso ilustrativo es el del rey David cuando sometió a los pueblos arameos y obtuvo de ellos todo el bronce posible –material con el cual después el rey Salomón construiría el mar de bronce-. Las conquistas militares de David, llevaron a consagrar a Dios, todo el oro y plata obtenida de las naciones: Edom, Moab, Amonitas, Filisteos y Amalecitas (1er libro de Crónicas 18, 1-13).
            Para concluir, el autor de apocalipsis plantea la visión de una ciudad mucho mas acaudalada que las ciudades conocidas: las riquezas fluyen con franqueza, son las naciones y los reyes quienes las aportan, en un sitio que goza de seguridad a puertas abiertas pues la obscuridad no existe. Para actualizar los paradigmas del mundo antiguo en una sociedad actual, podemos advertir los nuevos tesoros anhelados en la modernidad: el éxito, la felicidad y la estética del cuerpo, sabiendo por la fe y la gracia que en lo celestial hay un éxito mayor, una felicidad inagotable y una belleza que excede a todo lo conocido.