domingo, 15 de diciembre de 2019

Pero que necesidad, para que tanto problema ...


            Todos sabíamos que Juan Gabriel era amanerado y cantamos sus canciones, lo aplaudimos y admiramos su talento. Su fama trascendió y jamás utilizó su preferencia sexual para promoverse, victimizarse y hacer escándalo y en tiempos más recientes pudiendo encabezar el movimiento LGBT no lo hizo, permaneció distante de esa ola. En vida muchos se dedicaron a imitarlo, nunca se ofendió, lo permitió. Fue en 1999 cuando el cantautor ofreció un cantico a la Virgen María de Guadalupe en la basílica, el estribillo entonaba; “La mujer que yo supe que es la Santa más bella se llama Guadalupe y es mi Virgen Morena”. Juan Gabriel falleció y México se consterno, su preferencia no importó y nos dejo su legado musical.
            Hoy es tiempo de otra generación, una sociedad que tiene acceso a la tecnología. La gente comparte por redes sociales su día ordinario, todos quieren un poco de atención. Los más jóvenes desean tener muchos seguidores, ser “influencer” (persona popular en redes que influye en la comunidad). Estas tecnologías abren la posibilidad a todos para obtener reconocimiento social con meritos o sin ellos, la misma trascendencia puede ser para la idiotez o para la Institución. La fama y el reconocimiento social se pusieron de oferta, desde intelectuales hasta bobos intentan obtenerla en redes. Es satisfactorio tener reconocimiento social pero pregunto a la generación millennials, ¿Cuál será tu mérito?.
            Las tecnologías han cambiado las conductas sociales y esto no excluye a los movimientos a favor de homosexuales. Dentro de este dinamismo habrá aquellos esforzados como los creadores de casa “Laetus Vitae” (centro de convivencia para ancianos gays donde reciben atención médica y psicológica) hasta los LGBT más bobos e infames que desean reconocimiento por provocar escándalos. ¿Cuál será el merito?.  
            En este sentido,  la obra de Fabián Cháirez –el Zapata gay- es a mi juicio la expresión de un artista que desea reconocimiento a toda costa, es alguien que lucra con la homosexualidad y se apuntala con la fama de algo conocido; Zapata, el Santo, la Catolicidad, para vender su mercancía. La escritora, historiadora, crítica de arte, Avelina Lésper, afirmó que la obra –el Zapata gay- en términos artísticos es mala y cuestionó el criterio de selección de Bellas Artes pues calificó la pieza como mediocre. Algunos hacen apología de la obra de Cháirez sintiéndose progresistas pero ¿en verdad esto es progreso?, siendo que, hace 20 años un homosexual –Juan Gabriel- entro a uno de los templos más emblemáticos de Latinoamérica, entonó su canción a la Virgen y todo México lo vio., eso fue un progreso del amor.
            Todos los seres humanos lidiamos con alguna condición, preferencias sexuales, depresión, obsesión, complejo de inferioridad, bipolaridad, abusos, etc., pero nadie ha lucrado tanto en estos tiempos con su condición como el homosexual, desde pedir espacios, foros, cine, teatro, curules legislativos, todo esto por la condición y no tanto por el talento. Es meritorio decir a los millennials que se acepten ellos mismos, si su trabajo es mediocre lo es, si son talentosos se sabrá. Es bajo querer trascender por algo no asociado al talento y al esfuerzo. La tentación de hoy es hacerse notar a toda costa, esto es reflejo de la perdida de la espiritualidad en toda la sociedad. Desde Juan Gabriel, Alfredo Palacios, hasta Mitzi, todos se esforzaron en el mismo México sin lucrar con su condición ni denostar a nadie; “¿pero qué necesidad?, ¿para qué tanto problema?,…”.    

domingo, 8 de diciembre de 2019

La sociedad de los seres deseados


            En los últimos días hemos visto por los medios de comunicación a mujeres con rostros cubiertos y pañuelos verdes en el cuello cometiendo actos de vandalismo en espacios públicos protestando en contra de la violencia contra la mujer. Estas imágenes son controvertidas, repetidas y comentadas cientos o millones de veces por medios electrónicos a lo largo del mundo, no importa el país, así sea Santiago de Chile o Ciudad de México, el fenómeno esta. La violencia contra la mujer es una realidad en México porque la violencia en general es un problema, nadie lo puede negar. Sin embargo, cuando las protestas se vuelven violentas y se porta el pañuelo verde –símbolo del aborto legal- la opinión se divide. Todas las mujeres estarán en contra de la violencia hacia las mujeres pero no todas están a favor del aborto.
            Fue en 1992 cuando el locutor de radio estadounidense, Rush Limbaugh, acuñó el término “feminazi” de modo peyorativo y burlesco para referirse a las feministas radicales promotoras del aborto legal. Limbaugh construyo la palabra mezclando “feminismo” y “nazismo” (partido que gobernó Alemania entre 1933 y 1945 y provoco el genocidio étnico de 11 millones de personas). Pero, ¿la afirmación de Limbaugh es exagerada, correcta o equivocada?. En lo personal creo que su afirmación tiene algo de verdad y doy razón de mi postura.
            Es la Constitución Política del Estado de Sonora la que en su artículo primero a la letra dice: “se tutela el derecho a la vida, al sustentar que desde el momento de la fecundación de un individuo, entra bajo la protección de la ley y se le reputa como nacido para todos los efectos legales correspondientes, hasta su muerte natural”, sin embargo, la ley justifica un aborto bajo tres condiciones; cuando es espontáneo sin culpa, cuando el embarazo es fruto de una violación y cuando el embarazo pone en riesgo la vida de la madre. Toda apología abortista en Sonora –y donde se contemple- que utilice el tema de la violación para promover la legalización del aborto no tiene sentido, la ley lo contempla. Buscar la legalización absoluta del aborto nos lleva a construir una sociedad elitista donde solo el ser deseado tendría derecho a vivir, el no deseado no tendría lugar.
            Para muchos es claro que las abortistas no son “feminazis” porque no tienen “campos de concentración”, pero el adjetivo no está fincado en el inmueble, ni en el espacio físico, sino en el asesinato. Abogar por el aborto legal es en sí promover toda la estructura legal y de política pública para que la destrucción del ser humano gestante sea perpetrada sin ninguna culpa, construyendo así la sociedad de los seres deseados. En resumidas cuentas, el saldo de un campo de concentración nazi y una clínica abortista es el mismo; restos humanos al amparo de la ley, siendo esto un delito contra la humanidad. La Corte Internacional, en el Estatuto de Roma, art. 6, define al genocidio (4.1.1) como “cualquiera de los actos, perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”, clasificándolo como crimen contra la humanidad. En mi percepción personal el grupo vulnerable es “el ser humano en gestación” y el motivo “no deseado”. 
            Según cifras del Gobierno de la Ciudad de México, de abril de 2007 a septiembre de 2019, se han practicado 216,555 abortos legales en esa entidad, siendo el 41% mujeres con escolaridad de preparatoria, el 32% con secundaria, 53.9% solteras, 28.8% en unión libre.
            El Instituto Guttmacher estimó que de 2010 a 2014 ocurrieron 56 millones de abortos inducidos, 45% fueron clandestinos y 55% al amparo de la ley.
            ¿No resultan estas cifras de espanto?, ¿fue errada o certera la forma en que Limbaugh se refirió al movimiento abortista?. No nos dejemos aplastar, ni amedrentar por esta ideología que disfraza de derecho el asesinato y aboga por la integridad del verdugo. No existe error cuando se lucha para defender la vida.

