domingo, 15 de diciembre de 2019

Pero que necesidad, para que tanto problema ...


            Todos sabíamos que Juan Gabriel era amanerado y cantamos sus canciones, lo aplaudimos y admiramos su talento. Su fama trascendió y jamás utilizó su preferencia sexual para promoverse, victimizarse y hacer escándalo y en tiempos más recientes pudiendo encabezar el movimiento LGBT no lo hizo, permaneció distante de esa ola. En vida muchos se dedicaron a imitarlo, nunca se ofendió, lo permitió. Fue en 1999 cuando el cantautor ofreció un cantico a la Virgen María de Guadalupe en la basílica, el estribillo entonaba; “La mujer que yo supe que es la Santa más bella se llama Guadalupe y es mi Virgen Morena”. Juan Gabriel falleció y México se consterno, su preferencia no importó y nos dejo su legado musical.
            Hoy es tiempo de otra generación, una sociedad que tiene acceso a la tecnología. La gente comparte por redes sociales su día ordinario, todos quieren un poco de atención. Los más jóvenes desean tener muchos seguidores, ser “influencer” (persona popular en redes que influye en la comunidad). Estas tecnologías abren la posibilidad a todos para obtener reconocimiento social con meritos o sin ellos, la misma trascendencia puede ser para la idiotez o para la Institución. La fama y el reconocimiento social se pusieron de oferta, desde intelectuales hasta bobos intentan obtenerla en redes. Es satisfactorio tener reconocimiento social pero pregunto a la generación millennials, ¿Cuál será tu mérito?.
            Las tecnologías han cambiado las conductas sociales y esto no excluye a los movimientos a favor de homosexuales. Dentro de este dinamismo habrá aquellos esforzados como los creadores de casa “Laetus Vitae” (centro de convivencia para ancianos gays donde reciben atención médica y psicológica) hasta los LGBT más bobos e infames que desean reconocimiento por provocar escándalos. ¿Cuál será el merito?.  
            En este sentido,  la obra de Fabián Cháirez –el Zapata gay- es a mi juicio la expresión de un artista que desea reconocimiento a toda costa, es alguien que lucra con la homosexualidad y se apuntala con la fama de algo conocido; Zapata, el Santo, la Catolicidad, para vender su mercancía. La escritora, historiadora, crítica de arte, Avelina Lésper, afirmó que la obra –el Zapata gay- en términos artísticos es mala y cuestionó el criterio de selección de Bellas Artes pues calificó la pieza como mediocre. Algunos hacen apología de la obra de Cháirez sintiéndose progresistas pero ¿en verdad esto es progreso?, siendo que, hace 20 años un homosexual –Juan Gabriel- entro a uno de los templos más emblemáticos de Latinoamérica, entonó su canción a la Virgen y todo México lo vio., eso fue un progreso del amor.
            Todos los seres humanos lidiamos con alguna condición, preferencias sexuales, depresión, obsesión, complejo de inferioridad, bipolaridad, abusos, etc., pero nadie ha lucrado tanto en estos tiempos con su condición como el homosexual, desde pedir espacios, foros, cine, teatro, curules legislativos, todo esto por la condición y no tanto por el talento. Es meritorio decir a los millennials que se acepten ellos mismos, si su trabajo es mediocre lo es, si son talentosos se sabrá. Es bajo querer trascender por algo no asociado al talento y al esfuerzo. La tentación de hoy es hacerse notar a toda costa, esto es reflejo de la perdida de la espiritualidad en toda la sociedad. Desde Juan Gabriel, Alfredo Palacios, hasta Mitzi, todos se esforzaron en el mismo México sin lucrar con su condición ni denostar a nadie; “¿pero qué necesidad?, ¿para qué tanto problema?,…”.    

