¿Qué
sentido tiene ser miembro de una religión si lo principal es “amar a Dios sobre
todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”?. Aunque parezca no tener sentido
la religión, si lo tiene. Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a
uno mismo es lo fundamental pero no es lo único. Estos mandamientos son el
pilar fundamental que otorga sentido al resto de los mandamientos y a la
religión misma.
Explicaré la razón y sentido de la
religión con varios ejemplos paralelos. Supongamos que usted está interesado en
asuntos de ingeniería, se lee algunos libros y comprende el funcionamiento de
algunas estructuras, y probablemente se siente motivado a construir algo
pequeño: un pilar o una techumbre. ¿Cómo sabe usted que ha interpretado la información
correctamente?, ¿Qué seguridad existe de que su construcción será eficiente en
costos y en rigidez?. Si usted se asesora por un experto en la materia podrá ahorrarse
mucho tiempo, dinero y no podrá en riesgo su seguridad. Del mismo modo, la
religión se vuelve en un asunto de expertos en la cátedra cristiana, personas
formadas para instruir, corregir y colaborar para el desarrollo de los
individuos dentro de la Iglesia. Cualquier individuo puede adquirir una biblia
y leerla completa, de la misma forma en que puede comprar un libro sobre
resistencia de materiales y tratar de entender algo. El problema no está en la
comprensión de lo que se lee sino en la interpretación correcta de los datos.
Por esta razón, la instauración de la religión como escuela de la fe tiene
sentido, del mismo modo que, las escuelas de ingeniería y construcción tutelan
a quien tiene vocación de constructor. Son guías.
Por otra parte, existen símbolos dentro
de la religión católica que parecen carentes de sentido en la actualidad. Tales
detalles al no ser comprendidos se consideran como intrascendentes o inútiles: acudir
en domingo, encender velas, arrodillarse, las vestimentas, las imágenes, etc. Esto
lo explicare con otro ejemplo. Supongamos que usted desea estudiar ingeniería y
se inscribe en alguna clase. Usted sabe que le darán un horario, incluso, usted
podría describir el aula sin conocerla: un lugar rectangular con pizarrón,
escritorio y mesa bancos. En la primera clase usted podrá identificar al
maestro por la expresión de su lenguaje corporal y el lugar que tomara dentro
del aula –enseguida del pizarrón− e identificará a los alumnos –aquellos que se
sentaron en las bancas. Usted sabe que al sonar la campana todos abandonaran el
salón de clase. ¿Quién estableció esta liturgia? (aquí entendemos liturgia por
su significado en griego: servicio).
La educación está tan institucionalizada en el subconsciente de los individuos
que estos símbolos, rutinas y expresiones, están dispuestas en la dinámica social
de la educación. Cada acción social tiene cierta liturgia que es aceptada: una graduación, un cumpleaños, una
reunión de amigos, salir de viaje, tomar un autobús o un avión.
En el caso de la religión, los símbolos
y las liturgias son el lenguaje no verbal que ayuda para actuar en orden dentro
de la celebración. Por otra parte, los símbolos nos otorgan una identidad. Sabemos
que estamos en un templo de otra religión por los símbolos que ahí vemos o no
vemos. Los símbolos expresan la identidad y en algunos casos sirven como pedagogía
porque se asocian a la teología.
La religión católica es la escuela
que nos enseña a ser mejores hijos de Dios.