El
feminismo es un movimiento social que promueve la igualdad de derechos entre la
mujer y el hombre. En la sociedad actual es común encontrar posturas feministas
oponiéndose a la Iglesia como si la religión se opusiera a los derechos del género
humano. A mi ver existe un error de apreciación por desconocimiento.
Como
ejemplo análogo, es preciso citar que por lo menos en Norteamérica antes de la
Guerra de secesión (1861), los primeros movimientos feministas surgieron
teniendo como argumento las Sagradas Escrituras en un contexto protestante. Las
feministas cuestionaban la idea de la supremacía del varón blanco pues la
lectura de las Escrituras era solo para los hombres blancos, prohibida para los
negros y las mujeres, que desde el púlpito protestante se predicaba el amor al prójimo
pero en lo social se aprobaba la esclavitud de negros y se negaba a las mujeres
el derecho a votar. Las feministas norteamericanas abogaron por defender los derechos
de los negros persiguiendo también los suyos bajo la igualdad que manifiesta el
versículo: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón
y hembra los creó” (Génesis 1:27). Es esencial entender que una de las
principales premisas de las Sagradas Escrituras es la dignidad humana, siendo
el Espíritu quien inspira a cada autor para plasmar las enseñanzas teniendo en
su contexto inmediato sociedades que interpretan bajo su óptica y que a lo
largo de los siglos van profundizando en las enseñanzas dadas por los autores
sagrados para mejorar la vida en las comunidades. Si el contexto social es “machista”
ó “racista” no por eso el fundamento del cristianismo lo es, porque, “en el
principio Dios creó al género humano, varón y hembra los creo”. La esencia del mensaje
es que ante Dios somos iguales todos en dignidad.
En
el libro de los proverbios se hace la descripción de la “mujer ideal”; Una mujer de carácter, ¿dónde hallarla? Es
mucho más preciosa que una perla. Sabe su esposo que de ella puede fiarse: con
ella saldrá siempre ganando. Le reporta felicidad, sin altibajos, durante todos
los días de su vida. Ella se ha
conseguido lana y lino porque trabaja con manos hacendosas. Como los barcos de
los comerciantes, hace que su pan venga de lejos. Se levanta cuando aún es de
noche para dar de comer a los de su casa. ¿Tiene idea de un campo? Ya lo compró:
una viña que pagó con su trabajo.
Se pone con ardor a trabajar porque tiene en sus brazos el vigor. Vio que sus
negocios iban bien, su lámpara no se apagó toda la noche: sus manos se ocupaban
en la rueca, al huso sus dedos daban vuelta. Le tendió la mano al pobre, la
abrió para el indigente. No le hace temer la nieve por los suyos porque todos
tienen abrigos forrados. Para ella se hizo cobertores, y lleva un vestido de
lino y de púrpura. Su marido es conocido entre los oficiales, porque se sienta
entre los ancianos del país. Vende telas que ha teñido, hasta el comerciante le
compra un cinturón. Va irradiando salud y dignidad, mira con optimismo el
porvenir. Lo que dice es siempre muy juicioso, tiene el arte de transmitir la
piedad. Atenta a las actividades de su
mundo, no es de aquellas que comen sin trabajo. Sus hijos quisieron
felicitarla, su marido es el primero en alabarla: "¡Las mujeres valientes
son incontables, pero tú a todas has superado!" ¡El encanto es engañoso,
la belleza pasa pronto, lo admirable en una dama es la sabiduría! Reconózcanle
el trabajo de sus manos: un público homenaje merecen sus obras" (Proverbios
31:10-31). Esta lectura de proverbios describe un perfil de mujer que no
necesita ser sustentada por su marido por ser emprendedora y auto suficiente su
mayor atributo aparte de ser fiel a Dios es que en su autonomía financiera decide
estar unida a su esposo y este le reconoce y se alegra de sus triunfos. El
derecho de la mujer no es impedimento para acercarse a Dios.