domingo, 14 de junio de 2020

Un México para todos


            Estoy llevando clases de Pensamiento Social Latinoamericano con el Dr. Francisco Zapata, chileno, catedrático del Colegio de México. En términos generales la clase expone esta pugna entre la colonización ideológica que el primer mundo ejerce sobre Latinoamérica y los ideólogos latinoamericanos que buscaron dar una identidad a nuestros pueblos. En el caso del Perú, Mariategui reinterpretó el marxismo para llevarlo a la realidad del pueblo indígena, y, en el caso de México, Gamio, se enfocó en rescatar el pasado indígena de la nación apoyado por los revolucionarios mexicanos, Carranza y Obregón. A él se le debe el descubrimiento del templo mayor en la Ciudad de México. Estos descubrimientos arqueológicos darán a los revolucionarios de México elementos para conceptualizar ideales a inicios del siglo XX.    
            En la reconfiguración de los pueblos como naciones consolidadas la identidad es importante para dar unidad a los pueblos. En el caso de Latinoamérica, dentro de cada nación, no siempre existió la idea de ser “un solo pueblo”, más bien se era un solo territorio y dentro de estos límites se identificaban varios grupos sociales; indios, hacendados, migrantes, mestizos, criollos, negros, campesinos, la gente de ciudad.  
            Poco a poco, por medio de la educación, nos fuimos identificando como “ciudadanos” de una misma nación. La educación no fue gratuita desde el nacimiento de la nación, se fue construyendo y entregando como un derecho social por medio de cambios pacíficos o violentos. La educación no solo entregó conocimiento, nos enseño a ser ciudadanos; desde los honores a la bandera, el himno nacional, la identificación de los héroes de la nación y los límites geográficos de los Estados. Toda esta historia nos aporta para que entendamos lo que somos: mexicanos.
            En el mundo contemporáneo entendemos a México como heterogéneo. Dentro del país tenemos muchas diferencias físicas, lingüísticas, económicas y tecnológicas, pero entre nosotros nos identificamos como una sola nación. En la religiosidad México también es diverso, vivimos la libertad de cualquier culto o el ateísmo sin ninguna mortificación.   
            La Iglesia Católica en México es un hito histórico que representa la cosmovisión de muchos mexicanos, no es simplemente una expresión europea de la cristiandad sembrada en el país, es más bien “la expresión mexicana del cristianismo” y esto se ve y se vive en las fiestas de la religiosidad popular. Entonces me surge la pregunta, ¿somos un grupo religioso o somos también un grupo étnico?. Creo que visualizarnos como etnia también es válido porque muestra de modo más tangiblemente lo que somos; una comunidad que se identifica con creencias, costumbres y tradiciones inculcándolas a sus descendientes. Por lo tanto, es totalmente natural que sintamos repulsión por aquello que atenta contra los valores que nos identifican como esa gran etnia social que somos; los católicos de México.
            Para concluir, en la reconfiguración de México para el siglo XXI nos encontramos ante nuevas pugnas ideológicas y sociales que nos mueven para la construcción de un nuevo individuo. Como mencione; la educación pública no solo transmite conocimiento, también construye ciudadanía, ¿Qué clase de ciudadano se construye por medio de las instituciones públicas?. Sería injusto catequizar al pueblo de México desde la educación pública y de igual forma, atentar contra los valores de la catolicidad. ¿Cuáles son las fronteras ideológicas que no deben ser rebasadas por la educación pública y cómo construir un México para todos?.