domingo, 1 de diciembre de 2019

Haré que haya enemistad entre ti y la mujer


            Recuerdo haber escuchado una reflexión judía donde se utilizó la siguiente frase: “sabemos que la mujer tendrá un papel fundamental al final de los tiempos…”, como católico me alegre a mis adentros porque asocie la expresión judía a la madre del mesías, la madre de Jesús.
            No es muy difícil entender porque los judíos expresaron tal cosa, es el antiguo testamento quien anuncia esta situación y lo podemos ver desde el primer libro; “Entonces Dios dijo a la serpiente: “Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás tierra por todos los días de tu vida. Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza mientras tú herirás su talón” (Génesis 3, 14,15).
            Por medio de estas imágenes literarias que plantea el texto podemos entender realidades espirituales de forma sencilla: “haré que haya enemistad entre ti y la mujer”. La palabra “enemistad” introduce una realidad distinta que no fue propuesta en la creación del ser humano representado por Adán y Eva. En el origen, Dios dio vida al género humano entregándole la creación, después de su caída, Dios estableció “podre enemistad entre ti y la mujer”. Pero, ¿Qué sentido tiene utilizar la palabra “mujer”?, ¿no debiese decir pondré “enemistad entre ti y mis hijos”, “entre ti y mis fieles”?, ¿Por qué Dios uso la frase “ella te pisará la cabeza” y no utilizo “ellos te pisaran…”?.
            La palabra “enemistad” significa la oposición entre dos o más. El tentador representado por la serpiente vive en enemistad con Dios y sus creaturas –lo sabemos- sin embargo, con el género humano no sucede así, solemos ser ambivalentes de forma natural, nos reconciliamos y nos dividimos y deambulamos por la vida luchando entre esas dos posturas: el bien y el mal. Somos como arboles de la ciencia del bien y del mal, tenemos frutos buenos y malos. No tenemos una enemistad completa con el tentador pues cada vez que lo escuchamos y cedemos a la tentación en realidad nos hacemos cómplices con él.  
            Dios al expresar “pondré enemistad entre ti y la mujer” provee el instrumento necesario para que exista un rompimiento completo entre la mujer y el tentador. Este instrumento es un atributo que la une con Dios de forma plena y la aparta del pecado de forma completa, siendo la mujer quien lo recibe y lo entrega a sus descendientes. En el evangelio de San Lucas podemos apreciar el cumplimiento:
            “Llegó el ángel hasta ella y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.” María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.” (Cap. 1, 28-33)
            Fue preservada la mujer por una enemistad contra la serpiente, ella quien pisa la cabeza del tentador, aplastando su lengua que corrompe. Por esta cualidad dada por Dios, otorgó un cuerpo puro para que el Verbo de Dios habitara ahí, alimentándose de ella como hijo que fue y nació, y él vive también esta enemistad completa con el tentador por ser hijo de la mujer y de Dios. Como expresó Jesús cuando se refirió al tentador “él nada tiene en mi” (S. Juan 14,30).     

domingo, 24 de noviembre de 2019

Martires de Baal


            Jehú fue el monarca que sucedió al rey Ajab, fue consagrado por el profeta Eliseo para ser rey de Israel. La Sagrada Escritura narra como Jehú acabo con el culto al ídolo pagano Baal:
            Después reunió Jehú a todo el pueblo e hizo esta proclama: “Ajab sirvió sólo un poco a Baal, Jehú lo servirá mucho mejor. Que se reúnan en torno a mí todos los profetas de Baal, todos sus ayudantes, todos sus sacerdotes, que no falte nadie, porque tengo que ofrecer un gran sacrificio a Baal. Los que no vengan serán condenados a muerte”. Era una trampa, pues así quería Jehú dar muerte a todos los que servían a Baal. Jehú añadió: “Convoquen a una asamblea solemne en honor de Baal”. Ellos la convocaron. Jehú despachó emisarios por todo Israel y se reunieron todos los servidores de Baal; no faltó ninguno. Entraron en la casa de Baal, que se llenó de bote en bote. Jehú había dicho al hombre encargado de las vestimentas: “Saca las vestimentas para todos los servidores de Baal”, y aquél había sacado las vestimentas. Cuando Jehú llegó a la casa de Baal junto con Yonadab, hijo de Reab, dijo a los seguidores de Baal: “Averigüen y cerciórense de que aquí no haya ningún servidor de Dios sino sólo los secuaces de Baal”. Luego entró para ofrecer los sacrificios y los holocaustos. Jehú había ubicado afuera a ochenta hombres, a los que había dicho: “Entregaré a esos hombres en sus manos; si alguno de ustedes deja escapar a uno solo, pagará con su vida”. En cuanto terminó el holocausto, Jehú dijo a los guardias y a sus oficiales: “Entren, maten y que no escape nadie”. Los guardias y sus oficiales les dieron muerte a espada; mientras avanzaban hasta el santuario del templo de Baal, iban tirando para afuera los cadáveres. Botaron el poste sagrado de la casa de Baal y lo quemaron; en seguida demolieron el altar de Baal y lo convirtieron en un basural que existe todavía hoy. Así fue como Jehú hizo que desapareciera el culto a Baal en Israel”. (2do Libro de los Reyes 10, 18-28)
            El relato desde la óptica cristiana a la luz del nuevo testamento suena sanguinario e injusto y más cuando en nuestros días muchos cristianos son perseguidos por su fe convirtiéndose en mártires. No daré una apología de estos mártires de Baal, solo señalo como en todo tiempo muchos hombres –como Jehú- son capaces de asesinar por una fe y a su vez muchos otros son asesinados por celebrar una fe.  
            Sin emitir juicios sobre Jehú, ni justificar el culto a Baal, debo advertir que el personaje actuó conforme a la moral y fe de su tiempo, siendo el entendimiento de su religión el incentivo y limitante para interpretar la fe en su tiempo. Desde esta óptica cabe mencionar la dualidad que existió en el apóstol San Pablo, pilar del pensamiento neo testamentario, hombre que antes de su conversión vivía como fariseo haciéndose llamar Saulo, que por amor a Dios y apego a las leyes de Moisés persiguió cristianos consintiendo la detención y muerte, y que tras su conversión al cristianismo por amor a Dios y a Jesús paso de verdugo a mártir del cristianismo, dando su vida, muriendo decapitado por amor al evangelio.       
            El hombre está dispuesto a morir y asesinar por una fe, tanto el judío que muere por su fe, el musulmán que se inmola por su fe, el cristiano que muere por su fe, etc. Fuera del sentir religioso esta también el hombre que está dispuesto a morir por su convicción; el soldado que está dispuesto a morir por su patria, el sicario que está dispuesto a morir por su cartel, el activista que está dispuesto a dar su vida por su convicción.  
            El hombre arriesga su vida por lo que cree, por lo que quiere y por lo que siente, pero la pregunta es, ¿Qué obtendremos por entregar la vida?, ¿Qué se obtiene por seguir una vanidad?, nada. El cristianismo ofrece la resurrección y la vida eterna para los justos, no olvidemos esa promesa y pasemos de ser verdugos de los demás a ser mártires por Cristo. Pidamos esa fortaleza para quien vive ese momento tan difícil.         

