Reflexionaba sobre el
sacrificio de Jesús, sobre todo cuando se dice de él; “como un cordero fue
llevado al matadero…”. Los corderos para sacrificio de la pascua en Jerusalén
no debían rebasar el año de edad, porque, hasta esa edad los corderitos no oponen
resistencia a sus verdugos. Jesús no opuso resistencia en su captura, incluso,
se negó a que otros respondieran con violencia, resistió una gran cantidad de
azotes y no se rebeló en contra de su crucifixión.
El valor humano de la
integridad es dirigirse en esta vida con rectitud total, con plenitud, con una
coherencia entre nuestras palabras y nuestras obras. Los evangelistas describen
a un Jesús integro en su discurso y en sus actos, pues, en su tortura estaba
también mostrando su integridad personal y la grandeza de su cátedra; “Si
alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra…”, “ama a tus
enemigos y reza por tus perseguidores…”, esto es, integridad, no retractarse de
la creencia, sino, poner la otra mejilla hasta el final, resistir las
agresiones sin que dobleguemos nuestra fe por la presión violenta de los demás,
la tentación es responder con violencia, pero, si caemos en el circulo de la
violencia: “verbal ó física” quedaremos vencidos ante los antivalores que nos alejan
del Reino de Dios. Muchos de nosotros con tal de no incomodar a nadie
modificamos el cristianismo y lo adaptamos a la circunstancia, dejamos la
integridad de lado, desproporcionamos el mensaje, preferimos un discurso de
amor y fraternidad porque ahí no hay discusión, pero, cuando se trata de acoger
el pensamiento de la Iglesia en asuntos de ética y moral, muchos ni siquiera
prestan atención ó deseos de aprender.
Distingamos la prudencia
de la integridad porque Jesús también fue acusado por los fariseos por convivir
entre adúlteros, borrachos y prostitutas, pero, aun entre pecadores Jesús
permanecía integro a su cátedra, su modo de vivir no cambiaba por el entorno,
Jesús seguía siendo el mismo hombre amante de las cosas de Dios, de la oración,
de la piedad, un hombre que no se enaltecía por su santidad en medio de
pecadores, sino al contrario, Jesús amaba a los pecadores como se atiende a un
familiar enfermo. Es importante la integridad y la prudencia, la integridad para
no retractarse del acto fraterno y la prudencia para saber corregir de modo
fraterno, ser corregidos y contarnos también como pecadores.
Cuando Jesús enseña:
“que tu hablar sea si, si es si y no si es no…” es una referencia a la
integridad, a la coherencia entre el pensar, el decir y el actuar. Es oportuno
referirnos al famoso verso; “de la abundancia del corazón, habla la boca…”, un
corazón que oculta sus verdaderas intenciones por lo general lo hace para
aprovecharse de la buena voluntad de los demás, es necesario referirnos al
Salmo; “¿Quién subirá al monte de Dios?, ¿quién podrá estar en su recinto
santo?, el de manos limpias y puro corazón, el que a la vanidad no lleva su
alma, ni con engaño jura, el logrará la bendición de Dios, la justicia del Dios
de su salvación” (Salmo 24:3-5).
Es necesario hablar íntegramente
y poner la otra mejilla si es necesario para que nuestro hablar sea: “si cuando
es si, y no cuando es no…”.