domingo, 18 de septiembre de 2011

El temor de Elías en la cueva


La idolatría se había apoderado de Israel, el profeta Elías por medio de un rito confronta a los profetas de “Baal” un dios pagano, el merito era demostrar que creencia es verdadera. Elías invoca a Dios y demuestra que los ídolos paganos no son nada. Esto manifiesta la ira de la Reyna Jezabel y la persecución se desata contra Elías.

El profeta se refugia en una cueva y pasa ahí la noche entera, el pasaje del libro de los reyes lo dice de esta forma: “Allí entró en la cueva, y pasó en ella la noche. Le fue dirigida la palabra de Yahveh, que le dijo: «¿Qué haces aquí Elías?» El dijo: «Ardo en celo por Yahveh, Dios Sebaot, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para quitármela.» Le dijo: «Sal y ponte en el monte ante Yahveh.» Y he aquí que Yahveh pasaba. Hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebrantaba las rocas ante Yahveh; pero no estaba Yahveh en el huracán. Después del huracán, un temblor de tierra; pero no estaba Yahveh en el temblor. Después del temblor, fuego, pero no estaba Yahveh en el fuego. Después del fuego, el susurro de una brisa suave. Al oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se puso a la entrada de la cueva. Le fue dirigida una voz que le dijo: «¿Qué haces aquí, Elías?» El respondió: «Ardo en celo por Yahveh, Dios Sebaot, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para quitármela.» Yahveh le dijo: «Anda, vuelve por tu camino hacia el desierto de Damasco. Vete y unge a Jazael como rey de Aram. Ungirás a Jehú, hijo de Nimsí, como rey de Israel, y a Elíseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, le ungirás como profeta en tu lugar”. (1era de Reyes 19:9-16)

¿Podemos imaginarnos en el lugar de Elías?, alguien nos busca para matarnos y encontramos refugio en una cueva, Dios nos cuestiona por estar ahí y al momento se desata un huracán, un temblor, ¿no son esos motivos “el huracán” y el “temblor” razones de peso para no atreverse salir?, aun así, Elías se arma de valor y sale, permanece de pie junto a la boca de la cueva, ¿será que Elías está midiendo los riesgos y no descarta la posibilidad de entrar de nuevo pues teme por su vida?. Dios pregunta de nuevo, ¿Qué haces?, Elías acusa a Israel delante de Dios: ¡te han traicionado y desean matarme!, Dios contesta; “Ve a Damasco y unge a Elíseo para que tome tu lugar”, imaginen el sentimiento del profeta, “desean matarlo y Dios pide ungir un sucesor”, esta petición no es alentadora, pareciera que en la elección de Elíseo se infiere que Elías morirá. El profeta obedece a Dios, establece a Elíseo en su lugar, Elías es salvado de sus enemigos y recibido en el cielo. Elíseo con la ayuda de Dios continua la labor de Elías.

Dios pone paciencia en la angustia de Elías, desata confianza en el miedo del profeta, Dios no espera la muerte de quienes persiguen a Elías, pero levanta a Elíseo en atención a quienes son enemigos de Dios, para que estos por su predicación se conviertan, parece que Dios nos pide que en la persecución nos olvidemos de nosotros mismos porque Dios jamas se olvida de nosotros, pues, Dios ama al perseguido a quien persigue. Afuera en el mundo hay una tormenta, hay alguien que desea la muerte del evangelio, pero, hay que anunciar el mensaje que trae vida. Así como Saulo persiguió al cristianismo, se vio convertido a él, y fue perseguido por anunciarlo bajo el nombre de san Pablo.