lunes, 18 de noviembre de 2019

La Navidad


            Recientemente un amigo ateo sugirió organizar una posada, es bastante cómica la situación: un ateo procurando fiestas religiosas. Todos los individuos necesitan tiempo para compartir, celebrar algo con los amigos y seres queridos, reunirse y convivir. En la antesala para concluir el año abundan reuniones previas por motivo de navidad y año nuevo.
            Estas fiestas me hacen recordar la parábola del “huevo de la gallina”, el cascaron protege y guarda lo que hay en el interior y el exterior no tiene sentido sin lo interior. El huevo de gallina perfecto es aquel que no es frágil en lo exterior y está sano por dentro. El cascaron es ovalado y de color blanco, en el interior hay una clara y una yema de color amarillo. Las fiestas religiosas así deben ser, la tradición exterior es importante porque preserva la esencia de una celebración que busca trasformar nuestro interior, las formas son importantes porque dan identidad, nos ubican en la realidad que se desea presentar, todo esto integra el evento en un solo componente “exterior e interior”. El acto exterior de la celebración no tiene sentido si no protege el interior de la celebración y lo interior sin la protección de la tradición exterior puede desviarse por la superstición e influencia de cada generación derivando en otra cosa.
            La navidad celebra el nacimiento de Jesús, no es la celebración de su “cumpleaños”, es la tradición que nos recuerda la llegada del salvador del mundo. Esto tiene un significado importante en la historia de la humanidad. La encarnación del Verbo de Dios propicia un nuevo periodo para la historia de la humanidad; la expansión de la revelación del Dios de Abraham para todas las naciones, el monoteísmo, el fin a los sacrificios humanos en honor a las deidades, la monogamia, la pureza, la santidad, la caridad incluso para el enemigo, tantos conceptos y enseñanzas que forman parte de la cultura.
            ¿Qué nació con Jesús?, ¿un líder, un mártir, una religión, una era?. Con él nació todo lo anterior y mucho mas, él es la manifestación de Dios en carne, y por esto su nacimiento trajo la transformación del mundo -un dios que no es capaz de transformar no es un dios- pero él y el Espíritu que entregó, su sabiduría y su Verdad, movilizan al mundo y al individuo y lo transforman para llevarlo a un tiempo mejor.
            Él dijo "Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos." (S. Juan 9, 39). ¿A qué clase de juicio se referirá?, se refiere a otorgar la virtud para discernir entre el bien y el mal, tener juicio y escoger el bien, pero este don no se entrega como una simple magia. Jesús nació y entregó su Palabra al mundo siendo su resurrección la garantía de la Verdad, él entregó su Palabra para que el ser humano tenga una referencia exacta para emitir juicio sobre su propia vida, “mirar la paja en nuestro ojo”, emitir juicio y corregir nuestras malas acciones. Él nos convoca para que seamos sus discípulos y mediante esta experiencia crezcamos y nuestra capacidad de juicio se fortalezca a razón vivir una vida para el bien.
            Celebrar la Navidad significa entrar en un tiempo de juicio de conciencia, emitir juicio sobre nuestras obras a la luz de la enseñanza de Jesús. Entremos en ese tiempo de reflexión y juicio pensando que esto no debe ser motivo de temor sino de esperanza, después del juicio de conciencia viene la conversión, esto nos mueve para buscar el perdón y después del perdón llega la gracia.  

domingo, 10 de noviembre de 2019

La intercesión de los santos


            Aunque el primer libro de reyes y el segundo forman parte de un mismo libro, es en el primer libro donde se describe la idolatría del pueblo de Israel propiciada por sus reyes. Estos llevaron el pecado del politeísmo, la adoración y el culto en honor a ídolos paganos: Astarté, Milcón, Camós, Baal (1era de reyes 11:4-8, 14:22-24, 16:13,31-33). Sin embargo, en el segundo libro vemos como Dios introduce el relato del arrebatamiento del profeta Elías –él fue llevado al cielo vivo- y su espíritu posó sobre su discípulo Eliseo. Pareciera que Dios esperó a que su pueblo Israel pecara con ídolos paganos para introducir esta revelación en el caso de Elías; los hombres fieles a Dios pueden trascender mas allá de esta vida terrenal e interceder por el pueblo, no son una deidad mas, son siervos del único Dios:
            “Cuando lo atravesaron, el profeta Elías dijo a su discípulo Eliseo: “¿Qué quieres que haga por ti? Pídelo antes que sea llevado lejos de ti”. Eliseo respondió: “Que venga sobre mí el doble de tu espíritu”. Elías le replicó: “¡Pides algo difícil! Pero si me ves mientras soy llevado de tu lado, lo tendrás; si no, no”. Iban conversando mientras caminaban, cuando un carro de fuego, con sus caballos de fuego los separó al uno del otro: Elías subió al cielo en un torbellino. Eliseo lo vio y gritaba: “¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!” Luego no lo vio más. Tomó entonces su ropa y la partió en dos. Eliseo recogió el manto de Elías que había caído cerca de él y se volvió. Al llegar a orillas del Jordán se detuvo, tomó el manto de Elías y golpeó el agua con él, pero ésta no se dividió. Entonces dijo: “¿Dónde está el Dios de Elías, dónde?”, y como volviera a golpear el agua, ésta se dividió en dos, y Eliseo atravesó. Los hermanos profetas lo vieron de lejos y dijeron: “¡El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo!”. Salieron a su encuentro y se postraron en tierra delante de él”. (2da de Reyes 2:9-15)  
            No olvidemos que estos relatos son parte del pueblo judío y los hemos recibido como parte de una herencia teológica. La idolatría y el politeísmo son actos reprobados en la teología judío – cristiana. En el caso del arrebatamiento de Elías, el profeta Eliseo pudo abrir las aguas invocando su nombre “¿Dónde está el Dios de Elías, dónde?”. Este es un antecedente importante para la creencia de la intercesión de los santos. ¿Los santos son ídolos?, no, no lo son, los santos no son ídolos porque no son deidades, son siervos del único Dios.  
            Como católicos aceptamos la intercesión de los santos pues entendemos que estos siervos forman parte de la Iglesia y sus plegarias colaboran para nuestra conversión. Tomando al pueblo de Israel como nuestro antecedente –la Iglesia nació de los judíos- entre las comunidades judías es común elevar plegarias a los personajes que procuraron la conversión de Israel y son ejemplo por su fe, los patriarcas, los profetas, los maestros de renombre, siendo el pueblo quien reconoce y expresa en estas plegarias que los justos nunca desaparecen y estos nunca abandonan su preocupación por la conversión de otras almas. Aunque en el judaísmo está prohibido invocar el espíritu de los difuntos, ellos aclaran por la tradición, que está permitido elevar plegarias a los justos de Israel porque su interés por la justicia trasciende de los límites de la vida terrena, poniendo de ejemplo paralelo, que la ley judía prohíbe encender fuego en shabat pero para iniciar el shabat es necesario encender la vela del shabat. Según el rabino Aharon Shlezinger, es la tradición lo que hace ver al judío lo que la ley permite y prohíbe, no la simple lectura de la ley.
            Es interesante estos contrates con nuestra fe católica, para nosotros también es verdad, nuestra tradición permite elevar rezos a nuestros santos pero nunca permitirá hacerlo utilizando medios ajenos y opuestos a nuestra tradición.

