Aunque el primer libro de reyes y el
segundo forman parte de un mismo libro, es en el primer libro donde se describe
la idolatría del pueblo de Israel propiciada por sus reyes. Estos llevaron el
pecado del politeísmo, la adoración y el culto en honor a ídolos paganos:
Astarté, Milcón, Camós, Baal (1era de reyes 11:4-8, 14:22-24, 16:13,31-33). Sin
embargo, en el segundo libro vemos como Dios introduce el relato del
arrebatamiento del profeta Elías –él fue llevado al cielo vivo- y su espíritu posó
sobre su discípulo Eliseo. Pareciera que Dios esperó a que su pueblo Israel
pecara con ídolos paganos para introducir esta revelación en el caso de Elías;
los hombres fieles a Dios pueden trascender mas allá de esta vida terrenal e
interceder por el pueblo, no son una deidad mas, son siervos del único Dios:
“Cuando lo atravesaron, el profeta Elías
dijo a su discípulo Eliseo: “¿Qué quieres que haga por ti? Pídelo antes que sea
llevado lejos de ti”. Eliseo respondió: “Que venga sobre mí el doble de tu
espíritu”. Elías le replicó: “¡Pides algo difícil! Pero si me ves mientras soy
llevado de tu lado, lo tendrás; si no, no”. Iban conversando mientras
caminaban, cuando un carro de fuego, con sus caballos de fuego los separó al
uno del otro: Elías subió al cielo en un torbellino. Eliseo lo vio y gritaba: “¡Padre
mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!” Luego no lo vio más. Tomó
entonces su ropa y la partió en dos. Eliseo recogió el manto de Elías que había
caído cerca de él y se volvió. Al llegar a orillas del Jordán se detuvo, tomó
el manto de Elías y golpeó el agua con él, pero ésta no se dividió. Entonces
dijo: “¿Dónde está el Dios de Elías, dónde?”, y como volviera a golpear el
agua, ésta se dividió en dos, y Eliseo atravesó. Los hermanos profetas lo vieron
de lejos y dijeron: “¡El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo!”. Salieron a su
encuentro y se postraron en tierra delante de él”. (2da de Reyes 2:9-15)
No olvidemos que estos relatos son
parte del pueblo judío y los hemos recibido como parte de una herencia teológica.
La idolatría y el politeísmo son actos reprobados en la teología judío –
cristiana. En el caso del arrebatamiento de Elías, el profeta Eliseo pudo abrir
las aguas invocando su nombre “¿Dónde está el Dios de Elías, dónde?”. Este es
un antecedente importante para la creencia de la intercesión de los santos.
¿Los santos son ídolos?, no, no lo son, los santos no son ídolos porque no son
deidades, son siervos del único Dios.
Como católicos aceptamos la
intercesión de los santos pues entendemos que estos siervos forman parte de la
Iglesia y sus plegarias colaboran para nuestra conversión. Tomando al pueblo de
Israel como nuestro antecedente –la Iglesia nació de los judíos- entre las
comunidades judías es común elevar plegarias a los personajes que procuraron la
conversión de Israel y son ejemplo por su fe, los patriarcas, los profetas, los
maestros de renombre, siendo el pueblo quien reconoce y expresa en estas
plegarias que los justos nunca desaparecen y estos nunca abandonan su
preocupación por la conversión de otras almas. Aunque en el judaísmo está
prohibido invocar el espíritu de los difuntos, ellos aclaran por la tradición, que
está permitido elevar plegarias a los justos de Israel porque su interés por la
justicia trasciende de los límites de la vida terrena, poniendo de ejemplo
paralelo, que la ley judía prohíbe encender fuego en shabat pero para iniciar
el shabat es necesario encender la vela del shabat. Según el rabino Aharon
Shlezinger, es la tradición lo que hace ver al judío lo que la ley permite y prohíbe,
no la simple lectura de la ley.
Es interesante estos contrates con
nuestra fe católica, para nosotros también es verdad, nuestra tradición permite
elevar rezos a nuestros santos pero nunca permitirá hacerlo utilizando medios ajenos
y opuestos a nuestra tradición.