domingo, 16 de octubre de 2016

La caridad y el amor de Jesús

            La semana pasada ofrecí una reflexión en torno a la salvación desde la opinión del sacerdote Gabriele Amorth. Haciendo un recuento, Amorth citando el evangelio de San Mateo (Cap. 25, v. 31 - 46) señala que toda persona sin importar su origen, religión ó tiempo tiene contacto con Jesucristo porque todos tenemos contacto con el prójimo, y es en nuestra caridad como seremos juzgados; “Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me diste de comer…”. Sin duda seremos juzgados por la caridad. Jesus asume la necesidad de otros como suya, y cuando ayudamos al prójimo ayudamos a Jesús. Gabriele define de modo claro y práctico el uso de los sacramentos y la oración; son herramientas para vencer nuestro egoísmo y poder encontrar a Cristo en nosotros y en los otros.
            Lo anterior está expuesto de modo clarísimo, sin embargo, vale la pena profundizar en la caridad y en Jesús. ¿Qué es la caridad?, ¿es solo ayudar a los necesitados, regalar comida, vestido y visitarlos?, ¿Quién es Jesús y cómo es?. Me apoyare en varios ejemplos para profundizar en la caridad; Supongamos que un hombre es adicto al alcohol ó a los anabólicos ó por la vanidad cae en la bulimia, ¿esta persona tiene caridad con su cuerpo?, no la tiene, actúa sin piedad sobre su cuerpo., si un hombre comete adulterio ¿está actuando con caridad para con su esposa e hijos?, no, está lastimando su unión conyugal., si un hombre habla mentiras ¿actúa con caridad para con los demás?, no, los está engañando., si un joven no se retracta de mirar pornografía ¿está actuando con caridad para con el Espíritu Santo?, creo que lo lastima pues nuestro cuerpo es templo del Espíritu.
            Considero que la caridad no se limita solo a los pobres, aunque el texto de San Mateo si enfatiza el dolor de los marginados. La caridad primera debe ser para con Dios, pues si Él nos habla y nos negamos a escucharlo ¿estamos usando la caridad con El?, no., y si deseamos vivir sin mandamientos ayudamos a los pobres – como algunos hacen -  ¿será caridad ó un acto para calmar la conciencia?., Dios lo juzgara.
            Para finalizar, meditemos en algunas palabras de Jesús; “ámense los unos a los otros, así como yo los he amado…” (San Juan 13:34), de la segunda fracción del verso entendemos que él nos amó hasta dar la vida por nosotros, pero ¿para qué nos amó?, su amor tiene un propósito; la purificación. El amor y la caridad que nosotros debemos ofrecer a los otros no debe olvidar ese propósito, y creo que, una persona apegada a la vida en el Espíritu y la gracia puede compartir de un modo más pleno tales dones, el mismo Espíritu que habita en el abrirá el corazón de los otros. Veamos la caridad desde el gran mandamiento; amar primero a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.

Permitamos que ese Jesús que había en nosotros crezca por medio de la gracia y los sacramentos, preparémonos de eso modo Espiritual para emprender la batalla contra el egoísmo, sin olvidar las dos visiones de la caridad; la necesidad material del marginado y la necesidad espiritual del que vive sin Dios, esclavo del pecado, y requiere el evangelio para ser libre.