domingo, 3 de noviembre de 2019

Historias de inmigrantes


            A petición de una amiga compartiré algunas anécdotas e historia de inmigrantes. Desde hace varios años he visitado de modo esporádico el Instituto Nacional de Migración. El INM se encarga de la detención de inmigrantes extranjeros dentro del territorio nacional, su objetivo es deportarlos. Estas estancias migratorias funcionan como pequeños reclusorios donde los inmigrantes son privados de su libertad por el hecho de circular dentro del territorio nacional sin documentos que acrediten su acceso y estancia legal en el país.    
            Bajo la visión he tratado de no ser maniqueo; “inmigrantes buenos - agentes fronterizos malos”, simplemente trato de ver a las partes como personas que por distintas circunstancias convergen en este evento. De esta experiencia viene a mi memoria la situación que vivió San Pablo cuando fue detenido en Filipo (Hechos 16:16-40) y la relación que tuvo con su carcelero (el apóstol fue atendido por la familia del carcelero, él les anuncio el evangelio y los bautizo). Por la situación del claustro pueden surgir relaciones de amistad entre el detenido y el custodio más allá del paradigma provocado por una situación política, pues solo son seres humanos que conviven todos los días en un calabozo.  
            Tras el cambio de administración Federal y la nueva política migratoria impuesta por Estados Unidos, el número de detenciones de inmigrantes se ha incrementado notoriamente. En la estancia migratoria que suelo visitar (Blvd. Paseo Río Sonora), en años anteriores era común ver un máximo de 60 – 75 inmigrantes detenidos, en su mayoría centro americanos; Honduras, Salvador, Guatemala y el resto de otros países, Cuba, Nicaragua, Haití, India. Actualmente es común encontrar 120 – 180 personas detenidas, esto hace que la Institución se vea rebasada y las condiciones se vuelvan más adversas; recursos insuficientes para atender su higiene personal, letargo burocrático para aquellos que están tramitando asilo político, hacinamiento y superficie insuficiente que provoca rencillas y riñas entre ellos, mayor restricción para los interesados en hacer visitas, etc. Esta situación se multiplica a lo largo del país.
            Del universo de inmigrantes que me ha tocado presenciar, la mayoría son jóvenes de entre 16 – 27 años de edad, es entendible que buscan la oportunidad de construir su vida bajo mejores condiciones atreviéndose a vivir la aventura de su juventud. Sin el afán de juzgarlos, me doy cuenta que la realidad tajante para salir adelante es el estudio y la disciplina laboral, todo joven que desee tener algo en la vida -en su país o en el país ajeno- debe abrazar esa idea. Por otra parte, la cantidad de hombres adultos con una edad superior a los 35 años es menor.
            Más allá del motivo laboral, están aquellos que emigran por una situación familiar y los que necesitan refugio a consecuencia de la violencia que se vive en sus países. Dentro de las anécdotas que mas vienen a mi memoria está la de un adolescente centro americano, su familia pagó 7 mil dólares para que fuese trasladado por vía terrestre desde su país hasta el norte de E.U., por esa cantidad hubiese sido más fácil trasladarse en avión pero E.U. le negó la visa en tres ocasiones y para él era necesario encontrarse con sus familiares, su pueblo natal fue tomado por el crimen organizado. También recuerdo el caso de un profesor de matemáticas Náhualt –hombre culto- que emigraba al lado de sus hijas y su nieta para encontrarse con el resto de su familia en Norteamérica.
            Para terminar, los casos más recientes son los de tres personas, un joven de Honduras y una pareja del Salvador, ellos estuvieron recluidos en el INM de Hermosillo y acaban de recibir visas humanitarias para permanecer legalmente en el país, actualmente buscan empleo en nuestra ciudad. Si usted sabe de alguna oportunidad para que estos inmigrantes puedan emplearse en Hermosillo, no dude en escribirme.                 

domingo, 27 de octubre de 2019

El sacrificio de Isaac


¿Quién no recuerda en sus clases de catecismo de la infancia el tema del sacrificio de Isaac?. Sara era una mujer estéril, esposa de Abraham, por una promesa de Dios engendran y dan vida a Isaac. Según la doctrina Dios solicitó el sacrificio de Isaac para probar la fe de Abraham. Aunque el sacrificio de Isaac no se concretó y el niño vivió y fue sustituido por un cordero. Esta petición de Dios es perturbadora y hace preguntarnos, ¿Qué clase de Dios tenemos que pide la sangre de nuestros hijos para ponernos a prueba?.
            Lo primero que debemos entender es que Dios es el maestro de la humanidad. Él muestra su revelación con elementos al alcance de una generación en relación a su período histórico con el fin de que tal generación entienda, asimile y crezca. Él utiliza el lenguaje del pueblo de su tiempo para entregar con extrema sabiduría su mensaje. Con Jesús la entrega de la revelación ha quedado concluida.
            El relato del sacrificio de Isaac es parte de la herencia teológica que recibimos del pueblo de Israel. Este relato fue recopilado por Moisés introduciéndolo al compendio de libros de la Torá (nuestro pentateuco). La fuente que él utilizó son relatos y tradiciones orales que el pueblo hebreo residente en Egipto contaba para explicar y entender el origen del pueblo; el patriarca Abraham y su hijo Isaac.  
            Situándonos en la realidad de Abraham, es un error y hasta una injusticia asumir que él conocía de Dios lo que nosotros hoy sabemos; Dios es amor, santidad, justicia y misericordia. Abraham es anterior a Moisés, ni siquiera conocía los diez mandamientos. Su entorno fue de una fe primitiva y politeísta. Abraham solo entendió que había un Dios entre tantos y este le pidió salir de su tierra para recibir descendencia y construir un pueblo.
            Para abundar más en la realidad que Moisés plasmó al referirse a Abraham y el sacrificio de Isaac, existe un evento previo a este acontecimiento en el cual Abraham fue despojado de un pozo. Entendamos lo vital que es un pozo en los tiempos del personaje considerando el desierto como su entorno; “Abraham se quejó ante Abimelec de que algunos servidores de éste se habían apoderado por la fuerza de un pozo que le pertenecía. Abimelec le contestó: “No sé quién haya hecho tal cosa, pero tú no me has dicho nada, y yo me entero de eso sólo ahora”. Abraham tomó unas ovejas y vacas y se las dio a Abimelec, e hicieron los dos un pacto. Abraham puso aparte siete ovejas de su rebaño, y Abimelec le preguntó: “¿Qué significan estas siete ovejas que has separado?”. Le respondió Abraham: “Acepta estas siete ovejas de mi mano, como prueba de que ese pozo lo he excavado yo” (Génesis 21:25-30). Después de este evento, cinco versículos más adelante la biblia expresa; “toma a tu hijo, a tu único, al que amas, a Isaac, vete al país de Moría y ofrécelo allí en holocausto en uno de los montes, el que yo te diga” (cap. 22, v. 2).
            Para concluir, viendo a Abraham como un ser limitado en su entendimiento de Dios, que ha sido despojado de un pozo, en un contexto pagano donde el sacrificio de personas en honor a las deidades era algo común en solicitud de lluvias y cosechas abundantes, entendemos que Abraham –hombre de su tiempo- se vio motivado a realizar también estos actos paganos, y que a su vez, Dios mismo, utilizó como herramienta estas creencias antiguas horrendas para introducir su revelación y una enseñanza, frenando así el sacrificio de Isaac (cap. 22, v. 11) y por esta fe mostrarle al mundo antiguo la realidad de un Dios mejor, que no se complace con estos actos. 

