Hace mucho tiempo le pregunte a un sacerdote; ¿porque
tenemos imágenes en nuestras Iglesias?, aquel sacerdote me contesto: “las
tenemos porque en el cielo, Dios comparte su gloria…”. Su respuesta fue
demasiado sencilla y en su momento no me convenció, hoy, después de muchos años
creo que entendí la sencillez de aquella explicación.
Como antecedente histórico, la ciudad de Zurich fue la
primer ciudad en prohibir las imágenes dentro de las Iglesias Católicas, esta
prohibición vino de parte del Estado, dado que, posterior a la reforma de
Martin Lutero en 1540 d.C. toda Europa tenia Gobiernos Teocráticos (la fe del
Rey era la fe impuesta al pueblo). Los historiadores narran que Zurich vivió
una intolerancia inimaginable hacia el arte religioso; esculturas y lienzos fueron
sacados de las Iglesias para ser quemados, dando inicio al culto protestante
sin imágenes ni esculturas.
Otro antecedente, hace tiempo leí una crítica hecha
por un rabino sobre la “literal” interpretación que algunos fundamentalistas
hacen del texto de Éxodo 20:4 “no te harás imagen y semejanza…”, el rabino en
tono sarcástico dijo; “si Dios prohíbe las imágenes y las estatuas, deberíamos
prohibir las escuelas de arte, las jugueterías y quemar las cámaras fotográfica…”.
Este rabino habla en ese tono porque dentro del Judaísmo si existen imágenes e
iconos, basta mirar la bandera de Israel para encontrar la “imagen” de la
estrella de David.
El culto hebreo desde el tabernáculo de Moisés y
después en la construcción del templo de Salomón incluía las esculturas de Ángeles
que custodiaban el arca de la Alianza, una vez al año solo el Sumosacerdote de
los hebreos entraba al lugar llamado “el Santo de los Santos” para sacrificar
un cordero, el templo de los judíos todo el año estaba solo, pues, ningún judío
podía ni siquiera ver las estatuas de aquellos Ángeles, mucho menos tocar el
Arca ó el mobiliario sacro. Esta liturgia hebrea del Antiguo Testamento que
celebra un culto en un templo a puerta cerrada, sin gente y con una sola
persona oficiando en medio de un Arca custodiada por estatuas de Ángeles es la
pedagogía de Dios que nos muestra por medio de símbolos terrenos las realidades
del cielo, pues, este templo vacio es la representación del cielo con una
humanidad sin redención; “un cielo donde solo habitaba Dios y sus ángeles, sin
humanos”. Los relatos de los evangelios afirman que tras la muerte de Jesús
hubo un gran terremoto y el velo del templo Judío se rasgó, este velo era el
símbolo de aquella división que impedía al pueblo el acceso a ese lugar Santo
del templo, el velo representaba el impedimento para acceder a la Gloria de
Dios. Una vez que Jesús por su sacrificio reconcilio las cosas del cielo y las
cosas de la tierra, el cielo se abre para todos, el velo se rasga, y aquella
soledad del cielo ya no es, sino que, por Jesús ahora moran los fieles y los
justos al lado de los Ángeles en la Gloria de Dios. El lugar de culto en la
Nueva Alianza, ósea, la Iglesia como inmueble, representa en la tierra esa
realidad traída por Cristo; un cielo abierto donde todos están invitados, pues,
en cielo ya no habita solo Dios con sus ángeles, sino también los justos. Como
dijo aquel sacerdote; “en el cielo, Dios comparte su gloria…”