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domingo, 1 de octubre de 2017

La luz que nos cegó

Estaba un hombre dormido en su recamara cuando Dios le hablo en medio de la noche y le dijo; “enciende tu lámpara que deseo hablar contigo”, él respondió “esta obscuro, si la enciendo no podre ver porque el destello de su luz lastimara mis ojos”, Dios replico; “así se juntan muchos a discutir en la luz que los ha cegado”. Con esta respuesta aquel hombre entendió que no hay necesidad de discutir por las cosas santas con aquellos que no pueden apreciarlas, el mismo destello de lo sagrado lastima la visión del que vive en obscuridad.
El antiguo testamento afirma que el rostro de Moisés destellaba después de que estuvo en el monte Sinaí platicando con Dios. El profeta tuvo que usar un velo para cubrirse porque los hebreos no soportaban el desello de su rostro (Éxodo 34:29-34). De este relato podemos aprender algo importante, la audiencia de Moisés no estaba preparada para recibirlo, tenían que opacar un poco ese destello para poder estar cerca de él, ósea, añadir un poco de obscuridad a la radiante presencia que Moisés vivió en el Sinaí.    
Todos tenemos un poco de tiniebla en nuestra vida, el pecado, pero no solamente eso, nuestro entender tiene un poco de obscuridad por la ignorancia. Por ejemplo, algunos dicen “creo en Jesús pero no creo en la Iglesia…”, como si la Iglesia fuese un proyecto aparte, totalmente deslindado que la presencia de Jesús., otros dicen “creo en la Iglesia pero la confesión es algo personal, no creo que sea necesario un sacerdote y yo le doy cuentas a Dios…”, como si el papel sacerdotal no fuese una intención de Dios., otros afirman “creo que Dios es misericordia y no veo ningún mal si dos personas deciden vivir juntas sin casarse, no soy quien para juzgarlos…”, como si a Dios no le importara en nada los sacramentos que el mismo instituyo para compartirnos su gracia., otros creen en Jesús, en la Iglesia, en los sacramentos, tienen apostolado pero cuando hay oportunidad de poner en duda la jerarquía católica lo hacen, como si la propia jerarquía no fuese parte del proyecto divido –a mi ver lo es, toda la Iglesia lo es. Entonces, pareciera que cada uno desde su óptica tiene que opacar algo de ese destello divino para poder vivirlo. ¿Habrá algún católico que no cuestione nada en absoluto de su propia fe?, ni los misterios ó los dogmas, ni la jerarquía, ni la liturgia, ni la moral, ni los sacramentos, ni los concilios, ni las encíclicas, ni la propia Iglesia, ¿habrá alguno?, lo dudo. Pero esta reflexión no es una invitación a no pensar y aceptar todo, más bien es una invitación a salir de nuestras obscuridades, como el ojo que estuvo en un cuarto obscuro y tras encender la lámpara poco a poco alcanzo a distinguir.
Tenemos que ser hombres de oración, estudiar a Jesús, estudiar la Iglesia, hacer apostolado e ir descubriendo lo que el proyecto divino es. Los bautizados somos como arboles, el que no crece es porque está seco ó está muerto.

Habrá muchas cosas que no podremos entender, ni percibir por nuestra limitación, tendremos huecos y obscuridades, Dios nos invita a encender la lámpara y habrá un punto en el cual el resplandor de su luz nos cegara pero debemos fiarnos de Él, de su proyecto en su hijo Jesucristo y la promesa sobre su Iglesia, hasta que podamos distinguir pues Dios nos llama siempre a la luz de la Verdad, siempre.     