domingo, 20 de octubre de 2019

La vida de Salomón


En el primer libro de los reyes encontramos episodios importantes sobre la vida del rey Salomón. Tras convertirse en sucesor de su padre, el rey David, pudo consolidar su corona y construir el templo de Dios en Jerusalén. La Sagrada Escritura narra tres períodos dentro de la vida de Salomón que son un paralelo importante y sirven de referencia en la vida espiritual de todo creyente. Estos episodios son su prosperidad y sabiduría, su tibieza y su dobles, su caída, y en paralelo gracia y espíritu, tibieza y dobles en la tentación, caída tras cometer el pecado.  
            El primer período es descrito en el capítulo diez. Salomón es famoso por su sabiduría y los pueblos circunvecinos acuden a visitarlo para recibir sus consejos, el mundo lo halaba como “el gran sabio”, le tributan honores con oro y regalos. La reina de Sabá expresó: “¡Realmente era verdad todo lo que había oído decir en mi país de ti y de tu sabiduría!. No creía lo que se decía sin antes verlo con mis propios ojos, pero es un hecho que no me habían dicho ni la mitad. Tú superas en sabiduría y en gloria lo que tu fama me había transmitido” (v. 6,7). En este período Salomón se convierte en un “pre-evangelizador” por las virtudes que el espíritu ha puesto en él, sabio y justo. Sus virtudes son el motivo de influencia para otros, los atrae y sin necesidad de esforzarse en convencer alguno, los paganos conocen y halaban al Dios verdadero.
            En el segundo período, Salomón pierde el primer amor por Dios, lentamente su corazón se fue apartando de Él. Se entiende que Salomón tuvo contacto con muchos pueblos paganos, ese sincretismo lo absorbió. La biblia describe como su gusto por las mujeres lo arrastró y su fe pasó del monoteísmo al politeísmo: “Salomón siguió a Astarté, la diosa de los sidonios y a Milcom, la abominación de los amorreos. Hizo lo que no gusta a Dios en vez de obedecer perfectamente como su padre David. Por ese entonces construyó en el cerro, al este de Jerusalén, un santuario a Quemos, la abominación de Moab, y otro a Milcom, la abominación de los amorreos. Eso hizo para todas sus mujeres extranjeras que ofrecían incienso y sacrificios a sus dioses” (v. 5-8). Los dones del espíritu no pueden ser mantenidos por meras apariencias o raciocinios intelectuales, estas virtudes son fruto de una vida de oración. Ningún hombre –ni Salomón, ni el sucesor de San Pedro- pueden fiarse de tener una vida espiritual asegurada por tener cargo eminente en las cosas de Dios. En esta lucha interna, el corazón humano es absorbido por la gracia de Dios o por el pecado que está en el mundo.     
            El último episodio proporciona el origen de la división del pueblo de Israel con la revuelta de Jeroboán. El profeta Ajiás lanza una profecía afirmando que las doce tribus de Israel quedaran divididas, diez tribus para Jeroboán y dos para Salomón (1era de reyes 11:26-40).
            Aunque los hagiógrafos asociaron en una secuencia de eventos el politeísmo de Salomón con la división del reino de Israel no debemos pensar que Dios actúo por venganza, sino considerar que el pensamiento antiguo desea otorgarnos esta enseñanza: el pecado trae división, entre Dios y yo, entre mis hermanos y yo, entre la piedad y yo.
            Reflexionemos en el caso de Salomón; ¿Cuándo fue de mayor provecho Salomón para los paganos?, ¿Cuándo fue íntegro ante Dios en medio de los paganos? O ¿Cuándo por seguir a los paganos mermo su integridad ante Dios?, llevémoslo a nosotros; ¿Cuándo es de mayor provecho un sacerdote y un creyente para los incrédulos?, ¿Cuándo vive la gracia en medio de ellos?, o ¿Cuándo por complacer a los incrédulos se merma en la gracia?.

domingo, 13 de octubre de 2019

El Templo de Salomón


Después de la muerte del rey David fue Salomón su sucesor y este logró construir un templo para Dios en la ciudad de Jerusalén. La construcción inicio en el mes hebreo de Ziv (abril – mayo) y siete años después fue concluido en el mes de Bul (octubre – noviembre). Salomón hizo traer todo lo consagrado por David su padre, la plata, el oro y los objetos, y lo depositó entre los tesoros del templo. Congrego a los jefes de las tribus hebreas para hacer traer el arca de la alianza desde la ciudad de Sion, la ciudad de David, hasta Jerusalén. El rey Salomón y el pueblo de Israel sacrificaron ante el arca ovejas y bueyes en un número incalculable. Los sacerdotes introdujeron el arca hasta el santuario del templo, colocándola en el Santo de los Santos (en el arca estaban las dos tablas de piedra que Moisés depositó allí cuando Dios estableció su alianza sacándolos de Egipto). Cuando los sacerdotes salieron del templo la gloria de Dios inundó aquel lugar, Salomón ofreció un discurso en acción de gracias, concretando el deseo de su padre, David y la profecía de Natán, construir el templo (estos eventos se encuentran en los capítulos 5 al 8 del 1er libro de Reyes).
            Es dentro de este episodio cuando el templo de Jerusalén se vuelve en el lugar del perdón para el pueblo de Israel. Un breve fragmento de la suplica de Salomón, expresa:
            “Dios mío, que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta Casa, sobre este lugar del cual has dicho: “Allí habitará mi Nombre”. Escucha la oración que hará tu servidor en este lugar. Escucha la súplica de tu servidor y de tu pueblo Israel cuando vengan a orar a este lugar. Escúchala desde lo alto del cielo, del lugar donde tú habitas, escucha y perdona” (1era de Reyes 8:29,30).
            El templo de Jerusalén es sin duda una figura que otorga unidad al pueblo de Israel y los congrega en torno a su fe y su cultura. Aunque la sociedad moderna opte por vivir una fe individual; “lo que yo creo, donde yo diga y cuando yo quiera”. En el pensamiento judío – cristiano no hay lugar para una fe individual de modo absoluto, la fe se vive de modo plural e individual. El concepto “pueblo de Dios” o “Iglesia” se refiere a multitudes, no solo a dos personas: “Dios y yo”.    
            En el antiguo testamento el templo no es simplemente un orgullo nacional, el inmueble se vuelve en una especie de “sacramento” para el pueblo de Israel, un elemento físico donde los hebreos manifiestan su arrepentimiento y buscan el perdón, y esto no es un azar, pues fue en ese lugar –Jerusalén y su templo- donde el pueblo de Israel pudo encontrarse con Cristo, escucharlo y manifestarle su arrepentimiento.
            En la nueva alianza los elementos simbólicos que nos unen al antiguo testamento son; la necesidad de un templo para orar en comunidad, la necesidad de un sacerdocio que consagre la ofrenda –el pan y el vino- en nombre del pueblo y por orden de Dios, la necesidad de un lugar Santo dentro de lo Santo para depositar ahí el motivo de nuestra alianza; el pan eucarístico (para los hebreos las tablas de Moisés), y obviamente, la necesidad de recibir la absolución y la reconciliación, pues hemos pecado ofendiendo a Dios pero también nos ofendemos entre nosotros.
            Fue en el templo de Jerusalén donde Cristo se refirió a su cuerpo como un templo “destruyan este templo y lo edifico en tres días”, los judíos pensaron que él se refería al templo de Jerusalén. Actualmente, el judaísmo ve en el templo un símbolo de unidad religiosa, mientras que, el pueblo católico –independientemente del inmueble- ve al cuerpo de Cristo como el cimiento que le otorga la unidad de fe, me estoy refiriendo a la eucaristía.       

