Feliz Año Nuevo.
Se cree que los hombres que están junto a la presencia de Dios irradian una paz, una dulzura y un aroma grato, el hombre de Dios que vive en armonía con el Espíritu Santo más que convencer con palabras, enamora a quien se opone simplemente por la presencia de Dios que permanece en el, pues Jesús dijo; “Quien permanece en Mi, ese lleva mucho fruto” (San Juan 15;5).
Deseo usar el caso de Moisés como un ejemplo simple y tal vez suene fantasioso para algunos, (pero deseo que esto se lea con la inocencia de un niño). Moisés irradiaba tras pasar cuarenta días y cuarenta noches con Dios en el monte Sinai como lo dice el texto; “Luego, bajó Moisés del monte Sinaí y, cuando bajó del monte con las dos tablas del Testimonio en su mano, no sabía que la piel de su rostro se había vuelto radiante, por haber hablado con Dios. Aarón y todos los israelitas miraron a Moisés, y al ver que la piel de su rostro irradiaba, temían acercarse a él. Moisés los llamó. Aarón y todos los jefes de la comunidad se volvieron a él y Moisés habló con ellos. Se acercaron a continuación todos los israelitas y él les conminó cuanto Yahveh le había dicho en el monte Sinaí. Cuando Moisés acabó de hablar con ellos, se puso un velo sobre el rostro. Siempre que Moisés se presentaba delante de Yahveh para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía, y al salir decía a los israelitas lo que Yahveh había ordenado. Los israelitas veían entonces que el rostro de Moisés irradiaba, y Moisés cubría de nuevo su rostro hasta que entraba a hablar con Yahveh”. (Éxodo 34; 27-35)
Supongo que Maria irradiaba un rostro único que reflejaba la presencia de Dios, pues Maria es el caso sin igual de la raza humana, por esto Isabel la llama; “La Madre de mi Señor”, (Lucas 1; 39-44) porque Isabel sabe que “Dios esta en el vientre de esa mujer” y lo sabe porque la presencia de Dios es viva y quien esta enamorado de Dios sabe cuando su amado esta cerca.
Ahora viene la reflexión, nosotros como pueblo de Dios somos en nuestro cuerpo templo del Espíritu Santo, pues Dios tiene morada en nosotros, pero; ¿los extraños reconocen que Dios vive en nosotros? ¿Tenemos el testimonio de Cristo? ¿Alguien nos ha dicho? Irradias paz ó irradias discordia y división ¿Qué vive realmente en mi?, ego, malos deseos, avaricia, envidias, celos, ira.
Como dije al inicio; el hombre de Dios más que convencer, enamora a quien se opone simplemente por que Dios permanece en el, “Quien permanece en Jesús, ese lleva mucho fruto” ¿y como podemos permanecer en Dios?. Aprendamos algo de Moisés, cuarenta días y cuarenta noches con Dios realmente significa; “cuanto sea necesario a solas con Dios ó por un periodo prolongado”, sea en oración, contemplación, alimentándonos del cuerpo y la sangre de Cristo, para tener una comunión nacida del deseo de estar.
¿Qué irradia en nuestro rostro?
Se cree que los hombres que están junto a la presencia de Dios irradian una paz, una dulzura y un aroma grato, el hombre de Dios que vive en armonía con el Espíritu Santo más que convencer con palabras, enamora a quien se opone simplemente por la presencia de Dios que permanece en el, pues Jesús dijo; “Quien permanece en Mi, ese lleva mucho fruto” (San Juan 15;5).
Deseo usar el caso de Moisés como un ejemplo simple y tal vez suene fantasioso para algunos, (pero deseo que esto se lea con la inocencia de un niño). Moisés irradiaba tras pasar cuarenta días y cuarenta noches con Dios en el monte Sinai como lo dice el texto; “Luego, bajó Moisés del monte Sinaí y, cuando bajó del monte con las dos tablas del Testimonio en su mano, no sabía que la piel de su rostro se había vuelto radiante, por haber hablado con Dios. Aarón y todos los israelitas miraron a Moisés, y al ver que la piel de su rostro irradiaba, temían acercarse a él. Moisés los llamó. Aarón y todos los jefes de la comunidad se volvieron a él y Moisés habló con ellos. Se acercaron a continuación todos los israelitas y él les conminó cuanto Yahveh le había dicho en el monte Sinaí. Cuando Moisés acabó de hablar con ellos, se puso un velo sobre el rostro. Siempre que Moisés se presentaba delante de Yahveh para hablar con él, se quitaba el velo hasta que salía, y al salir decía a los israelitas lo que Yahveh había ordenado. Los israelitas veían entonces que el rostro de Moisés irradiaba, y Moisés cubría de nuevo su rostro hasta que entraba a hablar con Yahveh”. (Éxodo 34; 27-35)
Supongo que Maria irradiaba un rostro único que reflejaba la presencia de Dios, pues Maria es el caso sin igual de la raza humana, por esto Isabel la llama; “La Madre de mi Señor”, (Lucas 1; 39-44) porque Isabel sabe que “Dios esta en el vientre de esa mujer” y lo sabe porque la presencia de Dios es viva y quien esta enamorado de Dios sabe cuando su amado esta cerca.
Ahora viene la reflexión, nosotros como pueblo de Dios somos en nuestro cuerpo templo del Espíritu Santo, pues Dios tiene morada en nosotros, pero; ¿los extraños reconocen que Dios vive en nosotros? ¿Tenemos el testimonio de Cristo? ¿Alguien nos ha dicho? Irradias paz ó irradias discordia y división ¿Qué vive realmente en mi?, ego, malos deseos, avaricia, envidias, celos, ira.
Como dije al inicio; el hombre de Dios más que convencer, enamora a quien se opone simplemente por que Dios permanece en el, “Quien permanece en Jesús, ese lleva mucho fruto” ¿y como podemos permanecer en Dios?. Aprendamos algo de Moisés, cuarenta días y cuarenta noches con Dios realmente significa; “cuanto sea necesario a solas con Dios ó por un periodo prolongado”, sea en oración, contemplación, alimentándonos del cuerpo y la sangre de Cristo, para tener una comunión nacida del deseo de estar.
¿Qué irradia en nuestro rostro?