Dentro del lenguaje de las Sagradas Escrituras,
existen eventos paralelos. Esto significa que un suceso del antiguo testamento
es similar ò paralelo a un evento en el nuevo testamento. Existen paralelos
impresionantes entre la fiesta de pentecostés judía y cristiana.
En el judaísmo, pentecostés es conocido como “Shavuot”
y es celebrado cincuenta días después de la pascua judía. En el periodo agrícola,
los judíos celebraban las primicias de los frutos, pero también la llegada de
Dios al monte Sinaí, la entrega de los diez mandamientos a Moisés y la ley. Este
es el inicio del pacto de Dios con Israel como nación.
En el cristianismo, pentecostés significa la
llegada del Espíritu Santo recibido por los apóstoles. También implica el
descenso de Dios en la tercera persona de la trinidad y el nacimiento de una
nueva nación; la Iglesia. Es el cumplimiento de la profecía de Jeremías; “He aquí que vienen días, dice Dios, en los
cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el
pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la
tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido
para ellos, dice Dios. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después
de aquellos días, dice Dios: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su
corazón; y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no enseñará más ninguno
a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Dios; porque todos me
conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Dios; porque
perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” (Cap.
31:31-34). Cuando el profeta menciona; “todos me conocerán” puede referirse a
la relación que Jesús tuvo con sus discípulos. Cuando dice: “hare nuevo pacto
con la casa de Israel y Judá” se refiere a Jesús de origen judío, de la tribu
de Judá.
El pentecostés cristiano está asociado al bautismo
trinitario, pues sin el primer evento no puede existir el segundo. Para la
Iglesia, el bautismo implica la primera resurrección. El apóstol San Pablo hace
una mención en las Escrituras; “sepultados con él en el bautismo, en el cual
fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le
levantó de los muertos” (Colosenses 2:12). Muchas sectas ignoran esto, no
consideran el bautismo como la primera resurrección, suponen que es un evento
futuro, pero no, es un evento actual. El bautismo es la primera resurrección
como lo establece la Iglesia. En el judaísmo en la fiesta de pentecostés podemos
encontrar un preanuncio esta creencia. Aunque dentro del antiguo testamento no
se menciona, en la tradición oral judía se establece que en el pentecostés hebreo,
cuando Dios desciende en el Sinaí para entregar la ley, todo el pueblo de
Israel resucito por primera vez, incluso, su creencia establece: “si alguien se
añade al judaísmo en cualquier momento de la historia, también resucito junto
con los del Sinaí”. Los rabinos afirman su creencia basándose en la idea de
que; “nadie puede mirar a Dios y seguir vivo” (Ex. 33:20). Para los judíos, en
el pentecostés del Sinaí todo el pueblo murió y resucito.
Es importante considerar esta creencia judía para
hacer apología de la enseñanza católica entorno al bautismo como primera resurrección.
Otro dato interesante es que en la carta citada a los colosenses, San Pablo
asocia el bautismo a la resurrección y versículos antes hace una reflexión de
la circuncisión de los judíos. La Iglesia católica mira a la circuncisión de
los niños judíos como la prefigura del bautismo católico. La circuncisión es el
primer contacto que tiene el menor Israelita con la ley de Moisés. Lo mismo
sucede en el bautismo, es el primer contacto que el menor tiene con Dios, es su
primera resurrección.