Cito
el pasaje de la transfiguración; “Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió
a la montaña para orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus
vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Y dos hombres conversaban
con él: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de gloria y hablaban de
la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén. Pedro y sus compañeros
tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús
y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban, Pedro dijo
a Jesús: ¡Maestro, ¡qué bien estamos
aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
El no sabía lo que decía”. (San Lucas 9:28b-33)
Probablemente, la transfiguración ocurrió entre
finales de septiembre hasta mediados de octubre, esto lo podemos saber por la
declaración “hagamos tres carpas”, en otras versiones de Biblia se menciona
“tres enramadas” ò “tiendas”. Esta práctica de construir chozas es común entre
los judíos y se asocia a la fiesta de los tabernáculos ò sucot que se celebra
en tales fechas. Ellos llaman “sucá” a la tienda construida para el sucot. Esta
fiesta es una de las más importantes del judaísmo, fue solicitada por Moisés en
el libro de Levítico; “Durante siete días ustedes vivirán en chozas; todos los
hijos de Israel vivirán en chozas, para que los descendientes de ustedes sepan
que yo hice vivir en chozas a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra
de Egipto: ¡Yo soy Yavé, su Dios!” (Cap. 23, 42,43). La fiesta siembra en el
pensamiento judío la idea del peregrinar, vivir en una casa temporal que no
posee muros, ni techos sólidos, una casa que no es permanente sino momentánea.
Según las reglas judías, la choza del sucot debe tener un techo elaborado con
ramas que permitan la entrada de la luz del sol, las estrellas deben ser vistas
desde el interior. La choza debe ser así porque la filosofía judía sostiene que;
las posesiones no deben limitar la visión, no debemos vivir en algo que impida
ver que Dios ha creado los astros del cielo.
Sucot tiene enseñanzas para la familia y la
persona; el hogar no son muros y techos sino la convivencia que se crea entre
los miembros. Sucot implica el despojo por siete de las comodidades de una casa
tradicional para vivir en una choza. La persona debe entender que todas sus
posesiones y su propio cuerpo son también una “sucá”, todo en esta vida es
temporal. La choza judía del sucot es también un símbolo que hace alusión al
“tabernáculo de Moisés”, una carpa temporal que los hebreos usaron para adorar
a Dios mientras peregrinaban en el desierto. En sucot, los hebreos adoran a
Dios en una choza temporal, no en un templo.
Existe una gran relación entre los símbolos del
sucot judio y la transfiguración de Jesucristo. El Verbo al encarnarse y poseer
un cuerpo como el nuestro también habito en una casa temporal. La
transfiguración mostro la gloria de Jesús a los apóstoles, grandeza que
recibiría después de su muerte, después dejar su cuerpo temporal para resucitar
en un cuerpo permanente, glorificado. La fiesta del sucot sirvió para preparar
al pueblo judío, no en balde, de los apóstoles instruyeron que; nosotros los
bautizados somos peregrinos que buscan la tierra prometida: la vida eterna, de
esto cito a San Pablo: “Sigan mi ejemplo, hermanos, y observen atentamente a
los que siguen el ejemplo que yo les he dado. Porque ya les advertí
frecuentemente y ahora les repito llorando: hay muchos que se portan como
enemigos de la cruz de Cristo. Su destino es la perdición, su dios es el
vientre, su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza, y no aprecian
sino las cosas de la tierra. En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y
esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo. El
transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo
glorioso, con el poder que tiene para poner todas las cosas bajo su dominio”
(Filipenses 3:17-21).