domingo, 25 de octubre de 2020

Los símbolos y las liturgias

¿Qué sentido tiene ser miembro de una religión si lo principal es “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”?. Aunque parezca no tener sentido la religión, si lo tiene. Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo es lo fundamental pero no es lo único. Estos mandamientos son el pilar fundamental que otorga sentido al resto de los mandamientos y a la religión misma.

            Explicaré la razón y sentido de la religión con varios ejemplos paralelos. Supongamos que usted está interesado en asuntos de ingeniería, se lee algunos libros y comprende el funcionamiento de algunas estructuras, y probablemente se siente motivado a construir algo pequeño: un pilar o una techumbre. ¿Cómo sabe usted que ha interpretado la información correctamente?, ¿Qué seguridad existe de que su construcción será eficiente en costos y en rigidez?. Si usted se asesora por un experto en la materia podrá ahorrarse mucho tiempo, dinero y no podrá en riesgo su seguridad. Del mismo modo, la religión se vuelve en un asunto de expertos en la cátedra cristiana, personas formadas para instruir, corregir y colaborar para el desarrollo de los individuos dentro de la Iglesia. Cualquier individuo puede adquirir una biblia y leerla completa, de la misma forma en que puede comprar un libro sobre resistencia de materiales y tratar de entender algo. El problema no está en la comprensión de lo que se lee sino en la interpretación correcta de los datos. Por esta razón, la instauración de la religión como escuela de la fe tiene sentido, del mismo modo que, las escuelas de ingeniería y construcción tutelan a quien tiene vocación de constructor. Son guías.

            Por otra parte, existen símbolos dentro de la religión católica que parecen carentes de sentido en la actualidad. Tales detalles al no ser comprendidos se consideran como intrascendentes o inútiles: acudir en domingo, encender velas, arrodillarse, las vestimentas, las imágenes, etc. Esto lo explicare con otro ejemplo. Supongamos que usted desea estudiar ingeniería y se inscribe en alguna clase. Usted sabe que le darán un horario, incluso, usted podría describir el aula sin conocerla: un lugar rectangular con pizarrón, escritorio y mesa bancos. En la primera clase usted podrá identificar al maestro por la expresión de su lenguaje corporal y el lugar que tomara dentro del aula –enseguida del pizarrón− e identificará a los alumnos –aquellos que se sentaron en las bancas. Usted sabe que al sonar la campana todos abandonaran el salón de clase. ¿Quién estableció esta liturgia? (aquí entendemos liturgia por su significado en griego: servicio). La educación está tan institucionalizada en el subconsciente de los individuos que estos símbolos, rutinas y expresiones, están dispuestas en la dinámica social de la educación. Cada acción social tiene cierta liturgia que es aceptada: una graduación, un cumpleaños, una reunión de amigos, salir de viaje, tomar un autobús o un avión.

            En el caso de la religión, los símbolos y las liturgias son el lenguaje no verbal que ayuda para actuar en orden dentro de la celebración. Por otra parte, los símbolos nos otorgan una identidad. Sabemos que estamos en un templo de otra religión por los símbolos que ahí vemos o no vemos. Los símbolos expresan la identidad y en algunos casos sirven como pedagogía porque se asocian a la teología.

            La religión católica es la escuela que nos enseña a ser mejores hijos de Dios.