En el libro titulado “Me encontré con satanás”,
Slawomir Sznurkowski entrevista al sacerdote, exorcista, Gabriele Amorth – y aunque
no escribiré sobre el demonio – Amorth expone el tema de la salvación con suma
simpleza, resolviendo un conflicto inmerso en el corazón de muchos católicos; “¿Cómo
se salvan los no cristianos?, y ¿si la salvación puede ser alcanzada por medio
de la caridad, de qué sirve la oración y los sacramentos?”.
Antes de exponer la reflexión de Amorth,
confieso que siempre he creído que todos los seres humanos a lo largo de la
historia y las civilizaciones han tenido contacto de alguna manera con el verbo
de Dios – sin que ellos mismos lo sepan ó lo entiendan – Esta afirmación la
hago basado en el primer capítulo del evangelio de San Juan; “en Él estaba la
vida y la vida era la luz de los hombres…” (v. 4). De alguna forma todos los
seres humanos sin importar su religión ó tiempo, tuvieron por el llamado
divino, cierta noción entre virtud y degradación, entendieron que existe una
diferencia entre el bien y el mal. Esta
explicación mía, se limita hablar de una inspiración divina sin encarnar, un
llamado que habita en el aire, en lo espiritual.
El padre Amorth es mucho más certero con sus
comentarios al tocar este punto. Gabriele se refiere ya aun Verbo encarnado
para quienes están fuera del cristianismo. El sostiene; “todos estamos
vinculados con Jesucristo, todos, incluso quienes nacieron mucho antes que Jesús,
¿Por qué?. Todos estamos en contacto con el prójimo. El evangelio de San Mateo, cap. 25, versos del 31 al 46, expone
el juicio universal teniendo a Jesús como juez. En esta narración se expone:
-
Vengan,
benditos, porque me dieron de comer.
-
Señor,
yo jamás te encontré, nunca oi hablar de ti, ¿Cuándo te di de comer?, ¿Cuándo te
di de beber?
-
Cuando
lo hiciste con el más pequeño de mis hermanos.
El Señor da esa posibilidad, desde el momento en
que lo hacemos con los otros, lo considera hecho a Él. Incluso todos los que
nunca han oído hablar de Jesucristo, están en contacto con sus hermanos, con
las personas, y en la forma en que se comporten con ellos, es como serán juzgados.
Todos tienen relación con Jesucristo porque todos tienen relación con el prójimo.
En el prójimo se identifica Jesús. Es dogma de fe que Dios da a todos la
posibilidad de salvarse, aunque no sepamos a través de qué medios y formas.
Las maneras de Dios son muchas. Podemos decir, basándonos
en esta narración de Mateo; el camino de la caridad es camino de salvación. Y
en efecto, en esta narración, no se dice: “Ven, bendito, porque fuiste a Misa.
Ven bendito porque siempre te confesaste. Ven bendito porque siempre estuviste
rezando”. No, solo cuenta la caridad hacia el prójimo, y logro tener caridad
hacia el prójimo sabiendo que Jesús está en el prójimo. Si hago oración, me
confieso, me acerco a los sacramentos, entonces puedo tener caridad hacia el prójimo,
si no, no lo logro. Necesito vencer mi egoísmo. Porque si me encargo solo de mi
vida – como se dice comúnmente – “tu encárgate de tu vida y yo de la mía”, para
salvarse no es suficiente. Para salvarse tenemos que encárganos también de las
cosas de los demás. Por eso, el beneficio de la oración y los sacramentos, es
que podemos tener caridad, pues el objetivo es la caridad”.
Es impresionante como Amorth pone cada cosa en
su lugar, sin demeritar los sacramentos y la oración, que a la verdad, nos
transforman.