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domingo, 3 de junio de 2018

El mutuo consuelo de la común fe


            "Porque Dios, a quien venero en mi espíritu predicando el Evangelio de su Hijo, me es testigo de cuán incesantemente me acuerdo de vosotros, rogándole siempre en mis oraciones, si es de su voluntad, encuentre por fin algún día ocasión favorable de llegarme hasta vosotros, pues ansío veros, a fin de comunicaros algún don espiritual que os fortalezca, o más bien, para sentir entre vosotros el mutuo consuelo de la común fe: la vuestra y la mía." (Romanos 1:9-12)
            Me gusta la frase que se utiliza en este verso;  “el mutuo consuelo de la común fe”. Todo templo católico debiese ser ese oasis donde los creyentes pudiesen encontrar ese compartir libre de su fe sin ninguna limitante, por desgracia, la religión cuando no se estudia se ignora y la fe se va pervirtiendo con ideas ajenas al origen cristiano ó de aversión contra la Iglesia. Esto provoca que el consuelo de tener una fe común se erosione, causando fracturas al interior del cuerpo de Cristo.
            En los textos de la carta a los Romanos, el autor, San Pablo encuentra fortaleza en la fe de los otros, y los otros se ven fortalecidos por la fe del apóstol. Este común acuerdo se da porque se congratulan en la enseñanza cristiana, y es meritorio decirlo, quien no estudia la fe cristiana va mermando su caminar en la fe, perdiendo la noción del bien y del mal, alejándose del pensamiento de la Iglesia a pesar de asistir constantemente a un templo.    
            Ningún católico debiese sentirse limitado en el templo para expresar abiertamente el pensamiento de la Iglesia, y si se siente cohibido es porque los asistentes ignoran lo que la Iglesia enseña. Es una lástima que en el templo, escuela para la santidad y la oración, no se pueda hablar abiertamente en contra del pecado ó exista aversión al sacerdocio, los sacramentos, ó los santos más ejemplares de nuestra fe, como si en cada creyente existiese el germen del sectarismo personal y no la actitud de mansedumbre para buscar y recibir la doctrina católica con agrado; hermano católico, no vengas a decirme que el infierno no existe ó que dos hombres se pueden casar, eso no es cristianismo.
            Es verdad que dentro de nuestra Iglesia han existido y existen villanos, pero no añadamos más dolor al dolor, porque si la constante de quien divide es acusar a toda la Iglesia por los simples villanos, el caso de Judas Iscariote ha estado desde el nacimiento de la Iglesia. Y es que Dios no lo ha ocultado, los perversos han estado inmersos siempre en el pueblo de Dios, ¡pidamos gracia para no ser uno de ellos!.
            El mutuo consuelo de nuestra fe debe hacernos ver que el proyecto de la salvación se da en comunidad ó ¿Cómo podremos recibir la gloria eterna si estamos divididos dentro de un mismo templo?, ¿en qué momento las ovejas se convirtieron en pastores y los pastores le temen a las ovejas más que al lobo?. Sea pues el pastor pastor, seamos pues nosotros las ovejas.
            Entiendo claramente que las luchas del apóstol san Pablo fueron distintas a las nuestras por el contexto histórico pero en algo se parecen, perseverar en la fe y guardar la sana doctrina. Espero que todo católico se sienta libre para estudiar su fe y vivirla, a su vez, sentirnos libres para vivir la fe en todo momento y recibir mutuo consuelo de los hermanos, en el templo, ante los dardos del tentador.