domingo, 10 de febrero de 2019

Un Dios bondadoso descrito por salvajes


                     Hace algunos meses me propuse leer la biblia de principio a fin, respetando la secuencia y orden de cada libro.
                     Debo explicar, la narrativa de eventos descritos en cada uno de los libros que comprenden la biblia no responden necesariamente a una cronología histórica, aunque en algunos casos puede suceder. El acomodo de los libros responde a otros factores como compendios; los libros de Moisés, la sección de profetas, la sección de proverbios, la sección de los evangelios, la sección de cartas apostólicas, etc.
                     También, debo explicar un criterio de interpretación bíblica; entre más alejada este la fecha de composición del libro que se estudia en relación a los evangelios podrán encontrarse mayores diferencias. Esto sucede porque el conocimiento que los autores sagrados tienen sobre Dios, se va incrementando a lo largo de los siglos hasta llegar al conocimiento pleno en la llegada del Mesías. De tal manera que, en la biblia, un libro de mayor antigüedad no debe estar por encima de un libro de menor edad. Esto significa que, un texto escrito por David no puede regir nuestra interpretación para una carta apostólica, pues el texto de David es más antiguo y su teología sobre Dios es limitada, mientras que una teología de Dios desde el conocimiento que entregó Cristo, contiene mayor sustancia y es más precisa en su apreciación del creador.
                     Siguiendo con mi lectura de los textos bíblicos de principio a fin. Es en el libro de los números donde pude notar en ese Dios del antiguo testamento un carácter similar al de Jesús, hasta que entendí que se trataba del mismo ser, expresado en una persona distinta. Sobre esto trata esta pequeña reflexión.
                     Por ejemplo; muchos de nosotros creemos que el Dios descrito en el antiguo testamento es justiciero hasta vengativo, sin amor, en cambio, al Dios del nuevo testamento lo describimos como bondadoso, amable y comprensivo, y esto parte de la interpretación que damos a los textos bíblicos. Pero, ¿Por qué pensar de esta forma si Jesús dijo; “si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtatela…”? (S. Mateo 5:30), esto no suena al  Dios del nuevo testamento; bondadoso, amable y comprensivo, suena más a un Dios del antiguo testamento, pero por la interpretación sabemos que la expresión de Jesús no es literal, el texto tiene esa intensidad solo para mostrar lo dañino que es el pecado; es como una gangrena.
                     Continuando con otro ejemplo; muchos afirmamos “el Dios del antiguo testamento es exigente, hasta carente de amor”, pero, ¿Por qué afirmamos tal cosa, si fue el Dios del antiguo testamento quien entrego a su hijo para redimir al mundo?. Lo decimos porque hacemos esa distinción entre un Dios distinto para cada alianza, siendo que es el mismo Dios en ambas alianzas, cada alianza responde a distintas leyes y sacerdocios para distintos pueblos. Una alianza con judíos y una segunda alianza invitando a la humanidad. De ese Dios del antiguo testamento al que hemos etiquetamos tantas veces, Isaías escribió refiriéndose al Mesías; “todos nosotros como ovejas errantes éramos, cada uno marchó por su camino, y Dios, descargó sobre él la culpa de todos nosotros” (cap. 53 v. 6). ¡Eso suena al Dios bondadoso del cristianismo!.
                     Como conclusión. Estamos llamados a vivir esta nueva alianza, bajo este sacerdocio, eso es algo clarísimo, pero aun así, los textos del antiguo testamento deben ser entendidos bajo las limitantes de quien los escribió; los autores. Esta precariedad que hizo dibujar un Dios bondadoso descrito por salvajes no debe limitarnos para sacar de la biblia el mayor provecho posible, de tal forma que podamos apreciar y asentar en nosotros mismos cual ha sido el carácter de Dios a lo largo de toda esta historia y no auto complacernos con una imagen de Dios falsa, fincada en una ignorancia y en un Jesús que no es. Más bien, estudiemos los textos bíblicos, fiándonos en el magisterio de la Iglesia para comprender al Jesús que es, y el Dios que ama la Verdad llamándonos a su santidad.