El documental “La última cima”
es una semblanza de la vida de Pablo Domínguez Prieto, un joven sacerdote
diocesano fallecido en un accidente el alpinismo. En la cinta, varios amigos
recuerdan al sacerdote, mas, existen dos frases que me gustaron muchísimo, haciendo
una paráfrasis, la frase dicha por un joven cuando le preguntaron; “¿Qué
piensas tu de los hombres que no tienen esposa?”, “bueno, la vida no consiste
solo en tener…”, y la otra; “Pablo miraba con dignidad a cualquier persona sin
importar su condición moral, a muchos pordioseros les hizo recobrar su dignidad
con el trato…”. Domínguez murió a la edad de 43 años.
La dignidad humana es uno de
los valores cristianos más importantes, esta persigue los derechos
fundamentales y la igualdad de todos los individuos. El ser humano solo por el
hecho de existir debe ser respetado.
Si analizamos a Jesucristo, puedo
decir que Cristo se despoja de su dignidad para otorgarla a todos los pueblos.
En la antigua creencia judía el fruto de una vida justa era morir en la vejez rodeado
de descendientes, esto era como una “recompensa” de Dios, sin embargo, Jesús
muere de una forma totalmente contradictoria a esta creencia. Bajo la óptica del
judaísmo de la época, Jesús fue visto como blasfemo y condenado entre los
delincuentes. El muere joven, sin descendencia, en un castigo a vergonzante. Tenemos
que considerar que el Verbo de Dios se despojo de su gloria al encarnarse y
hacerse semejante a nosotros y siendo como nosotros, se despojo de aquello que
los hombres tomaban como digno: vivir, que en el caso judío fue alcanzar la
vejez y fallecer rodeado de descendientes.
Tras su pasión, muerte y
resurrección, el Señor abre las puertas de la evangelización a todas las
naciones, decía San Pablo; “no hay acepción de personas para Dios…” ó como
paráfrasis “de todos los pueblos, Dios ha derribado las barreras deseando hacer
uno solo, la Iglesia…”. El apóstol lo dice porque en las antiguas creencias
había diferencias dogmáticas sobre la condición humana, los reyes y emperadores
eran seres divinos, entre los pueblos antiguos había distinciones atribuidas a
la superioridad de una raza sobre la otra. Fue el cristianismo por medio de los
sacramentos quien introduce la idea “hermandad” entre los hombres; “todos somos
hermanos por el Espíritu que habita entre nosotros…”. La evangelización se expande
por toda la tierra sin excluir a ningún pueblo, aunque, los apóstoles, los
discípulos y muchos hermanos en algunos pueblos si han sido rechazados,
torturados ó asesinados, perdiendo su dignidad con tal de llevar el anuncio a
otros, asemejándose en ello a Jesús.
Despojémonos de nosotros
mismos, de nuestro renombre ó nuestro ego, el trato digno es una caridad
suprema porque me recuerda que soy igual que tú. “Pablo miraba con dignidad a
cualquier persona…”.