domingo, 6 de octubre de 2019

Solidaridad y Subsidiariedad


            El catecismo de la Iglesia católica en el número 1905 a 1912, nos dice que existe un bien común universal y que éste exige una organización correspondiente.
            Para que exista solidaridad primero debe existir y reconocerse un bien común, el cual es visualizado por la razón y la conciencia de los individuos en modo colectivo. La solidaridad nace después del bien común, y supone una visión humana de estar abierto a los demás, de esta forma los individuos contribuyen desde sus posibilidades a las necesidades y retos que enfrenta la comunidad.
            El conflicto entre el bien común y el bien individual debe resolverse sabiendo enfocar el bien individual dentro de un bien común ó haciendo posible que el bien común pueda ser representado en un bien individual. Esto bajo una visión ética y moral en la búsqueda del bien. Dentro de las Sagradas Escrituras podemos encontrar la enseñanza “trata a los demás como deseas ser tratado”. Esta idea conjuga el bien común con el bien individual. El bien común es una meta en común que nos beneficia, la solidaridad es el actuar encaminados a ese bien.    
            Dentro de las necesidades sociales que enfrascan a las comunidades en el subdesarrollo, se debe observar que existen circunstancias que afectan a los individuos en modo colectivo y proceden de una causa inmoral, una injusticia, un proceder nocivo contra miembros de la comunidad, que atenta al desarrollo personal y en suma, a la comunidad. Al existir una causa moral en el subdesarrollo, se toma en cuenta una dimensión moral de la situación para plantear una solución. Esto significa insistir en un cambio del corazón. La solidaridad es fruto de la conversión, de un ser que decide buscar el beneficio del grupo bajo una norma ética y moral. La solidaridad cristiana debe ser revestida de una fuerza mayor, la caridad en la gracia de Dios.
            El principio de subsidiariedad apareció por primera vez en la Encíclica “Quadragesimo anno” del Papa Pio XI. Este principio tiene dos vertientes. Las sociedades más desarrolladas en la solidaridad, deben respetar la autonomía de los grupos y comunidades menos eficientes en este acto. El bien común y la solidaridad es fruto de una conciencia y raciocinio colectivo, no de una imposición. Además, las sociedades con mayor conocimiento y mejor desarrollo, deben ayudar a las sociedades subdesarrolladas cuando estas no pueden lograr sus fines por sí mismas. Considerando que el individuo y la comunidad tienen el derecho y la obligación para desarrollarse según su propia naturaleza y misión, siendo reconocida y aceptada., sin obligar bajo un totalitarismo, que condicione el desarrollo. El principio del respeto garantiza el buen funcionamiento de la vida social y política, familiar, económica y de Estado. 
            En la encíclica “Pacem In Taris”, Juan XXIII, escribió sobre la aplicación de la subsidiariedad a nivel internacional; “140. Además, así como en cada Estado es preciso que las relaciones que median entre la autoridad pública y los ciudadanos, las familias y los grupos intermedios, se regulen y gobiernen por el principio de la acción subsidiaria, es justo que las relaciones entre la autoridad pública mundial y las autoridades públicas de cada nación se regulen y rijan por el mismo principio. Esto significa que la misión propia de esta autoridad mundial es examinar y resolver los problemas relacionados con el bien común universal en el orden económico, social, político o cultural, ya que estos problemas, por su extrema gravedad, amplitud extraordinaria y urgencia inmediata, presentan dificultades superiores a las que pueden resolver satisfactoriamente los gobernantes de cada nación. 141. Es decir, no corresponde a esta autoridad mundial limitar la esfera de acción o invadir la competencia propia de la autoridad pública de cada Estado. Por el contrario, la autoridad mundial debe procurar que en todo el mundo se cree un ambiente dentro del cual no sólo los poderes públicos de cada nación, sino también los individuos y los grupos intermedios, puedan con mayor seguridad realizar sus funciones, cumplir sus deberes y defender sus derechos”.

domingo, 29 de septiembre de 2019

La importancia de la evangelización en los medios


            “De esta manera me esforcé en anunciar el evangelio, no donde Cristo ya era conocido, para no edificar sobre el fundamento de otro” (Romanos 15:20).
            He decidido iniciar esta reflexión sobre la importancia de la evangelización en los medios utilizando este verso de San Pablo. Parece que el texto de romanos va en oposición a la intensión que deseo manifestar. ¿Para qué evangelizar donde ya se evangelizó?, ¿Acaso San Pablo anunció lo que ya fue anunciado?. No, San Pablo no anuncio lo que ya fue anunciado y precisamente por esto necesitamos distinguir la diferencia entre la evangelización de San Pablo y la nueva evangelización que la Iglesia plantea para este siglo.
            La evangelización es compartir el anuncio de la obra redentora y salvífica de Jesucristo, sin embargo, en el contexto actual de la sociedad se entiende quién fue Cristo, que hizo y hasta que enseñó, pero se asimila como una “marca conocida” entre tantas y no como una experiencia vivida en la mística de la gracia que transforma y mas puntualmente dentro de la Iglesia Católica. En el contexto de San Pablo la marca “Jesús” era algo desconocido y por lo tanto nuevo, en nuestro entorno se conoce sin vivirse o se mal vive dentro de la catolicidad, este mal vivir de los católicos –por ignorancia, falta de fe o complicidad- es obstáculo para la nueva evangelización católica que pretende encontrar a Jesús en medio de una fe que parece asimilada y agotada, asemejándose la Iglesia Católica a un pozo aparentemente seco del cual intentamos sacar agua. Es posible lograrlo porque el principal motor que mueve a la Iglesia es el Espíritu y este soplará desde el ángulo menos previsto para impulsar la obra que ha iniciado desde la resurrección.
            Es necesario que los hombres católicos dispuestos retomen la humildad y reconozcan que las veredas nuevas no han sido caminadas y que si creen que algo conocen, no lo conocen del todo. Al referirnos a la nueva evangelización como una motivación del Espíritu, será necesario que nosotros mismos –los comunicadores- nos evangelicemos día con día, redescubriendo a Cristo y su Iglesia en nuestra conversión diaria, estudiando la obra teológica asociándola a nuestra vida en comunidad, trabajando para recibir la gracia siendo hombres de oración y sacramentos pues la nueva evangelización no es un prosélito que consista simplemente en convencer “a cuanta más gente podamos”, sino vivir la vida en Cristo y ser luz para los demás a razón de que otros tengan hambre de salir de su tiniebla, sus malas acciones y así mismo nosotros tener la preparación suficiente para dar motivos de nuestra fe. ¿Cómo creceremos en nuestra fe si no la estudiamos?, ¿Cómo creceremos en caridad sino la vivimos?, ¿Cómo estimaran otros la gracia sacramental si nosotros no la procuramos?.
            ¿Si la evangelización no es un prosélito entonces para que estar en los medios anunciándola?. Es necesario que la Iglesia Católica participe y se exprese por los medios posibles para educar en la fe y sobre todo manifestar el modo de vida que anhela el cristianismo; justo, virtuoso, prudente, solidario, lleno de esperanza y santo, pues si el bombardeo de la expresión secular en los medios actuales pervierte, la expresión católica convierte. ¡Amén!.                

domingo, 22 de septiembre de 2019

El valor de la vida


            En el segundo libro de Samuel, casi al finalizar, encontramos un salmo atribuido a David que expresa un agradecimiento a Dios por las victorias militares, el autor hace una descripción sanguinaria de sus hechos consumados, el texto afirma:  
            “Tú, Dios, me das tu escudo victorioso, multiplicas tus cuidados conmigo; al andar ensanchas mis pasos, mis tobillos no se tuercen. Persigo a mis enemigos, los deshago, no vuelvo hasta que acabo con ellos; los machaco, no pueden levantarse, sucumben debajo de mis pies. Me ciñes de valor para el combate, sometes bajo mi pie a mis agresores, pones en fuga a mis enemigos, exterminas a los que me odian. Piden auxilio y nadie los salva, a Dios, y no les responde. Los reduzco como polvo de la tierra, los piso como barro de las calles” (2do libro de Samuel 22:36-43).
            ¿Cómo interpretar estas palabras de David?, ¿Cómo es que alguien puede dar gracias a Dios por “machacar a sus enemigos”?. David fue un líder militar que se volvió en un hito en el pueblo de Israel por vencer a Goliat, él lo decapitó usando la espada de su oponente. Por lo tanto, la descripción que David hace es literal; asesinó, machacó y pisó como el barro a sus enemigos. ¿Acaso Dios está a favor de todo esto?, no, no lo está.
            A lo largo de la historia de la humanidad y por medio de la revelación, Dios va manifestando su voluntad en la medida en que esta pueda ser recibida y entendida por los hombres. La recepción de la revelación concluye con La Palabra que se encarnó; Jesús, y por la revelación que entregó entendemos que David está muy alejado de la Verdad pues la revelación dice: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (S. Mateo 5:9). Dios reveló por boca de Cristo que los hombres que se esmeran en construir la paz recibirán esta parte en su Reino.
            ¿Podemos encontrar algún propósito en el agradecimiento de David a pesar de que fue un asesino?. Claro que si, podemos entender que Dios también se manifestó a los asesinos, y, aunque David ofreció un agradecimiento que hoy nos parece torcido en realidad está dando gracias por ser librado de la muerte en un momento histórico donde la ley del más fuerte se imponía por medio de la espada. Por lo tanto, tales textos deben ser considerados como el agradecimiento de un hombre vulnerable que temió por su vida en medio de muchas batallas y agradece ser librado de la muerte venciendo a sus enemigos.
            Dios no desea los actos violentos, ni está a favor de la muerte de nadie, tales textos fueron escritos en un tiempo histórico donde la victoria se atribuía a la providencia de Dios y la derrota se interpretaba como el fruto de una rebeldía social ante el creador. Pero, en medio de aquella visión arcaica en los tiempos de la brutalidad Dios fue abriendo caminos para enseñarnos su paz, incluso, en medio del salvajismo de la crucifixión Dios se manifestó con poder para salvar a la humanidad y llevarla a construir algo mejor.
            ¿Hoy seremos capaces de entender el valor de la vida ajena?, David tuvo sus limitantes para comprender el valor de la vida de sus enemigos, pero nosotros, esta generación, ¿es capaz de entender la diferencia entre estar a favor de la vida o estar en su contra?, ¿en la boca de que profetas esta el don de anunciar la voluntad de Dios?.      

