domingo, 15 de enero de 2017

El rezo de los judios

En las semanas previas he ofrecido algunas reflexiones sobre la oración. En la primer reflexión me réferi al profeta Zacarías asociado al rezo colectivo de los hebreos. En la segunda, desmenuce los versos del evangelio de San Mateo, donde Jesús da instrucciones sobre la oración y enseña el Padre Nuestro. En esta última, señale que el rezo que ofrecen los judíos se llama “tefilá”.
Hace poco leí un artículo sobre la “tefilá” escrito por el rabino Tzvi Freeman, aunque lo leí por cultura general jamás había visto el rezo como los judíos lo ven – no soy judío – en términos generales creo que esta visión del rezo puede ayudarnos para ver el rezo católico de una modo más amplio.
Las leyes judías en el rezo son más estrictas con los hombres que con las mujeres. El hombre judío está obligado a rezar y hacerlo en comunidad usando herramientas distintivas de los judíos; velas, ropas, utensilios, etc., en la mujer judía no existe tanta obligación, su rezo puede asociarse a la oración personal con menos ritualismo. Debo reconocer que este mandamiento judío tiene cordura – la ley no fue escrita para los santos sino para los rebeldes – En el rezo del rosario la mujer católica tienen un papel fundamental sin tener leyes que se lo impongan, los hombres participamos menos, incluso, muchos vemos al rosario como una herramienta de las mujeres adultas cuando es para todos. Es obvio que la Iglesia no requiere una ley que obligue al varón, pero si Moisés impuso una ley para que los hombres judíos rezaran es por algo. El hombre católico debe ser un hombre que reza, debe acercarse y quitarse prejuicios.  
Las leyes judías sobre el rezo solicitan hacer una reflexión antes de rezar, pueden ser cinco, diez, veinte minutos, esto tiene la lógica de pensar antes de hacer para hacer mejor. Sabemos que tenemos que rezar pero en ocasiones llegamos al punto de hacerlo de forma mecánica, en automático, sin prestar atención a lo que está alrededor de nosotros en el día a día. Hasta nos pasa al ir a misa, vamos porque es domingo pero no reflexionamos antes de ir.
Los judíos en sus leyes hacen una distinción entre el rezo y la oración. La oración en silencio es una exclamación mental, es lo que uno desea decirle a Dios para que nadie más lo escuche. El rezo en voz alta compromete al resto del cuerpo; el oído escucha y la boca habla, el rezo en voz alta implica entrar en el sentir de otros, pues el rezo cita frases que otros dijeron; el Padre Nuestro ó el Ave María, y ofrece a Dios lo que otros ya ofrecieron, y lo proclama para que también otros escuchen.
Confieso que me gusta orar en silencio y no en voz alta, pero esta visión judía del rezo cambio mi forma de ver el rezo católico; recobrar el rezo para el varón, meditar antes de rezar y comprometer al cuerpo.