lunes, 18 de noviembre de 2019

La Navidad


            Recientemente un amigo ateo sugirió organizar una posada, es bastante cómica la situación: un ateo procurando fiestas religiosas. Todos los individuos necesitan tiempo para compartir, celebrar algo con los amigos y seres queridos, reunirse y convivir. En la antesala para concluir el año abundan reuniones previas por motivo de navidad y año nuevo.
            Estas fiestas me hacen recordar la parábola del “huevo de la gallina”, el cascaron protege y guarda lo que hay en el interior y el exterior no tiene sentido sin lo interior. El huevo de gallina perfecto es aquel que no es frágil en lo exterior y está sano por dentro. El cascaron es ovalado y de color blanco, en el interior hay una clara y una yema de color amarillo. Las fiestas religiosas así deben ser, la tradición exterior es importante porque preserva la esencia de una celebración que busca trasformar nuestro interior, las formas son importantes porque dan identidad, nos ubican en la realidad que se desea presentar, todo esto integra el evento en un solo componente “exterior e interior”. El acto exterior de la celebración no tiene sentido si no protege el interior de la celebración y lo interior sin la protección de la tradición exterior puede desviarse por la superstición e influencia de cada generación derivando en otra cosa.
            La navidad celebra el nacimiento de Jesús, no es la celebración de su “cumpleaños”, es la tradición que nos recuerda la llegada del salvador del mundo. Esto tiene un significado importante en la historia de la humanidad. La encarnación del Verbo de Dios propicia un nuevo periodo para la historia de la humanidad; la expansión de la revelación del Dios de Abraham para todas las naciones, el monoteísmo, el fin a los sacrificios humanos en honor a las deidades, la monogamia, la pureza, la santidad, la caridad incluso para el enemigo, tantos conceptos y enseñanzas que forman parte de la cultura.
            ¿Qué nació con Jesús?, ¿un líder, un mártir, una religión, una era?. Con él nació todo lo anterior y mucho mas, él es la manifestación de Dios en carne, y por esto su nacimiento trajo la transformación del mundo -un dios que no es capaz de transformar no es un dios- pero él y el Espíritu que entregó, su sabiduría y su Verdad, movilizan al mundo y al individuo y lo transforman para llevarlo a un tiempo mejor.
            Él dijo "Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos." (S. Juan 9, 39). ¿A qué clase de juicio se referirá?, se refiere a otorgar la virtud para discernir entre el bien y el mal, tener juicio y escoger el bien, pero este don no se entrega como una simple magia. Jesús nació y entregó su Palabra al mundo siendo su resurrección la garantía de la Verdad, él entregó su Palabra para que el ser humano tenga una referencia exacta para emitir juicio sobre su propia vida, “mirar la paja en nuestro ojo”, emitir juicio y corregir nuestras malas acciones. Él nos convoca para que seamos sus discípulos y mediante esta experiencia crezcamos y nuestra capacidad de juicio se fortalezca a razón vivir una vida para el bien.
            Celebrar la Navidad significa entrar en un tiempo de juicio de conciencia, emitir juicio sobre nuestras obras a la luz de la enseñanza de Jesús. Entremos en ese tiempo de reflexión y juicio pensando que esto no debe ser motivo de temor sino de esperanza, después del juicio de conciencia viene la conversión, esto nos mueve para buscar el perdón y después del perdón llega la gracia.