Uno de los pasajes de la Biblia que
causa más controversia entre católicos, evangélicos y judíos, es el de “Moisés y
el agua de la roca” (Números 20:1-13). En el pasaje, el pueblo hebreo errante
en el desierto sediento solicita a Dios por agua, la orden de Dios fue que
“Moisés hable a la piedra para que brote agua”. El agua broto de la piedra,
pero profeta la golpeo, no le hablo. Por este acto, Moisés y su congregación no
pudieron entrar a la tierra prometida de Canaán. Parece injusto que el gran legislador
y libertador del pueblo de Israel quede fuera de la tierra prometida por este
insignificante acto.
Un rabino judío afirmo que golpear
la roca significa “agredir la creación”, un acto de violencia para beneficiar
al hombre y Dios no quiere tal cosa. No entraran a la tierra prometida aquellos
que mediante la agresión pretendan servir a Dios.
Cuando se hace un paralelo entre
este pasaje, la liturgia judía y el cristianismo, podemos encontrar símbolos y
enseñanzas importantes. El agua de la roca con Moisés tuvo la función dar agua
al pueblo. Siglos después, en el antiguo testamento, en el culto del templo de
Jerusalén “la piedra angular” es la roca donde se colocaba el arca de la
alianza, en el lugar más sagrado del tempo, sobre esta piedra caía la sangre de
los corderos sacrificados para el perdón de los pecados. En el libro de los
Hechos de los Apóstoles, San Pedro se referirá a Jesucristo como “la piedra
angular”. Esta piedra no es un cimiento, sino que es la roca que ocupa un lugar
único en el culto de Jerusalén, porque está relacionada con el sacrificio y el
culto. En cambio, Simón será llamado “Cefas” por Jesús, esto significa “piedra”
ò Pedro. Pero esta referencia de Jesús hacia el apóstol no es por “la piedra
angular” sino como piedra de un cimiento: “sobre esta roca edifico mi Iglesia”
(San Mateo 16:18).
Jesús en muchas ocasiones afirmo ser
“el agua viva”. En el pasaje del “agua de la roca” podemos apreciar los
símbolos: “Moisés golpeando la roca para que brote agua” y en la pasión de
Jesús “los judíos bajo las leyes de Moisés agrediéndolo para que dé el brote el
milagro y se manifieste a todos como el Mesías”.
Ningún judío ò ningún otro hombre
podrá entrar al reino de Dios agrediendo a la roca que es Cristo ò a su
prójimo. Irónicamente en el pasaje de Moisés a pesar de que la roca fue
agredida, el agua broto y el pueblo bebió. Esto significa que, a pesar de que
encontremos en el mundo muchos hombres blasfemos, rebeldes, que agreden con su
soberbia, aun así, Dios se compadece de ellos en este desierto de la vida, pero
ninguno debe fiarse del todo, Moisés no pudo entrar porque golpeo “una simple
roca”. Por lo tanto, Dios es amor pero también es santidad y justicia.
La influencia de Cristo en el mundo
ha sido tan grande que hasta el judaísmo ha sido modificado gracias al mundo
occidental. Los judíos de hoy ya no permiten la lapidación como castigo por
transgredir las leyes de Moisés. Recordemos lo dicho por Jesús “quien esté
libre de pecado, arroje la primer piedra”.
Los bautizados que recurren a las
intimidaciones ò chantajes para “hacer brotar agua” están negando la
espiritualidad del cristianismo, si bien, podrán convencer a muchos y saciar la
sed de algunos, esto no significa que su entrada a la tierra prometida esté
garantizada.