Hace algunos días ofrecí una
reflexión sobre el llamado de Gedeón, juez de Israel, de origen agrícola, del
clan más pobre de la tribu de Manases, llamado por Dios para establecer la
justicia en Israel tras la opresión de Median. Este llamado aparece en el
capitulo sexto del libro de Jueces. Los dos elementos resaltados en aquella
reflexión fueron; el discernimiento que Gedeón tuvo sobre su llamado, su
necesidad de confirmar aquella vocación, y, atender la justicia en primer
instancia en su propia casa, volviendo a la fe y al camino del Dios verdadero
antes que buscar confrontarse con Median.
Una vez que Gedeón se encuentra empoderado
como un líder militar y en su persecución contra los reyes de Median, Zébaj y
Salmuná, al lado de sus tropas toma un descanso en el pueblo de Sucot; “Gedeón
dijo a la gente de Sucot; Dad por favor, tortas de pan a mi tropa, porque está
agotada, y voy persiguiendo a los reyes de Medián. Los jefes de Sucot
respondieron; ¿Acaso ya tienes sujetas las manos de Zébaj y Salmuná para que
demos pan a tu ejercito?. Gedeón les dijo; Cuando Dios haya entregado en mis
manos a los reyes de Medián, vendré y os desgarrare las carnes con espinas del
desierto y cardos. De allí subió al pueblo de Penuel y solicitó lo mismo. Pero
la gente le respondió como había hecho la gente de Sucot. Él dijo a los de
Penuel: “Cuando vuelva vencedor, derribaré esa torre”. (Jueces 8:5-7)
Gedeón capturó a los reyes de
Median, los venció. Después de su victoria regresó a Sucot y cumplió su palabra;
desgarro las carnes, derribó la torre y asesinó a los habitantes de la ciudad.
(J. 8:13-21) ¿Cómo entender este acto de venganza obrado por Gedeón?, ¿Por qué
un escogido de Dios actúa de esta forma tan carente de piedad?.
Para explicarlo, daré una exposición
de los primeros versículos del libro de Génesis; “En el principio creó Dios el
cielo y la tierra. La tierra era un caos y confusión y obscuridad por encima
del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios:
Haya luz, y hubo luz”. (cap. 1:1-3). El apologista Frank Morera menciona sobre
este pasaje, que en estos textos donde se plasma el caos y la división entre
luz y tinieblas, en el sentido espiritual puede asociarse fácilmente a la
rebelión angélica y la división que Dios hizo entre los Ángeles que le sirven,
seres de luz, y la expulsión de Luzbel y sus demonios, autores de las
tinieblas. Pero, ¿Qué tiene que ver esto con la venganza de Gedeón?.
Desde el principio, el Génesis
plasma una confusión dentro de la creación, una confusión en el mundo
espiritual y una división entre la luz y las tinieblas. En esto, Luzbel también
resulta ser una creatura de Dios, un ángel escogido entre los ángeles que se rebela
ante su creador y termina convertido en un ser de completa obscuridad sin
redención; no la desea.
Dios da vida al ser humano y el
mismo caos podemos verlo en el origen de la humanidad. Dios al escoger a
Abraham y a sus descendientes divide la humanidad y forma un pueblo; Israel,
dentro de ese Israel habrá también un caos; Gedeón como escogido está inmerso
en ese caos entre el bien y el mal. Dios de nueva cuenta dividirá a ese Israel
para formar la Iglesia. Dentro de la Iglesia también habrá un caos; Judas, el
traidor, fue escogido por Dios al igual que Pedro, ambos tentados en el caos
del bien y del mal, el primero lo entregó y se horco, el segundo lo negó y después
fue perdonado. Lo importante es que Dios está por encima del caos.
Cada vez que Dios ha obrado
utilizando su cernidor sobre la humanidad, existe un crecimiento espiritual
pues el ser humano logra conocer con mayor profundidad que es lo bueno y que es
lo malo, que es la luz y que es las tinieblas. De esta forma, los hombres se acercan
más a Dios y Dios se acerca más a los hombres; hasta entregarles su cuerpo.
Dios ha manifestado que vendrá un último
cernidor sobre la humanidad y sobre la Iglesia, y esto es para definir y
ratificar el deseo de los hombres; luz a quienes buscaron e hicieron lo que es
de la luz, y tinieblas a quienes buscaron aquello que pertenece a las tinieblas.
A fin de cuentas, si Gedeón y Judas fueron escogidos por Dios, nosotros también
lo somos por el simple hecho de recibir de Dios la vida. Busquemos la luz en
medio de este caos.