domingo, 15 de septiembre de 2019

La rebelión de Absalón


            Absalón, hijo del rey David, orquestó una conspiración y se reveló contra su padre buscando convertirse en rey. Antes de entrar al tema central debó citar algunos elementos de la vida del rey David para observar el evento con una perspectiva más amplia. David cayó en adulterio con Betsabé y fue asesino intelectual de su esposo, Urías. Por este acto, el profeta Natán le advierte “haré que de tu propia casa se alce el mal contra ti…” (2do libro de Samuel 12:11). La historia de la salvación asocia ambas circunstancias –el adulterio del rey y la rebelión de sus hijos- como si el primer evento provocara el segundo.
            Haciendo un paralelo entre la enemistad de Absalón contra el rey David y la enemistad del rey Saúl contra David, menciono que ambos reyes fueron ungidos por solicitud de Dios. David como sucesor del rey Saúl jamás se levantó contra él, tuvo oportunidad de matarlo y no lo hizo, cortó la punta del manto de Saúl y exclamó “Dios me libre de hacer tal cosa contra mi señor, al ungido de Dios, y de alzar mi mano contra él, porque es el ungido de Dios” (1er libro de Samuel 24:6). En la actitud de David vemos algo digno de imitar y es el respeto a lo que Dios instituyó a pesar de que los hombres que ocupan el cargo no sean ejemplares (Dios los juzgara). En el caso de Absalón no sucedió así, ni por respeto a su padre, ni por respeto al ungido de Dios, nada lo limitó para intentar acabar con el rey David, hasta logró exiliar a su padre. ¿Absalón se creía mas puro que su padre David?.       
            La conspiración de Absalón se basó en hacer la justicia y el bien pero buscando su propio beneficio. Su táctica se narra en el capitulo quince del segundo libro de Samuel (v. 1-10).
            "Después de esto se hizo Absalón con un carro, caballos y cincuenta hombres que corrían delante de él. Se levantaba Absalón temprano y se colocaba a la vera del camino de la puerta, y a los que tenían algún pleito y venían donde el rey para el juicio, les llamaba Absalón y les decía: “¿No eres tú de...?” El respondía: “Tu siervo es de tal tribu de Israel”. Absalón le decía: “Mira, tu causa es justa y buena, pero nadie te escuchará de parte del rey”. Y añadía Absalón: “¡Quién me pusiera por juez de esta tierra! Podrían venir a mí todos los que tienen pleitos o juicios y yo les haría justicia”. Cuando alguno se acercaba a él y se postraba, le tendía la mano, le retenía y le besaba. Así hacía Absalón, con todos los israelitas que iban al tribunal del rey. Absalón robaba así el corazón de los hombres de Israel. Al cabo de cuatro años dijo Absalón al rey: “Permíteme que vaya a Hebrón a cumplir el voto que hice a Dios. Porque tu siervo hizo voto cuando estaba en Guesur de Aram diciendo: Si Dios me permite volver a Jerusalén, daré culto a Dios en Hebrón”. El rey le dijo “Vete en paz”. El se levantó y se fue a Hebrón. Envió Absalón mensajeros a todas las tribus de Israel diciendo: “Cuando oigáis sonar el cuerno decid: ¡Absalón se ha proclamado rey en Hebrón!".
            Es interesante encontrar en la Sagradas Escrituras esta estrategia de conspiración, pues hasta nuestros días también hay muchísima gente que intenta hacer la justicia y el bien pero a su vez conspiran contra lo que Dios ha instituido. Si Absalón hizo el bien en Israel y se gano el afecto del pueblo, ¿Cómo podrá Absalón oponerse a lo que Dios ungió, a lo que Dios escogió?. Cuidémonos para no caer en el acto de hacer el bien y murmurar, quien murmura a las espaldas no corrige a nadie, quien hace el bien y murmura contra alguien para quitarle el lugar no ha sabido sanar su alma. Haz el bien y corrígete a ti y a otros como pide el evangelio; de modo fraterno, de frente y a solas (S. Mateo 18:15). Aunque hagamos todo el bien posible siendo inalcanzables y amados por el pueblo, ¿Cómo estar en contra del ungido de Dios, y vencer, si es Dios quien lo sostiene?, así mismo y en paralelo, ¿Cómo estar en contra de la promesa que recibió la Iglesia en el apóstol San Pedro, y vencer, si fue el mismo Jesús quien lo escogió y juro sobre él?.

domingo, 8 de septiembre de 2019

La debacle familiar de David


            “A la vuelta del año, en la época en que los reyes salen a campaña, envió David a Joab con sus veteranos y todo Israel. Derrotaron a los amonitas y pusieron sitio a Rabá, mientras que David se quedó en Jerusalén. Un atardecer se levantó David de su lecho y se paseaba por el terrado de la casa real cuando vio desde lo alto del terrado a una mujer que se estaba bañando. Era una mujer muy hermosa. Mandó David para informarse sobre la mujer y le dijeron; “Es Betsabé, hija de Elián, esposa de Urías el hitita”. David envió gente que la trajese; llegó donde David y él se acostó con ella, cuando acababa de purificarse de sus reglas. Y ella se volvió a su casa. La mujer quedó embarazada y le hizo saber a David: “Estoy encinta” (2do libro de Samuel 11:1-5).
            El texto del adulterio del rey David presenta algo interesante de entrada; en el pensamiento antiguo la victoria militar se interpretaba como una providencia de Dios. El texto inicia presentando a un David que ya no lucha al frente de su pueblo, en ese contexto parece que David lo tiene todo; un pueblo que lo ama como rey, una promesa de Dios para poseer un reinado que durará eternamente –por el Mesías- así mismo victorias militares, sin embargo, sentirse tan seguro lo hace olvidarse de los mandamientos divinos entregándose a los placeres, abusando de su poder como rey para terminar convertido en un adultero, asesino intelectual de Urías esposo de Betsabé (cap. 11:14,15). ¿Cómo pudo tornarse la vida de un hombre brillante y convertirse en un ser tan obscuro?. Claramente, David no supo ser humilde en su abundancia y terminó convertido en un déspota, gobernado por sí mismo, no por Dios.
            El profeta Natán predicó a David la corrección necesaria; “haré que de tu propia casa se alce el mal contra ti…” (cap. 12:11)., después del adulterio, la historia de los hijos de David se tornó trágica; Amnón comete incesto abusando de Tamar, Absalón vengó a Tamar asesinando a Amnón y quedó prófugo para después pelear contra su padre, David.
            La predicación de Natán no debe ser traducida a nuestros días como “una maldición divina” porque la corrección no puede estar sustentada en una superstición religiosa. Más bien, la predicación de Natán debe ser entendida como los frutos del mal que sembró David en su propia casa, el padre de familia es el pilar moral de los hijos. David se entregó a sus deseos al adueñarse de Betsabé, estimó en nada la vida de Uríaz, por lo tanto, sus hijos quedan desprovistos del buen ejemplo de su padre, y más débilmente se entregan a sus propias pasiones y arrebatos, sin respetar nada.
            En esta etapa de David vemos la decadencia de un hombre portador de una promesa; de la casa de David vendrá el mesías, el eterno rey, pero esta promesa no lo exime de su debilidad humana. Haciendo un paralelo con David, nosotros también poseemos una promesa que nos fue entregada en el bautismo y es ratificada en cada eucaristía celebrada, pero tal regalo no nos exime de nuestra condición humana, pongamos atención para administrar la abundancia de la gracia y el perdón divino para no hacer mal uso de estos bienes. Somos hijos de Dios, merecedores del cielo o el infierno.  
            Aunque el corazón de Dios es más grande que el pecado de David, y por su arrepentimiento se escribió el salmo 51 “devuélveme el gozo de tu salvación…” (v. 14), superar la debacle familiar fue sin dudas un proceso doloroso que los marcó de por vida. Sea pues cada esposo pastor prudente de su propia casa.  

