domingo, 7 de octubre de 2018

Tomalo por gentil ó publicano


            "Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano" (San Mateo 18:15-17).
            Los publicanos eran recaudadores de impuestos del imperio Romano, eran poco apreciados por los judíos. Los gentiles eran los paganos, los no judíos, los politeístas, aquellos que no pertenecían al pueblo de la Alianza. Puedo afirmar que el símbolo es el siguiente; un publicano es aquel interesado en los bienes de este mundo por encima de los tesoros divinos, un gentil es aquel que no estima la alianza que Dios otorgo. Ambos individuos prefieren vivir en pecado grave y no atender la exhortación.
            En este pasaje del evangelio, Jesús muestra una actitud insistente para reprender el pecado y establece un límite. Como discípulos, existe alegría en compartir la experiencia que hemos tenido con el resucitado, de igual forma, tal encuentro debe movernos al arrepentimiento propio y propiciar el arrepentimiento ajeno, pues somos un pueblo, hemos sido llamados por Jesús a la conversión colectiva y personal. Desgraciadamente, no todos aprecian la importancia de este anuncio de igual manera, ninguna corrección nos parecerá agradable.
            El evangelio nos pide exhortar a los hermanos a la conversión pero también nos advierte para dejarlos ir, soltarlos en su libre albedrío; “sea como el gentil y el publicano”. Esta frase no debe ser leída desde el orgullo cristiano, al contrario, debe ser entendida desde el dolor del Cristo que entrego su vida para redención de los pecadores, y fue, y es despreciado cuando no existe conversión.
            ¿Y cuántos gentiles habrá dentro de nuestros templos que se niegan a escuchar el llamado de los hermanos, y el llamado que el presbítero afirma desde el pulpito?, son muchos, son muchos los que han dejado de ser parte del pueblo de la alianza por no retractarse de sus malas acciones, incluso, pueden estar dentro del templo. Estos, tienen puesta su esperanza en una falsa misericordia -señalo falsa, porque no se disponen a la conversión- mientras prefieran vivir en pecado no habrá gracia para ellos. Ellos mismos por su corazón no arrepentido se han cerrado la puerta de la gracia.  
            Nos llamaran “fariseos” por llamar a los hermanos al arrepentimiento, pero, el discípulo que exhorta debe dar frutos de paciencia y prudencia ante esta realidad. Es doloroso ver como seres amados se alejan de la enseñanza cristiana para abrazar un modo de vida ajeno al evangelio, pero aun así, mirándolos como gentiles y publicanos, por la gracia del Espíritu Santo podemos verlos con amor y respeto, como el padre del hijo prodigo.
            El mismo Espíritu Santo nos exhorta a esperar con paciencia a quienes desprecian abiertamente la enseñanza del evangelio. Por nuestra parte, no demos cabida a la tentación puesta por el enemigo. Dios pide la corrección del hermano caído, Satán pide su acusación. Nuestro camino es el de Dios, es el de la paz, si el pecador no entiende, tómalo por gentil ó publicano.