domingo, 8 de diciembre de 2019

La sociedad de los seres deseados


            En los últimos días hemos visto por los medios de comunicación a mujeres con rostros cubiertos y pañuelos verdes en el cuello cometiendo actos de vandalismo en espacios públicos protestando en contra de la violencia contra la mujer. Estas imágenes son controvertidas, repetidas y comentadas cientos o millones de veces por medios electrónicos a lo largo del mundo, no importa el país, así sea Santiago de Chile o Ciudad de México, el fenómeno esta. La violencia contra la mujer es una realidad en México porque la violencia en general es un problema, nadie lo puede negar. Sin embargo, cuando las protestas se vuelven violentas y se porta el pañuelo verde –símbolo del aborto legal- la opinión se divide. Todas las mujeres estarán en contra de la violencia hacia las mujeres pero no todas están a favor del aborto.
            Fue en 1992 cuando el locutor de radio estadounidense, Rush Limbaugh, acuñó el término “feminazi” de modo peyorativo y burlesco para referirse a las feministas radicales promotoras del aborto legal. Limbaugh construyo la palabra mezclando “feminismo” y “nazismo” (partido que gobernó Alemania entre 1933 y 1945 y provoco el genocidio étnico de 11 millones de personas). Pero, ¿la afirmación de Limbaugh es exagerada, correcta o equivocada?. En lo personal creo que su afirmación tiene algo de verdad y doy razón de mi postura.
            Es la Constitución Política del Estado de Sonora la que en su artículo primero a la letra dice: “se tutela el derecho a la vida, al sustentar que desde el momento de la fecundación de un individuo, entra bajo la protección de la ley y se le reputa como nacido para todos los efectos legales correspondientes, hasta su muerte natural”, sin embargo, la ley justifica un aborto bajo tres condiciones; cuando es espontáneo sin culpa, cuando el embarazo es fruto de una violación y cuando el embarazo pone en riesgo la vida de la madre. Toda apología abortista en Sonora –y donde se contemple- que utilice el tema de la violación para promover la legalización del aborto no tiene sentido, la ley lo contempla. Buscar la legalización absoluta del aborto nos lleva a construir una sociedad elitista donde solo el ser deseado tendría derecho a vivir, el no deseado no tendría lugar.
            Para muchos es claro que las abortistas no son “feminazis” porque no tienen “campos de concentración”, pero el adjetivo no está fincado en el inmueble, ni en el espacio físico, sino en el asesinato. Abogar por el aborto legal es en sí promover toda la estructura legal y de política pública para que la destrucción del ser humano gestante sea perpetrada sin ninguna culpa, construyendo así la sociedad de los seres deseados. En resumidas cuentas, el saldo de un campo de concentración nazi y una clínica abortista es el mismo; restos humanos al amparo de la ley, siendo esto un delito contra la humanidad. La Corte Internacional, en el Estatuto de Roma, art. 6, define al genocidio (4.1.1) como “cualquiera de los actos, perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”, clasificándolo como crimen contra la humanidad. En mi percepción personal el grupo vulnerable es “el ser humano en gestación” y el motivo “no deseado”. 
            Según cifras del Gobierno de la Ciudad de México, de abril de 2007 a septiembre de 2019, se han practicado 216,555 abortos legales en esa entidad, siendo el 41% mujeres con escolaridad de preparatoria, el 32% con secundaria, 53.9% solteras, 28.8% en unión libre.
            El Instituto Guttmacher estimó que de 2010 a 2014 ocurrieron 56 millones de abortos inducidos, 45% fueron clandestinos y 55% al amparo de la ley.
            ¿No resultan estas cifras de espanto?, ¿fue errada o certera la forma en que Limbaugh se refirió al movimiento abortista?. No nos dejemos aplastar, ni amedrentar por esta ideología que disfraza de derecho el asesinato y aboga por la integridad del verdugo. No existe error cuando se lucha para defender la vida.

domingo, 1 de diciembre de 2019

Haré que haya enemistad entre ti y la mujer


            Recuerdo haber escuchado una reflexión judía donde se utilizó la siguiente frase: “sabemos que la mujer tendrá un papel fundamental al final de los tiempos…”, como católico me alegre a mis adentros porque asocie la expresión judía a la madre del mesías, la madre de Jesús.
            No es muy difícil entender porque los judíos expresaron tal cosa, es el antiguo testamento quien anuncia esta situación y lo podemos ver desde el primer libro; “Entonces Dios dijo a la serpiente: “Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás tierra por todos los días de tu vida. Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza mientras tú herirás su talón” (Génesis 3, 14,15).
            Por medio de estas imágenes literarias que plantea el texto podemos entender realidades espirituales de forma sencilla: “haré que haya enemistad entre ti y la mujer”. La palabra “enemistad” introduce una realidad distinta que no fue propuesta en la creación del ser humano representado por Adán y Eva. En el origen, Dios dio vida al género humano entregándole la creación, después de su caída, Dios estableció “podre enemistad entre ti y la mujer”. Pero, ¿Qué sentido tiene utilizar la palabra “mujer”?, ¿no debiese decir pondré “enemistad entre ti y mis hijos”, “entre ti y mis fieles”?, ¿Por qué Dios uso la frase “ella te pisará la cabeza” y no utilizo “ellos te pisaran…”?.
            La palabra “enemistad” significa la oposición entre dos o más. El tentador representado por la serpiente vive en enemistad con Dios y sus creaturas –lo sabemos- sin embargo, con el género humano no sucede así, solemos ser ambivalentes de forma natural, nos reconciliamos y nos dividimos y deambulamos por la vida luchando entre esas dos posturas: el bien y el mal. Somos como arboles de la ciencia del bien y del mal, tenemos frutos buenos y malos. No tenemos una enemistad completa con el tentador pues cada vez que lo escuchamos y cedemos a la tentación en realidad nos hacemos cómplices con él.  
            Dios al expresar “pondré enemistad entre ti y la mujer” provee el instrumento necesario para que exista un rompimiento completo entre la mujer y el tentador. Este instrumento es un atributo que la une con Dios de forma plena y la aparta del pecado de forma completa, siendo la mujer quien lo recibe y lo entrega a sus descendientes. En el evangelio de San Lucas podemos apreciar el cumplimiento:
            “Llegó el ángel hasta ella y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.” María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.” (Cap. 1, 28-33)
            Fue preservada la mujer por una enemistad contra la serpiente, ella quien pisa la cabeza del tentador, aplastando su lengua que corrompe. Por esta cualidad dada por Dios, otorgó un cuerpo puro para que el Verbo de Dios habitara ahí, alimentándose de ella como hijo que fue y nació, y él vive también esta enemistad completa con el tentador por ser hijo de la mujer y de Dios. Como expresó Jesús cuando se refirió al tentador “él nada tiene en mi” (S. Juan 14,30).