domingo, 2 de abril de 2017

La Iglesia de la Biblia

Días atrás, por redes sociales mantuve un debate con un hermano separado, su postura defendía “solo la Biblia, solo Cristo”, obviamente menospreciando a la Iglesia Católica. En la discusión, le pedí el nombre de su denominación – bautista, pentecostal, adventista, etc.- pero jamás lo menciono, solo se limito a responder; “Iglesia es todo aquel que cree en Jesús…”, ¿tal razonamiento es verdadero?, ¿qué podemos encontrar en la Biblia?. Así que, me di a la tarea de estructurar el “perfil de Iglesia” que aparece en la Biblia.
Antes de citar mi análisis, mencionare, aunque los hermanos separados para justificar sus denominaciones utilizan el verso; “donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (S. Mateo 18:20), tenemos que hacer ver que el verso no expresa; “donde estén dos ó más reunidos en mi nombre, allí habrá una Iglesia…”. El verso manifiesta solo que Jesús está entre los creyentes, y es verdad, Jesús puede estar en medio de nosotros aunque puede estar contento ó molesto por nuestra división. Creo que Cristo es paciente con unos y con otros.
El perfil de Iglesia que encuentro en la Biblia es, una Iglesia que toma como base la sucesión sacerdotal del pueblo de Israel y la utiliza en la sucesión apostólica. El primer sacerdote de Israel fue Aarón y su sucesor fue Eleazar según el libro del Deuteronomio (cap. 10, v. 6). El libro Hechos de los Apóstoles afirma que el primer sucesor de un apóstol fue Matías, sucesor de Judas Iscariote (cap. 1, v. 12-26).
Otro punto importante -minimizado y opacado por las sectas- es la promesa sobre el apóstol San Pedro señalada por San Mateo (cap. 16, v. 18,19). La Iglesia que encontramos en la Biblia defiende la promesa sobre el apóstol, si no lo defendiera, no lo hubiese escrito, y si lo escribió fue para preservar tal enseñanza.  
También, la Iglesia de la Biblia celebra Concilios, esto lo leemos en el mismo libro Hechos de los Apóstoles, cuando fue celebrado el Concilio en Jerusalén (cap. 15) donde se definió que las leyes judías no son necesarias para la salvación. El perfil autentico de la Iglesia de la Biblia es reconocer concilios.    
Una característica importante de la Iglesia de la Biblia es la celebración de la santa cena, más allá de la solicitud de Jesús expresa en los evangelios, debemos notar el orden litúrgico y la autoridad de San Pablo al reprender a la Iglesia de Corinto cuando celebraban este acto de modo equivocado y banal. Argumentando San Pablo que no es un simple pan, sino el mismo cuerpo de Cristo, y quien come sin distinguirlo comerá su propio juicio ó condenación (1era de Corintios 11:20-29). La Iglesia de la Biblia no distingue el pan como un mero símbolo sino como una realidad; vida eterna al que come dignamente (S. Juan 6:54) y juicio a quien come dignamente.    
La Iglesia de la Biblia también hace uso de la revelación oral, esto lo sabemos al leer la primera carta de San Pedro donde se menciona que fueron “ocho personas las que se salvaron” en el diluvio con Noé (cap. 3, v. 20) ó la carta del apóstol Judas que expresa: “el diablo disputo contra el arcángel Miguel por el cadáver de Moisés” (cap. 1, v. 9), estos detalles no aparecen en los textos del antiguo testamento, por consiguiente, creo que los apóstoles citan la revelación oral que los judíos usaban como complemento de la Escritura.

Para concluir, la Iglesia de la Biblia cuenta con sucesión apostólica, celebra y reconoce Concilios, anuncia la promesa sobre San Pedro, es severa y clara en el modo y la forma de celebrar la Santa Cena, y menciona sin temor los eventos que no fueron escritos pues se fía de la revelación oral. Ese es el perfil de la Iglesia que encontrarnos en la Biblia. No dudo que existan hombres justos y admirables fuera de la Iglesia, pero fiarme de mi simple buen ánimo para fundar mi iglesia no me parece algo justo, ¿Para qué fundar otra y otra, y otra iglesia?, ¿Qué acaso creemos que podemos fundar una mejor Iglesia que la que Jesús fundo?, mas bien, seamos lo mejor de nosotros mismos en la Iglesia que Jesús estableció.