La semana pasada ofrecí una
reflexión en torno a la salvación desde la opinión del sacerdote Gabriele
Amorth. Haciendo un recuento, Amorth citando el evangelio de San Mateo (Cap.
25, v. 31 - 46) señala que toda persona sin importar su origen, religión ó
tiempo tiene contacto con Jesucristo porque todos tenemos contacto con el
prójimo, y es en nuestra caridad como seremos juzgados; “Venid, benditos de mi
Padre, porque tuve hambre y me diste de comer…”. Sin duda seremos juzgados por
la caridad. Jesus asume la necesidad de otros como suya, y cuando ayudamos al
prójimo ayudamos a Jesús. Gabriele define de modo claro y práctico el uso de los
sacramentos y la oración; son herramientas para vencer nuestro egoísmo y poder
encontrar a Cristo en nosotros y en los otros.
Lo anterior está expuesto de modo
clarísimo, sin embargo, vale la pena profundizar en la caridad y en Jesús. ¿Qué
es la caridad?, ¿es solo ayudar a los necesitados, regalar comida, vestido y
visitarlos?, ¿Quién es Jesús y cómo es?. Me apoyare en varios ejemplos para
profundizar en la caridad; Supongamos que un hombre es adicto al alcohol ó a
los anabólicos ó por la vanidad cae en la bulimia, ¿esta persona tiene caridad con
su cuerpo?, no la tiene, actúa sin piedad sobre su cuerpo., si un hombre comete
adulterio ¿está actuando con caridad para con su esposa e hijos?, no, está
lastimando su unión conyugal., si un hombre habla mentiras ¿actúa con caridad
para con los demás?, no, los está engañando., si un joven no se retracta de
mirar pornografía ¿está actuando con caridad para con el Espíritu Santo?, creo
que lo lastima pues nuestro cuerpo es templo del Espíritu.
Considero que la caridad no se
limita solo a los pobres, aunque el texto de San Mateo si enfatiza el dolor de
los marginados. La caridad primera debe ser para con Dios, pues si Él nos habla
y nos negamos a escucharlo ¿estamos usando la caridad con El?, no., y si deseamos
vivir sin mandamientos ayudamos a los pobres – como algunos hacen - ¿será caridad ó un acto para calmar la
conciencia?., Dios lo juzgara.
Para finalizar, meditemos en algunas
palabras de Jesús; “ámense los unos a los otros, así como yo los he amado…”
(San Juan 13:34), de la segunda fracción del verso entendemos que él nos amó
hasta dar la vida por nosotros, pero ¿para qué nos amó?, su amor tiene un propósito;
la purificación. El amor y la caridad que nosotros debemos ofrecer a los otros
no debe olvidar ese propósito, y creo que, una persona apegada a la vida en el
Espíritu y la gracia puede compartir de un modo más pleno tales dones, el mismo
Espíritu que habita en el abrirá el corazón de los otros. Veamos la caridad
desde el gran mandamiento; amar primero a Dios sobre todas las cosas y al
prójimo como a nosotros mismos.
Permitamos que ese Jesús que había en nosotros
crezca por medio de la gracia y los sacramentos, preparémonos de eso modo
Espiritual para emprender la batalla contra el egoísmo, sin olvidar las dos
visiones de la caridad; la necesidad material del marginado y la necesidad
espiritual del que vive sin Dios, esclavo del pecado, y requiere el evangelio
para ser libre.