domingo, 1 de septiembre de 2019

David y Jonatán


            Imaginemos el mundo antiguo con sus soberanos monarcas, en un tiempo donde la igualdad entre las personas era un concepto desconocido. Las monarquías se heredaban y los reinos pertenecían a las familias, sin embargo, la sagrada revelación presentó para su tiempo algo novedoso con la disputa del rey Saúl contra su sucesor, David.
            Saúl y David no pertenecían a una misma familia, el rey Saúl provenía de la tribu de Benjamín mientras que David venia de la tribu de Judá, pero ambas fueron tribus de Israel, y, aunque la primera esposa de David fue una hija de Saúl, bajo la visión de la ambición humana la sucesión del rey debió estar en su primogénito y no en su yerno.   
            El rey Saúl fue enemigo de David, deseo su muerte y aunque David tuvo oportunidad de acabar con Saúl, no lo hizo, hasta lo perdonó.     
            Un personaje importante en la disputas entre Saúl y David fue Jonatán, el primogénito del rey Saúl. Pocas veces se pone atención al personaje de Jonatán, y es que este personaje como hijo mayor del rey Saúl pudo reclamar la corona de su padre como sucede en todas las monarquías, pero no lo hizo, Jonatán declino a favor de David volviéndose en su mejor amigo, ganándose el enojo de su padre, Saúl.
            En la relación Saúl – David - Jonatán, la historia de la salvación nos muestra un Dios que escogió a Saúl para ser rey pero se arrepintió de haberlo escogido, y que después, opta por escoger a David. Es Jonatán, primogénito del rey Saúl, quien acepta el designio sin objeción, hasta colabora para que David huya de la furia de Saúl y se vuelve en el mejor amigo de David.   
            En esta historia narrada en los libros del profeta Samuel, pareciera que Dios “cometió el error de escoger a Saúl”, ¿en realidad lo cometió?. Lo dudo, creo que la revelación deseó mostrar algo mucho más grande que un “error de selección”, pues en el personaje Jonatán y en su desapego por la corona de su padre vemos un individuo que reconoce que el poder no le pertenece a su familia, ni a los individuos, el poder proviene de un ser mucho más grande, el poder proviene de Dios y él lo otorga a quien le plazca; en este caso, la sucesión no fue para el primogénito Jonatán sino para David.             ¿Podremos ser capaces de entender la humildad de Jonatán para ceder nuestro lugar a otro entendiendo que ya no es nuestro?. Si logramos identificar en nuestra vida esa corona que no nos corresponde y aprendemos a soltarla, seremos individuos más libres, podremos construir una mejor comunidad y hasta una Iglesia con menos disputas internas, con gente de menos afán protagónico.
            La relación de David y Jonatán concluye con el favor de David (2do libro de Samuel, cap. 9). Después de la muerte de Saúl y Jonatán, David como rey de Israel buscó algún descendiente del Saúl y Jonatán para retribuirle. El hijo de Jonatán era Mefiboset, un hombre tullido de pies que vivió en Jerusalén y fue recibido en la mesa del rey David pues todos los días comía con él.   

domingo, 25 de agosto de 2019

La casa del Señor


            Una vez que el rey David entro triúnfate porque Dios derroto a sus enemigos, David usaba el efod –vestidura sacerdotal- y en su procesión triunfal danzaba mientras el pueblo portaba el arca de la alianza. Después de aquella algarabía y habiéndose instalado en su casa, pensó en edificarle una casa para el arca de la alianza pues el rey descasaba en una edificación y el arca en una tienda de lona. Consultó el rey con el profeta Natán y recibió de Dios esta palabra:
            “¿Así que tú me vas a construir una casa para que habite en ella? Desde el día en que saqué a los israelitas de Egipto hasta el día de hoy, no he tenido casa donde morar, sino que estaba con ellos y tenía como morada sólo una tienda. Todo el tiempo que he caminado en medio de los israelitas, jamás he dicho a alguno de los jueces de Israel, a los que había puesto como pastores de mi pueblo de Israel: ¿Por qué no me construyen una casa de cedro?. A ti David, te fui a buscar al potrero cuando andabas detrás de las ovejas, e hice de ti el jefe de mi pueblo, Israel. Doquiera que ibas yo estaba contigo, eliminé delante de ti a todos tus enemigos. Pero, te digo, haré grande tu nombre tanto como el de los más grandes de la tierra y pondré en el lugar que le corresponde a mi pueblo de Israel. Allí lo plantaré y allí se quedará. Ya no será más sacudido; los malvados ya no seguirán oprimiéndolo como antes, cuando establecí jueces en mi pueblo Israel; lo libraré de todos sus enemigos. Yo, tu Dios, te digo: Yo te construiré una casa” (2do Libro de Samuel 7:5-11)
            ¿Quién puede edificarle una casa a Dios?, ¿acaso Dios necesita una casa?. Nadie puede edificarle una casa para Dios porque Él no necesita una casa, sin embargo, en el texto de David, la respuesta de Dios se señala el peregrinar de Israel cuando recibió la libertad en Egipto y  buscó la tierra. El texto afirma “pondré en el lugar que le corresponde a mi pueblo Israel. Allí lo plantaré y allí se quedará”. Esta frase se asocia al templo de Jerusalén y la vida religiosa de Israel. En definitiva, Dios no necesita una casa, es el pueblo quien necesita un lugar físico para congregarse, y debe consagrar tal lugar para que ahí la comunidad ofrezca los sacrificios de sangre pedidos por Moisés. Por esta misma causa, hasta el día de hoy, vemos a millones de judíos en Jerusalén congregándose en las ruinas de lo que fuese aquel templo, insignia de la casa que Dios construyó para David e Israel.
            Ese mismo lugar, Jerusalén y su templo, es el lugar donde Jesús se presentó como hijo de David y le fue entregado el poder; “Seré para él un padre y él será para mí un hijo…” (v. 14), “Tu casa y tu realeza estarán para siempre ante mí, tu trono será firme para siempre” (v. 16). Habiendo participado de la muerte y retornado de ella en la resurrección, el reinado de la descendencia Davídica quedara para siempre por ser Jesús descendiente del rey David.
            Entonces, ¿Qué es el templo si Dios no requiere de una casa?. El templo es la casa que Dios edificó para su pueblo, en ese lugar, de forma simple y clara nos congregamos para alabar a Dios en comunidad y participar de su gloria por medio de la gracia recibida en los sacramentos. No somos nómadas de la fe, el templo es el lugar donde el pueblo se congrega, se enraíza con el sacerdote en sucesión, ligándonos y recibiendo los beneficios de las promesas que el hijo de David, el Cristo, entregó a sus apóstoles; el poder de perdonar pecados es uno de ellos.
            Congreguémonos pues en tal lugar, es la casa de Dios porque Él la levanto, y su casa y su realeza estarán para siempre y su trono será firme para siempre. ¡Amén!.