En estas últimas semanas he compartido reflexiones
sobre la vida de Moisés. En la primera ocasión se menciono su matrimonio con Séfora,
la hija del sacerdote Jetro, de las tierras de Median, donde el culto al dios
Baal habitual. Su matrimonio no debió ser fácil por la diferencia de credos,
probablemente, ambos practicaban una espiritualidad superior a la de los hebreos,
y, aunque la biblia no da muchos detalles de su vida conyugal, el matrimonio de
Séfora y Moisés es un ejemplo de tolerancia y respeto, pues, a pesar de que el
divorcio se permitió en las leyes de Moisés, el profeta no se divorcio de su
mujer, sino que, ambos superaron sus diferencias y adversidades. La segunda
reflexión hace alusión a la vida de Moisés en Egipto, y como él, a sus tres
meses de nacido es adoptado por la hija del faraón al ser encontrado dentro de
una canasta, en el rio. Sin duda, en su juventud, tuvo acceso a muchos beneficios
y privilegios por el afecto de la hija del faraón. La vida de Moisés cambio
drásticamente al descubrir la injusticia que vivían los hebreos en Egipto, en
un arrebato de justicia, Moisés asesino a un egipcio, esto provoco su exilio y
un cambio de vida; de tener comodidades a ser un prófugo, escondido como pastor
de ovejas en Median. Cuando Moisés es llamado por Dios para que libere a los
hebreos de Egipto, este se niega constantemente, y es natural que profeta no
desee reencontrarse con su pasado. Los hebreos, una vez liberados, reprocharon
el éxodo de Egipto tras sentirse desamparados en el desierto, ellos decían a Moisés;
“es preferible morir en Egipto a morir en el desierto”, pero a Moisés también
le sobraban motivos para extrañar la comodidad de Egipto ó Median.
Moisés fue llamado por Dios en su vida adulta –
era un anciano – y se niega constantemente a ser el libertador de los hebreos
de Egipto, y es que, nadie quiere romper su comodidad, Moisés había hecho una
vida con Séfora en Median. Pero pensemos, ¿Por qué Dios llamo a un anciano y no
a un joven?, a fin de cuentas, da lo mismo quien dé el mensaje. Dios se permite
llamar a quien le plazca, y en Moisés lo hace para manifestar su poder, pues,
resulta más increíble e imposible que un anciano logre este tipo de cosas, y
ahí es notorio el amparo de Dios.
Una vez que Moisés anuncia las plagas al faraón
y estas caen sobre todo Egipto, surge la pregunta, ¿Si el opresor de los
hebreos fue faraón, porque enviar plagas para todo el pueblo de Egipto?, ¿Qué culpa
tenia aquel egipcio que jamás oprimió a un hebreos?, ¿Qué culpa tenía el
egipcio común, aquel que trabajaba día a día como el resto de los hebreos?,
¿acaso Dios cometió una injusticia?. No, Dios no es autor de injusticias, hay
algo que debemos aprender de esta tragedia, y es que, aquellos egipcios que
vivían vidas ordinarias y que aparentemente no cometieron maldad alguna, día
tras día veían la presión que el faraón ejerció sobre los hebreos y en su
comodidad no hicieron nada, el pecado de los ciudadanos de Egipto es el pecado
de omisión, incluso, tampoco abogaron a favor de Moisés cuando el faraón se negó
a entender la predicación, ellos también fueron indiferentes a las palabras del
profeta. ¿No sucede lo mismo con una sociedad indiferente al llamado de la salvación
que anuncia la Iglesia?. Si, así es.
De este episodio tenemos mucho que aprender, ¿no
culpamos nosotros a nuestros gobernantes por las injusticias que vemos día con
día?, pero ¿en que estamos remediando esta serie de males?, ¿Cuándo nos hemos sumamos
a las causas y esfuerzos de aquellos que pretenden construir una sociedad más
piadosa y justa?, ¿creemos que nuestro compromiso social se limita simplemente
a votar por un partido político el día de una elección? (el voto es parte del
compromiso social, es obligación, mas no una solución). Permanecer apáticos en
la construcción de una mejor sociedad condenara a las futuras generaciones, ellos
vivirán tiempos de mayor injusticia, de mayor adversidad con plagas más
severas, pero la vocación y la sabiduría de nuestros ancianos –como Moisés-
podrá liberarlos de aquella esclavitud de pecado., ¡nunca se es demasiado viejo
ó demasiado joven para hablar y escuchar la Palabra de Dios!.