domingo, 24 de julio de 2011

El si de los hombres


Dijo el Apóstol San Pablo: “Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia. En efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios…”. (Colosenses 1:24,25)

Hace poco usaba este pasaje para exponerle a un creyente el papel que tienen los seres humanos dentro de la salvación, cuando San Pablo dice: “completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo…”, no significa que el sacrificio de Cristo en la cruz este incompleto, el apóstol se refiere a que el padece por el anuncio del evangelio pues es necesario trabajar y decir “si” a lo que Cristo nos ha solicitado “anunciarlo y trabajar para el Reino de Dios”.

Dentro de la historia de la salvación desde el antiguo testamento podemos encontrar el “si” a Dios de los personajes mas importantes de la biblia, un “si” que es necesario para que la obra de Dios se construya desde los tiempos antiguos. Por ejemplo, tenemos el “si” de Noé al construir el arca, tenemos el “si” de Abraham, tenemos el “si” de Moisés, tenemos el “si” del profeta Samuel, tenemos las debilidades humanas en los “si” y los “no” de los reyes Saúl, David y Salomón, tenemos al pueblo pagano del Nínive que dijo “si” a la predicación de Jonás, encontramos los “si” de Israel y el “no” al anuncio de Jesucristo como Mesías, tenemos el famoso “si” de la Virgen María en la anunciación, el “si” de los Apóstoles, el “no” de Judas en la traición, etc. Así es como se desarrolla la vida de fe en la historia de la salvación, sea un “si” ó “no” a Dios todo tendrá consecuencias para bien ó para mal.

En ocasiones nos preguntamos ¿Por qué Dios permite que sucedan tantas injusticias en medio de nosotros?, pero la realidad es que el mundo y como personas a diario nos encontramos ante dos caminos ¿responder “si” a Dios ó decirle “no”?, de todo existe una consecuencia buena ó mala. Esta respuesta no es una simple confesión de los labios para fuera, sino que es parte de lo que dice San Pablo: “Completo en mi lo que falta a los padecimientos de Jesucristo para el bien de su Iglesia”, hay un sacrificio en menor ó mayor medida, depende de tu “si” a Dios, de tu vocación, de tu misión dentro de la Iglesia y el mundo.

Todos participamos y propiciamos la salvación de otros cuando le decimos “si” a Jesús, pues lo vivimos, lo anunciamos y en el perseveramos, aunque nuestra vida este llena de caídas, errores y reconciliaciones con Dios, de “si” y de “no”.

Quien desee entrar al Reino de Dios deberá convertirse de sus malas obras, de sus malos hábitos, para vivir en una lucha contra sus propias debilidades, contra sus propias injusticias, pelear contra uno mismo para que Cristo reine dentro de nosotros, este es un “si” personal que nos salva porque nos lleva a Jesús, nosotros somos responsables de nuestra propia salvación porque tenemos que escoger entre un “si” ó un “no” a Dios, entre la conversión ó el rechazo.